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Es un martes cualquiera, y son las 7.48. Todo en la casa est谩 en calma. 驴Todo? No, no todo. En el silencio de las primeras horas, el ringtone que anuncia un mensaje de texto (la banda de sonido del cartoon El Inspector) suena como un trueno. S贸lo algo muy urgente puede hacer que alguien mande un SMS a esas horas. El usuario entreabre el ojo izquierdo y mira la pantallita: 鈥淭eleRompe te da mas beneficios. Desde ahora y para siempre, con cada recarga de tarjeta que hagas desde $30, te damos el mismo importe en minutos para hablar y SMS鈥.
Es mi茅rcoles, son las 8.03 de la ma帽ana. Otra vez la paz del hogar se altera con el maldito ringtone: parece mentira el poder que tiene el parlantito de los tel茅fonos modernos, piensa el usuario entre puteadas, mientras lee: 鈥淭eleRompe te da mas beneficios, Desde ahora y para siempre, con cada recarga de tarjeta que hagas desde $30, te damos el mismo importe en minutos para hablar y SMS鈥. Al d铆a siguiente, alguien en la central se queda dormido: ya son las 8.45 cuando se reproduce la pesadilla del SMS fantasma. El usuario lee 鈥淭eleRompe esta con vos: solo el 30/3 las recargas virtuales desde $15 se duplican. Las de $15 te dan $15 en SMS...鈥. Sus sensaciones se dividen entre sentirse un boludo por no apagar el tel茅fono a la noche o sentirse un boludo por ser una pelotita m谩s en el gran pinball del negocio de telefon铆a celular.
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As铆 como en el medio circulan varios chistes de m煤sicos, tambi茅n los hay de periodistas de rock: uno de los m谩s crueles se帽ala que la manera m谩s f谩cil de reconocerlos en un concierto es dirigir la vista hacia atr谩s, donde se encontrar谩 una fila de tipos de entrecejo fruncido, brazos cruzados y pies inm贸viles. Es una exageraci贸n, claro, tan brutal como decir que 鈥渆l baterista es el mejor amigo del hombre鈥. Pero es cierto que la piel de un cronista de rock se vuelve inevitablemente m谩s dura con el correr de los recitales, los discos, las entrevistas, el ajetreo cotidiano en lo que comenz贸 como un fanatismo desde la popu. Pero hay ocasiones en las que la armadura c铆nica se viene abajo. Ocasiones como Radiohead en el Club Ciudad.
El mi茅rcoles pasado, en las redacciones, en charlas telef贸nicas, en espacios virtuales, no hab铆a nota discordante. Lo del quinteto de Oxford hab铆a sido demasiado bueno, y nada ten铆an que ver las ganas acumuladas por tanta espera. Desde que la apertura con 鈥15 steps鈥 y 鈥淎irbag鈥 uni贸 las puntas de su disco m谩s reciente y su disco m谩s elogiado, Thom Yorke, Jonny y Colin Greenwood, Ed O鈥橞rien y Phil Selway dieron c谩tedra, un inolvidable banquete para 40 mil personas, un show de esos que hacen que hasta el m谩s curtido periodista se rinda. Lo se帽al贸 Roque Casciero en su cr铆tica para este diario: demasiados grandes momentos. La reencarnaci贸n de Joy Division en 鈥淏odysnatchers鈥. La carne de gallina en 鈥淜arma police鈥, una de las perlas mejor cultivadas del rock ingl茅s. Los estallidos de 鈥淭here there鈥. El terremoto inenarrable de 鈥淭he national anthem鈥. La delicada tristeza de 鈥淣o surprises鈥 y 鈥淰ideotape鈥, con ganas de balearse en un rinc贸n. El regalito de 鈥淐reep鈥. La explosi贸n tecno de 鈥淚dioteque鈥 y ese mantra de 鈥渢ake the money and run, take the money and run...鈥 El arranque psicod茅lico de 鈥淧lanet telex鈥, el fantasma de Pink Floyd asom谩ndose en 鈥淗ouse of cards鈥.
Y ese momento que brilla entre todos los dem谩s, cuando 鈥淧aranoid android鈥 hace temblar los arcos de rugby y de pronto todo se acalla, se cierra la burbuja y hay un coro general que canta 鈥淩ain down, rain down, come on, rain down on me...鈥 y el planeta entero parece detenerse y... vibra el celular en el bolsillo. 驴Qui茅n puede tomarse el trabajo de apretar botoncitos en este momento? 驴Acaso un colega o un amigo que necesita comentarlo a la distancia, escribir algo as铆 como 鈥渂ludo, q pdz d shw tamos viendo!!!鈥? No. Nada de eso.
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Apenas unas cuadras m谩s all谩 puede escucharse el rumor de 鈥淗ow to disappear completely鈥, la canci贸n de Kid A que Ed O鈥橞rien acaba de dedicar a 鈥渁quellos que perdieron sus seres queridos, a los encarcelados y torturados por la dictadura militar鈥. Pero la tormenta lejana de Radiohead queda sofocada por la potente versi贸n de 鈥淧ensar en nada鈥 que Le贸n Gieco lleva adelante con Arbolito. En el ECuNHi se est谩n cerrando las Cuatro Jornadas de Pasi贸n y Lucha convocadas por las Madres. No hay all铆 nada de la parafernalia de luz y sonido que impera en el Club Ciudad, pero s铆 el mismo prop贸sito de transformar la vida a trav茅s del arte. Mientras reclaman mano dura los figurones que se callaron la boca cuando este pa铆s viv铆a con la inseguridad de que un Falcon verde pateara la puerta, Gieco vuelve a pedir vida, a apostar a la sensibilidad social, a recordar que todo est谩 guardado en la memoria. Cerca de Gieco, Demi谩n Frontera baila en su silla de ruedas: a Cristian Vitale, que est谩 cubriendo el evento para P谩gina/12, el momento se le antoja m谩gico, hasta que su celular lo reclama. 驴Un editor ansioso por saber cu谩ndo mandar谩 la nota? 驴El fot贸grafo que necesita saber si ya debe transmitir su trabajo al diario? No.
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Esa misma noche, Gieco vuelve a cantar que 鈥減aso a trav茅s de la gente como el fantasma de Canterville鈥. Es uno de sus temas m谩s conocidos, aunque fue escrito por Charly Garc铆a: una de tantas razones para el abrazo emocionado con que Le贸n y Charly se trenzan en una sala de cine, dos d铆as despu茅s, tras la proyecci贸n de Mundo Alas. En la misma sala hay varios personajes de la cultura y el espect谩culo, a煤n conmovidos por el potente retrato cinematogr谩fico de esa clase de aventuras en las que s贸lo un tipo generoso como Gieco puede embarcarse, porque s铆, por amor, por descubrir en otro las cosas que se pueden aprender, aunque se haya vivido mucho. Pero ese abrazo es especial, porque son dos figuras centrales del rock made in Argentina que se quieren bien, que se conocen desde que esto era un gran campo de concentraci贸n. Charly est谩 reapareciendo de a poco, por ahora solo en el lugar del espectador: en la obra de Gasalla, en el show de Peter Gabriel y el de Radiohead, en el estreno de la peli de Gieco, Sebasti谩n Schindel y Federico Molnar. Se lo ve m谩s gordo, tranquilo, lento, algo perdido, siempre acompa帽ado.
A uno de esos acompa帽antes, Gieco s贸lo le deja un saludo breve y sin mayores inflexiones. Alguna vez le dedic贸 鈥淐antorcito de contramano鈥, y Le贸n no es un tipo que se baje de sus convicciones. Un testigo de la escena est谩 recordando aquello de 鈥渕e gusta el mar, tengo alma de marinero鈥 y 鈥渄onde empieza mi bandera se terminan las dem谩s鈥, justo cuando le suena la alarma de SMS.
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鈥揃uenos d铆as, se帽or. 驴En qu茅 puedo ayudarlo?
鈥揈spero que en mucho: quiero que dejen de mandarme correo basura por el celular.
鈥揅reo que no lo entiendo, se帽or.
鈥揈s f谩cil de entender: si yo recibo una y otra vez en mi casilla de mail promociones que no solicit茅, se llama spam, o correo basura. Los SMS que me mandan ustedes son exactamente eso, y quiero que dejen de enviarlos. Que los bloqueen, o algo.
鈥揝e帽or, esos mensajes no pueden ser bloqueados. Lo 煤nico que puedo ofrecerle es bloquear su tel茅fono en el horario que usted me indique.
鈥揘o, yo no quiero que me bloqueen el tel茅fono. Quiero que dejen de mandarme los mensajes de TeleRompe.
鈥揚ero, se帽or, si no le enviamos los mensajes, 驴c贸mo se va a enterar de nuestras ofertas?
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La semana, una semana de emociones fuertes, se termina. El cronista est谩 buscando el punto final, el concepto, la esquiva frase elegante para cerrar su columna. El maldito aparato suena otra vez. 鈥淎hora podes descargarte el ringtone de Operaci贸n Gran Hermano. Envia gratis un SMS al...鈥 Cierra el archivo de texto, y se pone a pensar planes para ponerle un buen ca帽o a TeleRompe.
Se buscan c贸mplices.
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