La celebración del Bicentenario de la Revolución de Mayo constituye una oportunidad inigualable de cara a nuestro futuro común como Nación. Efectivamente, la revolución es un hecho del pasado, pero también –y no en menor medida– un dador de sentido de nuestro presente y futuro. Por ello, la revolución es un terreno de disputa con alto potencial polÃtico. En dicha disputa se juega nada más ni nada menos que nuestra capacidad para lograr grandes acuerdos en torno a una identidad y a un proyecto estratégico de paÃs para el siglo XXI: una Nación moderna, un paÃs independiente, un Estado fuerte, una sociedad próspera. La Argentina de 2010 llega luchando por la concreción de una estrategia de desarrollo alternativa, basada en la creación de rentas a través de intangibles, básicamente la innovación y la acumulación de conocimientos. Se trata de una Argentina orgullosa de su pasado cultural profundo, integrada a América latina sobre la base de una estricta autonomÃa internacional. Se trata también de una Argentina que ha decidido apostar por un modelo inclusivo, generador de empleo y sostenedor de los derechos humanos. Entre las obras que forman parte de esta estrategia re-fundacional quisiera destacar dos. La creación de un Polo CientÃfico Tecnológico en las ex Bodegas Giol, que servirá para la gestión y producción de conocimiento, y que albergará al Ministerio de Ciencia creado por este Gobierno, al Conicet, y una serie de institutos de investigación vinculados con el entramado productivo nacional. Asimismo se construirán en todo el paÃs 200 Casas de la Historia y la Cultura del Bicentenario, que albergarán cines, teatros y museos. Las casas serán construidas en su mayorÃa en pueblos que carecÃan, valga la redundancia, de un cine, un teatro y un museo. De esta forma, la SecretarÃa de Cultura de la Nación, a cargo de Jorge Coscia, está saldando una deuda histórica, una deuda con el desarrollo nacional. Los estudios de desarrollo y la evidencia empÃrica internacional muestran que un modelo intensivo en conocimiento permite en el largo plazo mayores niveles y estabilidad en la curva del crecimiento, todo lo cual facilita la creación de empleo calificado y la distribución del ingreso. Se trata de cerrar la brecha tecnológica con los paÃses más desarrollados, de hacer de la Argentina un gran paÃs. Claro que esta apuesta requiere transformaciones estructurales, transformaciones que afectan intereses. Este Gobierno, sustentado en amplios sectores sociales que entienden el desafÃo histórico del bicentenario, no está dispuesto ha ceder a la alianza excluyente del primer Centenario.
* Coordinador de la Unidad Bicentenario SecretarÃa de Cultura de la Presidencia de la Nación.
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