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Jueves, 6 de mayo de 2010
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Se presentó Abya Yala – Hijos de la tierra, de Sebastián Miquel

Un enfoque sobre la revolución posible

En su libro –coeditado por Página/12, el C.C. de la Cooperación y la Universidad de Quilmes–, el fotógrafo retrató la cotidianidad de la Túpac Amaru. En la Feria estuvieron junto a él la gran protagonista, Milagro Sala, y el escritor Noé Jitrik.

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El libro de Miquel fue definido como “un aporte al debate nacional sobre qué país queremos”.

La palabra que más se pronunció fue “revolución”. Y eso que no hubo banderas que materializaran el tinte político del encuentro, como sí lo hicieron los aplausos cada vez que una idea prendía en la platea. “Todavía no entendemos por qué nos atacan tanto. Es que hicimos la revolución y como queríamos: cambiando cabezas. Y eso que comenzamos sin tener nada, nada, nada”, sostuvo una emocionada Milagro Sala, líder de la Túpac Amaru, durante la presentación de Abya Yala – Hijos de la tierra, el martes en la Feria del Libro. Su autor, Sebastián Miquel, fotógrafo y politólogo, trajo de Jujuy –el corazón de la organización popular– “un relato del día a día de la Túpac, que es mucho más que un espacio de trabajo, porque se milita y se crea conciencia”, explicó. El libro, coeditado por el Centro Cultural de la Cooperación, la Universidad Nacional de Quilmes y Página/12, reúne un centenar de imágenes en blanco y negro que grafican cómo la nada devino en un todo: viviendas, comedores, guarderías, fábricas y enormes piletas, con prólogo y epígrafes de Noé Jitrik.

La presentación comenzó media hora más tarde de lo anunciado debido al retraso de Sala. Cuando arribó al lugar, el centenar de asistentes se puso de pie y la aplaudió cálidamente. “Cuando se ríe tiene cara de nena”, comentaron dos mujeres que durante la espera no hicieron otra cosa que hablar de ella. Es que, pese a la heterogeneidad del público, la sensación que campeaba era la de un profundo respeto por la Túpac, hecha carne en la figura de Milagro y de algunos dirigentes que la escuchaban desde la platea. “Me emocioné mucho porque como toda coya ya me entra nostalgia de volver al pago”, soltó, para inaugurar un discurso gracioso, plagado de anécdotas. La que sigue es apenas una de las tantas: “Ya van dos veces que nos cae la AGN (Auditoría General de la Nación), una oficina creada en el Senado para investigar quién roba plata. ¡Oh, casualidad! Vinieron seis tipos de traje, zapatos, corbata bien dura. Ese día me agarró diarrea. Se comunicaban con Buenos Aires y decían ‘mirá que está todo puesto, acá tienen que mandar a un sociólogo’. Yo les dije ‘no nos van a mandar un sociólogo que nos estudie como lo hizo Colón’. Sucede que una vez más les demostramos cómo se trabaja”.

La relevancia del libro es que “es un aporte al debate nacional sobre qué país queremos”, sostuvo Jorge Testero, coordinador del área Editorial del CCC. Teñida de política, la charla atravesó diversos ejes: los medios de comunicación, la lucha popular, la presión de las empresas a las organizaciones sociales y la discriminación histórica entre clases sociales. No tardarían en llegar las críticas al senador Gerardo Morales, quien arremetió contra la Túpac en octubre, acusándola de haberle hecho un escrache. “Cuando nos sobró plata hicimos la pileta. Comenzaron a decir que los tupaqueros íbamos en camino de gorilas. Las empresas también golpean a las organizaciones sociales, porque, en nuestro caso, tenemos cinco fábricas (una textil, dos metalúrgicas, una bloquera-adoquinera y una carpintería), y los trabajadores están en blanco. Las construimos pensando en el futuro. El día que dejemos de construir viviendas no queremos tocarle la puerta al Gobierno pidiendo planes trabajar. Por eso Morales dice que nos convertimos en nuevos empresarios”, se lamentó. “Si los empresarios hicieran lo que nosotros hicimos, seguramente saldrían en Clarín o en La Nación. Nosotros en ese esquema no cabemos. O sí, pero sólo para criticarnos.”

Fue precisamente aquel emblemático episodio, el del escrache y su correlato mediático, el que motivó a Miquel a realizar su trabajo. En un país que se caracterizó históricamente por las oposiciones, la idea era mostrar otra verdad, producir otro sentido. “Me consta que muchos periodistas que hablaron muy en contra de la Túpac lloraron al ver su obra. Yo no, me llené de bronca de ver cómo se ataca a una organización que ha sido revolucionaria y un ejemplo para que muchas otras puedan seguirlo”, expuso Miquel. A partir de su situación particular de tener “una tía muy gorila” que no quiso asistir a la presentación del libro, Miquel se refirió “al argentino que no conoce y que automáticamente sale a decir que ellos son negros que viven de arriba o del Estado y que nos sacan la plata a los argentinos”. Y concluyó con uno de los pasajes más aplaudidos: “Que el Estado apoye a los actores empobrecidos debería ser normal, igual que el hecho de que una líder social administre bien los fondos. Este libro no debería haberse hecho”.

El encargado de definir cuál es la revolución que toma forma cotidianamante en la Túpac fue Noé Jitrik: “Parece una idea armada, utópica. Pero vista desde el trabajo de Sebastián, la revolución es un tipo de acciones que aparece en categorías vitales de pensamiento y de realización, aparentemente elementales, pero que son revolucionarias.” Al escritor se lo veía tan emocionado como a Sala. “Tengo a la protagonista aquí al lado. Me da la mano, me saluda, y eso me hace muy bien”, expresó, y desató algunas carcajadas. También confesó que la “energía” de Sala lo deja “atónito y cansado”. El escritor comparó la experiencia de la Túpac con un emprendimiento mexicano que conoció en 1976. “Pensé que esto era imposible en la Argentina. En la dictadura, obviamente, pero también en la pálida democracia argentina ligada a convencionalismos oprimentes”.

Luego, Jitrik introdujo otra punta de debate. “No podía hacer este discurso irresponsable sin hablar del trabajo concreto de Sebastián, el de la fotografía”, manifestó. “La cámara es un ojo dirigido por otro, el del fotógrafo. Son dos visiones distintas. La profundidad que se obtiene al captar una imagen, por ejemplo, es propia de la visión de la cámara, no del fotógrafo. Y el tercero es el del espectador, que ve lo que su propio ojo es capaz de ver. Hay ojos que no ven nada y otros que lo ven todo. Hay gente que en la calle ve los rostros que están a su alrededor, y hay otra que dice ‘hay mucha gente’, pero que no ve rostros”. De ahí el poder del libro, como puerta de acceso a una realidad que puede combatir astigmatismos o miopías. “La Túpac me sirve para pensar en lo que no hago, lo que puedo hacer, lo que me he permitido a mí mismo”, dijo Jitrik. “Es una experiencia que problematiza, un valor para una sociedad que tiende a lugares comunes, cosas triviales, estupideces”.

Tanto Testero como el rector de la UNQui, Gustavo Lugones, coincidieron en la relevancia del trabajo de cara al Bicentenario. Por eso a la charla no le faltó una perspectiva histórica sobre los pueblos originarios. “Nosotros respetamos la fecha. Queremos a San Martín, a Sarmiento y a Belgrano. Bueno, con Roca no me tomaría un café... Pero aun así, aclaramos que antes de los 200 años existíamos nosotros”, recalcó Sala, y anunció la marcha a la ciudad de Buenos aires que tienen prevista representantes de diferentes comunidades indígenas de todo el país desde el 12 al 20 de mayo. También se refirió a casos actuales de “discriminación”. “Con eso del avance tecnológico y la plantación de la soja, vienen a desmontar y joden a muchísimas comunidades. Nosotros vivimos del mismo suelo que tenían nuestros antepasados. El sol, el agua, la tierra y el monte tienen vida para nosotros, por eso cuidamos el medio ambiente. No puede ser que vengan con topadoras a llevarnos por delante. Y esto lo digo en representación de muchas comunidades”.

Antes de dejar el lugar, los asistentes se abalanzaron sobre Sala para que les firmara los ejemplares recién adquiridos. Muchos ojos podrán cruzarse ahora con ojos lejanos, como dijo Jitrik. “Este libro está lleno de miradas. Si hay algo que organiza la serie es los ojos que Sebastián ha encontrado. Son un resplandor. El libro cuestiona qué es lo posible y qué es lo imposible. Y en esa mirada está la revolución.”

Informe: María Daniela Yaccar.

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