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Jueves, 6 de mayo de 2010
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Tener lo que se tiene fue premiado como Libro del Año

La celebración de la poesía

“Este gesto recuerda que la poesía argentina compite en las grandes ligas, igual que la ficción, igual que el ensayo”, dice la poeta Diana Bellessi, que recibirá la distinción hoy a las 20.30 en la Sala Borges del predio de La Rural.

Por Silvina Friera
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“El poema va en contra de ese ruido comunicacional de la lengua para ir a otra parte”, dice Bellessi.

Cuando la declararon ciudadana ilustre, hace apenas dos semanas, agradeció la distinción. Pero reclamó el apoyo económico del Estado a los artistas: “Que el honor venga con el pan bajo el brazo, y no sólo con el espectáculo de la cultura”. Diana Bellessi ahora toma un cafecito acompañada de su inseparable Talita, la perra fox terrier. En el barrio de Palermo, en la esquina de Carranza y Guatemala, se mezclan el acento cubano del mozo –y el atronador reggaetón que escuchan en el bar– con los pibes que acaban de salir de la escuela y la voz de la poeta. Es una voz cálida que celebra una vida dedicada a la poesía. Una voz que confiesa el “pequeño asombro” que le genera que su poesía reunida en Tener lo que se tiene (Adriana Hidalgo) haya ganado el premio Al Mejor Libro del Año en esta 36ª edición de la Feria del libro. “La poesía argentina compite en las grandes ligas, igual que la ficción, igual que el ensayo”, dice la poeta, que recibirá el premio hoy a las 20.30 en la Sala Borges del predio de La Rural, donde dialogará con el crítico Jorge Monteleone, autor del prólogo del libro premiado.

Más allá del asombro y la alegría personal, Bellessi señala a Página/12 que el premio Al Mejor Libro del Año es también un reconocimiento a la editorial, que valorizó la poesía y se arriesgó a publicar un libro caro, por la cantidad de páginas que tiene. “Y no lo ha hecho sólo conmigo, sino con (Arnaldo) Calveyra, (Juana) Bignozzi, (Paco) Urondo y (Amelia) Biagoni”, enumera la poeta. “Es una pequeña editorial con distribución nacional e internacional que se ha jugado en su catálogo por la poesía”, subraya. “Así que este premio es para mí y para la editorial que lo publicó. Este gesto de Adriana Hidalgo, más otras pequeñas editoriales que sostenidamente han venido publicando la poesía argentina, recuerda que la poesía compite en las grandes ligas, igual que la ficción, igual que el ensayo”. El Premio Fundación El libro “Al Mejor Libro Argentino de Creación Literaria” entrega cinco mil pesos al autor elegido. El jurado que votó a Tener lo que se tiene (un libro de más de 1200 páginas) estuvo integrado por Pupi Agüero, Gigliola “Canela” Zecchin, Verónica Chiaravalli, Telma Luzzani, Cristina Mucci, Patricia Rodón, Vicente Battista, Oche Califa, Ezequiel Martínez, Sergio Olguín, Guillermo Piro, Víctor Redondo, Maximiliano Tomas y Máximo Soto.

¿Si a la niñita que nació y creció en el pueblo de Zaballa (Santa Fe) le hubieran augurado que sería Ciudadana Ilustre de la ciudad de Buenos Aires y que su poesía reunida ganaría un premio, tal vez no lo hubiera creído?, pregunta Página/12. “Le hubiera parecido poco, si soy sincera –retruca Bellessi–, porque esa niñita no apelaba al pequeño éxito local, sino a la gloria. Cuando digo gloria, quiero decir que podía ser que nadie conociera mi nombre, pero que en algún momento mi poesía estaría en las bocas de la gente. Está más agradecida la adulta que la niñita.” Hasta los intensos ojazos azules de la poeta se ríen. “Longfellow decía que los sueños de la juventud son amplios; ahora me he acostumbrado a que la gente de mi pueblo aparezca con el diario en la casa de mi hermana. Me da una ternurita muy grande, porque yo me vuelvo pequeñita y la gente de mi pueblo se vuelve muy grande.” Después de la publicación de su poesía reunida, todos los poemas le parecen más cercanos. “Por primera vez puedo leer por cualquier parte el libro y los poemas los sigo sintiendo muy míos; cosa que antes no me pasaba, porque el libro anterior envejecía rápidamente con la aparición de uno nuevo.”

La autora estuvo revisando los poemas que escribió en el verano en su casita de la isla, en el Tigre. Y se llevó una grata sorpresa. “El efecto de la publicación de un libro que tuvo cierto éxito hizo que me retirara hasta de la posibilidad de escribir, del lenguaje mismo. Cada vez que percibía un verso y me ponía a escribir un poema, rápidamente se me disolvía en una especie de inutilidad de la lengua y desconfianza del lenguaje. Pero ahora los miro y veo que no están mal, que uno va a tener siempre algo para decir y lo va a seguir diciendo”, plantea. “Pero los temas son muy pequeños; digamos que el motivo, como diría Girri, son esas criaturitas que nadie mira: una oruguita, un chanchito, un pajarito, una pavita, como si ellos pudieran sacarme del ruido, del lenguaje como ruido. El poema va en contra de ese ruido comunicacional de la lengua para ir a otra parte. Hubo mucho ruido alrededor y a la condición anónima, misteriosa y secreta de la poesía ese ruido le viene mal.”

–Si ha construido un jardín, parafraseando uno de sus poemas, ¿qué celebra de ese jardín y qué le falta?

–Celebro que hice lo mejor que pude, y en cuanto a lo que falta no sé... Si supiera, creo que no podría escribir nada. Ese no saber es el que de pronto te pone en el misterio del verso. Es preferible siempre escribir sin saber, aunque pasada la mitad del libro uno sabe algo del tono o de lo formal. Para volver a parafrasear a San Juan de la Cruz, como lo hizo Gamoneda el otro día en la Feria, es bueno ese “no saber, sabiendo”. Ese “no saber” me mantendrá escribiendo hasta el fin...

Como el poema homónimo del libro premiado, Talita y la poeta volverán en un rato a casa. “Y tener lo que se tiene, dejame el presente.”

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