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Viernes, 24 de septiembre de 2010
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HOY SE ESTRENA CERRO BAYO, LA UNICA PELICULA ARGENTINA EN LA COMPETENCIA OFICIAL

Dinero, familia y un drama con toques de comedia

La segunda película de Victoria Galardi –ya había codirigido Amorosa soledad– narra la historia de dos hermanas muy distintas que se enfrentan al hecho de que su madre quedó en coma tras un intento de suicidio.

Por Oscar Ranzani
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Galardi, otra vez en San Sebastián: su primer film se llevó el Premio del Público Joven en 2008.

La esperanza argentina de alzarse con una Concha en el Festival de San Sebastián está centrada en Cerro Bayo, ópera prima solista de Victoria Galardi, que hoy tendrá su première mundial en suelo donostiarra. No es la primera vez que esta directora compite en este certamen, ya que en 2008 presentó Amorosa soledad –codirigida con Martín Carranza– en la sección Nuevos Directores y obtuvo el Premio del Público Joven. Es por eso que Galardi manifiesta una alegría de volver a un lugar donde fue bien recibida, aunque también recalca que no tuvo mucho tiempo de celebrarlo: “Terminé de filmar a principios de mayo, en junio tenía un corte de la película, a fines de ese mes la mandamos a San Sebastián, y entramos”. La cineasta también comenta la importancia de que el film esté en la Competencia Oficial de San Sebastián, ya que “los festivales sirven para ayudar a que las películas que no tienen un elenco o un director demasiado taquillero se conozcan y se vendan en el mundo”.

La historia de Cerro Bayo tiene al dinero como gran protagonista. Todo sucede en Villa La Angostura, donde Galardi vivió hasta los 17 años, por lo que conoce las costumbres de sus pobladores como la palma de su mano. Al parecer, la anciana Juana ganó dinero en el casino pero, aunque la película no lo señale, su vida es un tormento. Entonces decide suicidarse dejando fluir el gas en su casa. Pero falla en el intento y queda en estado de coma, casi irreversible. Marta (Adriana Barraza), su hija, sufre las consecuencias de esta desgracia y le avisa a su hermana Mercedes (Verónica Llinás), que vive en la ciudad. A partir de ese momento, la historia se transforma en una lucha por la ambición del dinero de Juana que involucra a toda la familia y que saca a flote las miserias humanas y la necesidad de encontrar un destino venturoso por parte de cada uno de los protagonistas.

Si bien el territorio donde transcurre esta historia es un protagonista más, Galardi resalta que cuidó mucho que el film no sonara localista. “Si bien estaba contando una historia particular en un pueblo determinado, no me interesaba que la gente que no conoce Villa La Angostura o que no esquía se quedara afuera de la película. Justamente hay determinados temas que me interesan tratar –como el dinero, las relaciones entre las familias y el dinero, las herencias, la ambición– que se trasladan a cualquier pueblo”, explica en diálogo con Página/12.

–Si bien tiene elementos graciosos, ¿se podría definir a Cerro Bayo como un drama familiar?

–Sí, es un drama con toques de comedia, más que una comedia dramática.

–Justamente, si Amorosa soledad tenía momentos dramáticos en un contexto más bien gracioso, Cerro Bayo parece ser la contracara: tiene momentos graciosos en un contexto muy dramático.

–Sí, por lo general a mí las situaciones dramáticas me causan gracia. Intento ver la vida así, no tomándome todo demasiado en serio. Y creo que en Amorosa soledad, a través del relato del abandono de una chica por su novio y el sufrimiento que implicaba, se convertía en algo patético y gracioso. En este caso hay muchas cosas que son dramáticas y en determinados momentos intento llevarlas a la comedia porque es lo que pasa todo el tiempo en la vida. A veces estás llorando y a los cinco minutos te estás matando de risa.

–Por momentos parece que Marta y Mercedes representan el bien y el mal, la pureza y la impureza, aunque está claro que no existen los términos absolutos en cuanto a estas categorizaciones.

–Prefiero no pensarlas como que son el bien y el mal. Son como cualquiera de los seres humanos: un poco malas y un poco buenas. Después, cada una adopta en la vida la parte que más le convino o la que pudo. Mercedes no puede con su vida y tiene más bien un espíritu de supervivencia y, en algunos casos, tiene que ser más miserable y más egoísta. Pero también creo que si bien Marta parece la más buena de la familia, también es egoísta y manipuladora. Parece que es la única que llora y se ocupa de la madre, pero con el llanto también logra absolutamente lo que quiere. Así como son diferentes, también se parecen mucho.

–¿Cómo trabajó la ambigüedad de los personajes?

–Si bien Mercedes puede ser la menos querible, a mí me sucede lo contrario: reconozco la miseria que existe en ese personaje, la entiendo, la comprendo, me enternece, me da pena. Con Verónica Llinás siempre insistíamos en que lo importante no era hacer “la mala”. “Si hacemos la mala estamos en problemas”, le decía. Y creo que no quedó para nada como “la mala”. En el caso de Adriana Barraza, que interpreta a Marta, fue lo mismo. Adriana tiene de por sí una manera muy dulce de hablar y de decir. Entonces, su physique du rôle y su manera de hablar ayudaban mucho a agregarle a ese personaje lo que le tocaba decir en los diálogos.

–¿Por qué hay tantas diferencias en las concepciones ideológicas y en las escalas de valores de esta familia?

–No sé si son escalas de valores. Cada uno está con su objetivo. Mercedes claramente es una mujer que tiene deudas, necesita sobrevivir, y tiene un problema con el juego. Cada uno está ocupado de cosas diferentes. Nahuel, el hijo de Marta, necesita irse de ese pueblo, y la única manera de escapar de esa situación es consiguiendo dinero para irse. No quisiera juzgarlos, sobre todo al personaje de Mercedes. La veo como una sobreviviente. Probablemente ese dinero que pueda llevarse no solucione nada de su vida. Es una mujer que se quedó atada a un hombre del que nunca se separó, se fue de un pueblo escapando de esa situación y en la ciudad tampoco construyó nada. Tampoco resolvió nunca su relación con su mamá. También sufre...

–¿En los momentos difíciles se ven las verdaderas intenciones de las personas?

–Creo que las verdaderas intenciones de las personas se ven en las buenas.

–¿Por qué?

–Es lo que pienso en la vida. Los amigos se ven en las buenas. Siento que es mucho más fácil consolar a alguien que alegrarse por la felicidad del otro.

–¿El film también busca señalar que el dinero puede ser considerado más importante que el valor de la vida?

–Nunca lo pensé así, pero el dinero tiene un valor muy importante dentro de las conversaciones y dentro de las oportunidades de cada uno de los personajes. Es algo que a mí me llama la atención en casi todas las familias, en conversaciones entre amigos o de parejas. El dinero es un tema de conversación muy recurrente entre hermanos por temas de herencia, y dentro de las parejas, por su falta, por tener mucho o por la necesidad de obtener algo. Incluso sobre las películas se habla más de cuánto recaudan que de cómo son.

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