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Viernes, 4 de febrero de 2011
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EL MALLORQUI PEP TOSAR INTERPRETA LA HISTORIA DEL SEÑOR SOMMER EN EL BELISARIO

Llegar al público desde la poesía

El actor español, que ya hizo más de 800 funciones de la obra basada en un cuento de Patrick Süskind, se queja del estado de la actividad en su país y habla de su sala Circol Maldá como “un refugio para la palabra” frente al avasallamiento de lo comercial.

Por Cecilia Hopkins
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Pep Tosar repone La historia del señor Sommer desde 1993.

El cuento “La historia del señor Sommer”, escrito en 1991 por el alemán Patrick Süskind (autor de El perfume, entre otros textos), sirve de base para el espectáculo homónimo que está presentando en el teatro Belisario el actor mallorquí Pep Tosar. Dirigido por el catalán Xicu Masó, el monólogo se ciñe al texto original, convirtiendo al narrador de la historia en un actor de un cabaret literario no convencional. Refugiado en la copa de los árboles, el protagonista habla de sus andanzas infantiles en el tranquilo pueblo de Obemsee y, en especial de sus encuentros con el misterioso personaje que da título a la obra, un paseante solitario que parece huir del mundo civilizado. La historia del señor Sommer fue estrenada en Barcelona en 1993, distinguida ese mismo año con el premio especial de la crítica y repuesta durante dieciséis años. Ya lleva más de 800 funciones.

Tosar comenzó su carrera en el Teatro Lliure, tras estudiar actuación en el Instituto del Teatro de Barcelona, donde hoy es docente. Junto a esa mítica compañía independiente realizó siete montajes. Según el actor y también director, el Lliure marcó un antes y un después en el teatro de su país. “Se inició unos cuatro meses después de la muerte de Franco y es lo más importante que pasó en el teatro español”, resume ante Página/12, antes de lamentar que en la España de los ‘90 se haya iniciado un proceso de pauperización cultural. Según su punto de vista, el teatro comercial ganó terreno por sobre el teatro de arte y, “muy influido por la televisión, vulgarizó la actividad teatral”. No obstante, Tosar no desdeña la idea de hacer un teatro comercial, aun cuando se encuentre muy ligado a la literatura: “La historia... es un texto ligero, para todo público, no es Nietzsche”, bromea. Sin embargo, este espectáculo se ha convertido en Barcelona en una obra de culto, tal vez porque en el momento de su estreno ya no había salas en la ciudad para espectáculos como éste. Por este motivo es que Tosar dirige él mismo el Circol Maldá, un pequeño reducto exquisitamente ambientado, donde se realizan espectáculos teatrales y musicales. “No tengo problemas en que exista el teatro comercial –advierte el actor–, pero me parece desproporcionado que el teatro que tiene que ver con la literatura tenga que hacerse en catacumbas.”

Hasta el momento, Tosar ha interpretado y producido varios espectáculos basados en textos literarios, ya sea en la obra de Antonio Tabucchi o en la de poetas de su tierra, como el mallorquí Blai Bonet. Para más adelante planea poner alguna obra de Shakespeare sin practicarle cambios en el texto. “Hoy se intenta transformarlo todo y es por eso que me parece que sería un desafío no tocarle ni una coma a un texto suyo”, afirma.

–¿Cómo surgió La historia...?

–Este fue el primer espectáculo producido por mí, un modo de hacer teatro que se está volviendo común en España. Es lo que llamo la “argentinización del teatro”. Esperemos que allí se tome todo lo bueno de lo que aquí ocurre, porque no me parece que el teatro deba surgir de la miseria...

–¿Qué pasaba en España con el teatro antes de los ’90?

–Antes no había diferencia entre lo comercial y el teatro de arte. En los ’80 –la etapa de la transición y la movida madrileña–, el teatro estaba protegido y apoyado por la administración.

–¿Cómo es reponer un mismo espectáculo durante dieciséis años?

–La historia... es una obra que me plantea desafíos permanentemente, nunca la hago poniendo el piloto automático. Cambiar de lengua –hacerla en catalán o en castellano– también es algo que me estimula. Es muy diferente cuando se hace teatro con otros actores y se comparte la responsabilidad del espectáculo. Sin embargo, cuando pasa un tiempo, vuelvo a tener la necesidad de hacer La historia... y volver a la soledad profesional.

–¿Qué cambia en usted como intérprete?

–Esta es una obra que habla del paso del tiempo, y para mí no es lo mismo hacerla a los 30 que hoy, cerca de los 50. Cambia la perspectiva desde que uno sabe que ha iniciado el largo camino hacia la muerte. Entonces estoy más cercano a comprender el misterio del señor Sommer.

–Su fuerte es el teatro basado en la literatura...

–En algunos espectáculos utilicé la narrativa documental para referirme a la vida y la obra de poetas españoles. Me gusta hacer procesos de adaptación de textos, lo paso muy bien. Por defecto profesional, hasta leo el periódico pensando en que puede ser un material apto para dramatizar.

–¿Qué es lo que tiene en cuenta cuando realiza versiones?

–Lo contemporáneo. Muchos recuerdos de Ivanov, por ejemplo, son la recreación de los conflictos de los personajes de Chejov desde unas coordenadas contemporáneas. Los personajes se conocen en Inglaterra en los ’70. En esa época, conocida como el tardofranquismo, era muy común que la gente emigrara hacia ese país o hacia Francia para eludir las prohibiciones. Luego de la muerte de Franco, los personajes vuelven a España y deben enfrentar la decadencia cultural de los ’90.

–¿Todo tema contemporáneo sirve para adaptar?

–No me parece que para acercar el teatro al público haya que transformar a los personajes de una obra de Shakespeare en puteros cocainómanos. Es verdad que la poesía no está de moda, pero no quiero participar en ese asunto de hacer que el teatro se parezca a la televisión. No querría convertir a Hamlet en un conductor de autobús. Antes, preferiría ser yo mismo el conductor de autobús.

–¿Cómo definiría el perfil de Circol Maldá, su sala?

–Me parece un desafío llegar al público desde la poesía. Así que allí estamos en un lugar de resistencia... a pesar nuestro. Circol Maldá es una especie de refugio para la palabra porque, para nosotros, es la palabra lo que va delante.

* La historia del señor Sommer puede verse los viernes y sábados a las 21, y los domingos a las 20, en el teatro Belisario, Corrientes 1624.

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