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En un reportaje publicado en el ejemplar del 26 de diciembre, el autor Marcelo Camaño se queja por las condiciones contractuales que padecen los guionistas argentinos que escriben para la televisión. Tiene razón. Los autores están sometidos a un régimen leonino que imponen las productoras, tanto las privadas como las del Estado. Sugiere, sin mayores detalles, que los autores resisten a este atropello y dice textualmente: “Y en esa búsqueda estamos solos, porque Argentores nos ha dejado de lado”.
Eso no es cierto.
Es una historia que viene de lejos. Hasta mediados de la década del ’90, el autor de televisión era respetado. Y vale retroceder a años anteriores, cuando era una estrella, tan importante como los actores. Recordemos que existía “El teleteatro de Alberto Migré”, que Abel Santa Cruz o Celia Alcántara (para nombrar sólo a algunos) eran nombres populares. Ese prestigio se fue degradando y culminó con el arrinconamiento que denuncia Camaño.
Desconozco cuál es la responsabilidad del Argentores de ese entonces en este proceso de decadencia. Desconozco si Argentores hizo algo por detener este deterioro y desconozco si los autores le reclamaron a Argentores que hiciera algo. Pero estoy seguro de la importancia que el actual Argentores le dio al tema.
A los hechos.
Desde el comienzo de esta gestión, el Consejo de Televisión inició un diálogo abierto con los autores. Se hicieron reuniones con la presencia de hasta treinta autores para analizar su situación y emprender conjuntamente acciones destinadas a revertir la situación. En un momento se decidió formar una comisión que los represente. Eligieron a tres autores de primera línea, Ismael “Paco” Hase, Ernesto Korovsky y Omar Quiroga. De algunas de esas reuniones participó el propio Camaño. Como resultado se confeccionó un convenio base y se iniciaron conversaciones con las productoras. Participaron integrantes del Consejo de Televisión, asesores legales y, en nombre de los autores, Paco Hase.
El tema es muy complejo y excede los límites de estas líneas. Pero algo queda claro. Podrán decir los autores que la gestión de Argentores no es eficaz. Es discutible. Lo que no se puede afirmar con seriedad es que Argentores los deja solos.
* Presidente de Argentores
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