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Jueves, 9 de febrero de 2012
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Hoy comienza la 62ª edición del Festival de Berlín

Un festival en el que prima el espíritu de descubrimiento

Este año no habrá ningún film latinoamericano en la competencia oficial, dominada ampliamente por el cine europeo y asiático. Y ante la inminencia del Oscar, tampoco se verán a demasiadas estrellas de Hollywood en la alfombra roja.

Por Luciano Monteagudo
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Les adieux à la reine, de Benoit Jacquot, será la película que abrirá hoy la Berlinale.

Desde Berlín

Más de uno podría pensar que van a rodar cabezas este año en la Berlinale. En primer lugar, porque la película de apertura de esta noche es Les adieux à la reine, un film de Benoit Jacquot ambientado en tiempos de la Revolución Francesa, con la franco-alemana Diane Kruger (¿se acuerdan de la bella espía Bridget von Hammersmark de Bastardos sin gloria?) como María Antonieta. Pero también porque los auspiciantes, como ya sucedió también el año pasado, no van a tener demasiadas estrellas para promocionar sus marcas en la alfombra roja. Primero, porque ninguna va a atreverse a mostrar su escote con una temperatura promedio de 12 bajo cero. Y luego porque estrellas, se entiende, son las de Hollywood, y de ésas este año parece que habrá pocas.

Sucede que desde que la ceremonia del Oscar se viene adelantando en el calendario, la Berlinale ha ido perdiendo el privilegio de tener a las principales candidatas –y sus respectivos protagonistas– en su programación, porque la mayoría de los títulos nominados por la Academia de Hollywood en esta fecha ya están estrenados en casi todo el mundo. Pero lo que puede ser malo para los auspiciantes, es bueno para el cine: el año pasado, sin ir más lejos, la película ganadora del Oso de Oro, la iraní Nader y Simin, una separación (de próximo estreno en la Argentina), se convirtió en una revelación internacional, al punto que ahora es la gran favorita a llevarse el Oscar al mejor film extranjero de la próxima ceremonia de la Academia de Hollywood, el 26 de febrero. Con lo cual, a su manera, la Berlinale se adelantó en un año al Oscar.

Ese, en todo caso, debería ser el objetivo de un festival de cine como el de Berlín: ir por delante de los acontecimientos, crearlos incluso, en vez de ir corriendo detrás, en busca de unas luces que no son las propias. Ese espíritu de descubrimiento es el que prima también en esta nueva edición, la número 62, cuya competencia oficial, integrada por 17 títulos, está dominada ampliamente por el cine europeo y asiático. El cine latinoamericano, en todo caso, es el gran ausente este año, aunque el cine argentino en particular estará desplegado en otras secciones, particularmente el Forum del Cine Joven y en Generation (ver aparte).

Los dueños de casa, en principio, ponen dos de sus mejores directores en carrera por el Oso de Oro. Christian Petzold, quizás el mayor referente de la llamada Escuela de Berlín, autor de Yella, La seguridad interior y Jerichow, entre otros títulos que ya estuvieron en el festival y se conocieron también en Buenos Aires, presenta su nueva producción, titulada Barbara, ambientada en los años ’80 en la ex Alemania oriental, donde una médica eminente planea escapar a Occidente. Por su parte, Hans Christian Schmid, el realizador de Réquiem y Luces distantes, propone en Was bleibt, la historia de una crisis familiar en una casona de los alrededores de Berlín.

Como si el festival hubiera querido estar a tono con el liderazgo que Angela Merkel y Nicolas Sarkozy se han atribuido en Europa, la otra gran cinematografía europea fuertemente representada en esta edición de la Berlinale es Francia. No sólo tiene la apertura de hoy con el film de reconstrucción histórica de Jacquot, previamente mencionado. También hay que contabilizar A moi seule (A mí sola), tercer largometraje de Frédéric Videau, sobre una niña secuestrada y reaparecida. Y, sobre todo, Aujourd’hui (Hoy), la vuelta del director franco-senegalés Alain Gomis, que una década atrás había ganado la atención internacional después de llevarse el premio a la mejor ópera prima del Festival de Locarno por L’Afrance, también exhibida en su momento en el Bafici.

Otro conocido del festival porteño que participa este año en la competencia oficial de la Berlinale es el portugués Miguel Gomes, uno de los nombres fundamentales del cine contemporáneo. El extraordinario autor de La cara que mereces y Aquel querido mes de agosto, que fue objeto de un foco especial en el Bafici ’09, presenta ahora en la capital alemana Tabú, un film que promete múltiples citas a la historia del cine, empezando por su título, tomado del clásico de 1931 de Friedrich Wilhelm Murnau y Robert Flaherty. La película también marca la reaparición de Teresa Madruga, una de las actrices más reconocidas del cine portugués y recordada especialmente por su deambular por Lisboa junto a Bruno Ganz en Dans la ville blanche, de Alain Tanner.

Y ya que se habla de reapariciones: los legendarios hermanos Paolo y Vittorio Taviani, de quienes en la Argentina no se tienen noticias desde hace más de una década, cuando se conoció la comedia Tu ridi, dirán presente en el concurso de Berlín con Cesare deve morire. Los autores de Padre padrone y La noche de San Lorenzo (Palma de Oro y Grand Prix del Jurado respectivamente de los festivales de Cannes 1977 y 1982), que supieron renovar al cine italiano, traen ahora una propuesta fuera de norma: una suerte de cruza entre documental y ficción que registra las representaciones del Julio César de Shakespeare a cargo de un grupo de internos de una cárcel romana de máxima seguridad.

¿Otros nombres a tener en cuenta en la competencia? El filipino Brillante Mendoza (mejor director en Cannes ’09 por Kinatay) con Captive, protagonizada por Isabelle Huppert; la suiza Ursula Meier (en la Argentina se conoció su perturbadora Home) con L’enfant d’en haut; y el estadounidense Billy Bob Thornton (Sling Blade) con Jayne Mansfield’s Car, protagonizada por Robert Duvall, John Hurt y Kevin Bacon. Otros títulos son una incógnita (ver aparte), pero en todo caso para eso está el concurso oficial de un festival como Berlín: para dar sorpresas e introducir nuevos realizadores.

Si se trata de ir a lo seguro, para eso están las funciones especiales fuera de competencia. En este apartado, y como una forma de inyectarle acción y calor al gélido invierno berlinés, con vientos helados y temperaturas bajo cero aun a pleno día, el festival se aseguró Haywire, un film de espionaje de Steven Soderbergh rodado entre Dublin y Barcelona. También fuera de concurso se verán las nuevas películas del chino Zhang Yimou (The Flowers of War, con Christian Bale, la superproducción más costosa de la historia del cine chino) y del hongkonés Tsui Hark (Flying Swords of Dragon Gate, artes marciales en 3D).

Y para que los sponsors no se quejen demasiado, el festival trae a Angelina Jolie en su debut como directora de ficción, con In the Land of Blood and Honey, sobre la guerra civil en Bosnia, hacia 1992. Estará en la sección Berlinale Special, donde también se podrán ver las últimas realizaciones del canadiense Guy Maddin (Keyhole, con Isabella Rossellini), del español Alex de la Iglesia (La chispa de la vida, con Salma Hayek) y la versión completa, en cuatro partes, de Death Row, el documental de Werner Herzog sobre los condenados a pena de muerte en los Estados Unidos, cuya primera entrega ya tuvo su première en el Festival de Toronto, en septiembre pasado.

Por supuesto, además están los 40 films de Panorama (la sección oficial no competitiva), otros tantos en el Forum del Cine Joven, los homenajes y retrospectivas (con el acento puesto este año en el cine soviético), el Culinary Cinema, Perspektive Deutsches Kino (una vidriera para la última producción local) y la sección Generation, donde se reúnen los films para público joven, adolescente e infantil. Así que esto, literalmente, recién comienza.

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