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Martes, 2 de mayo de 2006
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FELIPE PIGNA Y “LO PASADO PENSADO”

“No soy anticuario, soy un historiador y amo la vida”

Mil personas asistieron a la presentación en la José Hernández para escuchar al escritor... y otras mil quedaron afuera.

Por Silvina Friera
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El texto reúne reportajes realizados para distintos medios.

Una de las claves del éxito de Felipe Pigna es que los lectores conocen su opinión sin “neutralidades” pseudoacadémicas, como él mismo señala en la introducción de Lo pasado pensado (Planeta), que recorre una etapa dolorosa y clave del país: el período 1955-1983. El material reunido es fruto de más de diez años de trabajo: incluye las entrevistas que el historiador realizó para los trece documentales de la serie Historia Argentina, para el programa Vida y vuelta y los reportajes publicados en trespuntos, Noticias y Caras y Caretas. En la Feria del Libro, mil personas asistieron a la presentación del libro en la sala José Hernández y otras mil se quedaron afuera, siguiendo los pormenores a través de las dos pantallas ubicadas en la entrada. Antes del diálogo, se proyectó un video con fragmentos de los testimonios que integran el libro, entre otros los de Jorge Antonio, Mario Firmenich, Ramón Díaz Bessone, Horacio Verbitksy, Martín Caparrós, Antonio Cafiero, Adriana Calvo, Gustavo Cordera y León Gieco. Aunque estaba previsto que Mario Pergolini entrevistara a Pigna, el conductor de CQC no asistió porque está a punto de ser padre. Lo reemplazó el periodista Nino Ramella, quien permitió que se desarrollara un diálogo ameno, por momentos divertido, y que se pareció mucho a una clase pública sobre el pasado reciente.

“Hubo entrevistas muy difíciles de hacer desde el lugar de la salud, del recuerdo y de la memoria, como fue la de Díaz Bessone, planificador de la represión en la Argentina”, admitió Pigna. “Me pareció que lo mejor que podía hacer por la memoria de los compañeros era entrevistar a semejante personaje, y creo que, como la almeja, se entierra con la lengua.” El autor de Los mitos de la historia argentina (que publicará el tercer tomo en octubre) aseguró que sería muy importante hacerle un reportaje a Videla. “Ningún historiador se perdería una entrevista con Hitler”, comparó. “Lo que no quiere decir de ninguna manera darle la palabra o un lugar trascendente a Videla, sino que es un testimonio históricamente importante.” Otra de las entrevistas, la de José Alfredo Martínez de Hoz, “el gran cerebro del modelo económico que todavía nos rige”, no fue nada fácil. “Me dio para leer un mamotreto sobre cosas que él había escrito y me tomó un examen. Así que tuve que estudiar a Martínez de Hoz, lo cual no fue muy agradable, para poder entrevistarlo”, bromeó Pigna.

“En la Argentina, el que se mete con la Iglesia tiene problemas, les pasó a casi todos los presidentes –aclaró el historiador sobre uno de los aspectos que explica la caída de Perón en 1955–. Inclusive a Roca, el hombre del billete de 100 pesos, que tuvo que arrepentirse y pedir disculpas en su segunda presidencia.” Aprovechando la metáfora monetaria, Pigna ironizó sobre los valores que el menemismo les asignó a los próceres: “San Martín vale 5 pesos; Roca, 100”. Y en el repaso de una de las mayores ironías de los protagonistas de la “Revolución Libertadora”, el conductor de Algo habrán hecho recordó que Isaac Rojas había recibido la medalla a la lealtad peronista. “Ramón Landajo, guardaespaldas de Perón, dice que parece que las medallas se las dan a los traidores.” Sobre el rol de Isabel Perón –“que no servía ni para espiar”, según le contó el propio Landajo al historiador–, Pigna fue contundente. “Pasó a la historia como una persona de pocas luces, pero en realidad ha hecho cosas muy graves: es corresponsable de los crímenes de la Triple A y de todo lo que pasó en su gobierno”, precisó. “Tuvo la oportunidad de redimirse cuando vino a declarar en el Juicio a las Juntas, pero dijo que no recordaba casos de desapariciones, pidió que no la atosigaran y perdió una oportunidad de mejorar su lugar en la historia.”

El historiador afirmó que Frondizi fue uno de los grandes presidentes intelectuales del país. “El otro fue Carlos Menem, que leyó a Sócrates, un mérito que hay que reconocerle”, se burló Pigna, que recibió una de las primeras ovaciones del público. “Se ve que en Anillaco hay un incunable que solamente está en las bodegas de la familia Menem.” También rescató la gestión de Arturo Illia y evocó a Carlos Mugica (asesinado por la Triple A el 11 de mayo de 1974), con una oración que el sacerdote leía en la Villa 31. Pigna añadió que fue muy importante para la Argentina la conmemoración de los 30 años del golpe. “Todo el año debe ser el año de la memoria”, advirtió. “Nuestros compañeros están muertos, pero sus ideas están vivas.” Contra el concepto canónico de una sola versión de la historia, contra los que proponen “lo pasado, pisado”, Pigna ejercita la pasión del oficio con la misma intensidad de Henri Pirenne, a quien cita en Lo pasado pensado: “Si yo fuera un anticuario, sólo me gustaría ver las cosas viejas. Pero soy un historiador y amo la vida”.

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