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Lunes, 26 de marzo de 2012
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Luis Gusmán, Daniel Santoro y “La olla peronista”, en el Filba

Un guiso bien argentino

En el encuentro se debatió sobre el peronismo como zona de producción de sentidos poéticos y discursivos. “El peronismo puede funcionar como el ying y el yang. Habilita un vacío donde toda cultura puede girar”, destaca el artista plástico.

Por Silvina Friera
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El escenario principal del Filba, que terminó ayer, es la lancha de pesca artesanal “Aguila Blanca”.

Desde Bahía Blanca

El atardecer en Ingeniero White es una fiesta visual. Los últimos restos de la luz diseminan sobre el paisaje la sensación de que esa materia en ebullición –teñida por una indómita paleta que híbrida el naranja, el amarillo, el verde, algo del gris y luego un azul marino– escapa a los límites del poder del ojo. Algo, siempre, se escabulle de la mirada. Algo, siempre, se pierde. Como si se hubiera esforzado en acicalarse para la ocasión, la naturaleza se viste de asombro. Ante semejante espectáculo, los nervios de la espina dorsal se erizan. Todo el Museo del Puerto, el jardín de una casa acogedora colmado de flores, parece rociado de belleza: los árboles, las plantas, los yuyos, las maderas. El cielo pronto recibirá una visita pasajera que interrumpirá “La olla peronista”, una charla entre Luis Gusmán y Daniel Santoro acerca del peronismo como zona de producción de sentidos poéticos y discursivos.

El escenario principal del Filba Nacional que terminó ayer, organizado por la fundación Filba junto con el Instituto de Cultura de Bahía Blanca, es la lancha de pesca artesanal “Aguila Blanca” (ver aparte). Un cartel advierte: “No subir, cubierta en reparación”. El poeta bahiense Mario Ortiz y Diana Bellessi suben y leen sus poemas. La musiquita de la poesía va directo a los corazones. Pero se transporta, además, de mate en mate entre los pibes del público. La fiesta es también musical. Los cuerpos vibran en armonía con el instante.

“La olla peronista” tuvo una ausencia que la moderadora, María Celia Vázquez, docente de la Universidad Nacional del Sur, lamentó con razón: Carlos Godoy, autor del poemario Escolástica peronista ilustrada. Vázquez propone pensar el texto de Godoy porque dice “cosas en relación al peronismo que molestan”. Ese poemario “políticamente incorrecto” puede ser un punto de partida para reflexionar el efecto de las contradicciones que genera el peronismo sobre el campo de la cultura argentina. “Godoy no trabaja el peronismo como movimiento político-ideológico, sino como un gesto enraizado en la cultura argentina; el peronismo permeando la sensibilidad. El peronismo está enfocado en un sentido antropológico y sociológico más que político-ideológico; puede leerse en todos los gestos”, plantea Vázquez. De ese libro la moderadora cita algunos ejemplos: “El menemismo es peronista”, “el concepto de familia es peronista”.

El primer cortocircuito emerge cuando Gusmán interviene. “En principio no veo ninguna contradicción si todo es peronista, en todo caso la contradicción está al nivel de los enunciados. ¿Por qué todo es peronista?”, pregunta el escritor y psicoanalista. Vázquez, entonces, lee otros fragmentos del poemario de Godoy, donde aparecen definiciones por la negativa. “La innovación no es peronista” es un ejemplo. El autor de El fiord cambia el enfoque. “El primer problema es qué entendemos por olla. Una olla es un recipiente y puede tener un matiz épico, si se piensa en las ollas populares. El segundo matiz es peyorativo: la olla donde se cocina el puchero es la mezcla. Si el peronismo es una olla, es lo que se cocina –explica el escritor–. A mí me parece que no todo es peronista. La primera diferencia que pienso es entre el pan y el pan dulce. El pan dulce pertenece al potlatch, a ese exceso que el peronismo puede marcar.” Santoro recuerda su origen y acercamiento al peronismo. “Yo fui monaguillo de una iglesia de curas gallegos claretianos en Constitución. A finales de los años ’60, mandaron castigados a unos curas españoles por ideas marxistas. Daniel de la Sierra, uno de esos curas, fue uno de los iniciadores del movimiento tercermundista; y empezamos a trabajar en las villas y comenzamos nuestra militancia ahí. Era muy marxista, venía con todas las canciones de la Guerra Civil española. Y yo cantaba una canción que me incomodaba mucho: ‘cuando será el día que los pobres coman pan y los ricos mierda, mierda’ –tararea el artista plástico–. Pero es una canción que nada tiene que ver con el peronismo. Al peronismo no le importa qué comen los ricos; el problema es qué comen los pobres. El cura con el tiempo se hizo peronista y dejó de cantarla.”

Gusmán, que también conoce esa vieja canción, cuenta que sus dos padres eran “totalmente antiperonistas”. Su padre estuvo preso por hacer panfletos contra Perón. “El peronismo es un problema de lenguaje. El mayor agravio era cuando a Evita le decían ‘la perona’, que me parece más grave que lo del cáncer. El primer problema que hay es estético, después es un problema ideológico”, postula el escritor, que junto con Jorge Asís y Enrique Medina eran considerados “los negritos de la literatura”. “El problema como escritor es la verosimilitud, que no se le plantea al pintor; cómo hacer hablar a Perón o a Evita. En Avellaneda, cuando decíamos el general, no se nos ocurría pensar que Perón era militar. Es distinto lo que pasa en la literatura y en la pintura. Hablar del peronismo es empezar a hablar de la representación.”

En El fiord, ese ataque masivo a la lengua que escribió Lamborghini, no menciona la sigla CGT, sino a Carla Greta Terán, la mujer violada. La cuestión del ícono –para Santoro– está relacionada con un hecho: la pintura política quedó marcada por el realismo socialista. “Yo tenía la intencionalidad de explicar el peronismo en forma de imagen, una tarea imposible, inagotable. El icono político del peronismo no es el general Perón. Si digo Eva o Evita, vamos a tener una representación más cercana, porque Perón no tiene un anclaje”, subraya el artista plástico.

Santoro tiene una idea para fundamentar esta diferencia iconográfica entre Perón y Evita. “Las religiones crean mediaciones; ponen una virgen como María ante la figura de Dios. Yo uso la figura de Evita como virgen mediadora y a partir de esto puedo empezar una construcción. El peronismo puede funcionar como el ying y el yang. El peronismo habilita un vacío donde toda cultura puede girar.”La lluvia gotea lentamente. “Estamos muy a la intemperie”, dice Santoro. “Estos fueron los radicales”, sentencia Gusmán. Al cielo de Ingeniero White se le cae un antifaz del rostro.

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