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Miércoles, 3 de agosto de 2005
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HISTORIAS BREVES SOBRE DERECHOS HUMANOS

Imágenes de identidad

En el Complejo Tita Merello se verán los cortos ganadores de un concurso organizado por Abuelas de Plaza de Mayo.

Por Oscar Ranzani
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El escrache
El ejemplar trabajo que emprendieron desde hace 27 años las Abuelas de Plaza de Mayo sobre el derecho a la identidad de los chicos apropiados por la dictadura se consolidó no sólo en la sociedad, sino también en el universo del arte y la cultura. La campaña Arte y Cultura X la Identidad tiene que ver con la esencia de Abuelas: promover la discusión acerca de la problemática de la identidad en el campo de la expresión artística. Dentro de ella, se inscribe el concurso Cine por la Identidad, lanzado en 2003 y destinado a que los estudiantes universitarios presentaran guiones propios (no se aceptaban adaptaciones de obras literarias preexistentes) relacionados con la temática de la identidad “entendida en términos individuales, o bien socioculturales”, según señalaban las bases del concurso. Después de la presentación de 52 guiones, un jurado integrado por Alba Lanzillotto, Rodolfo Hermida, Irene Ickowicz, Emilio Cartoy Díaz y Tristán Bauer seleccionó tres de ellos, cuyos premios fueron 20 mil, 15 mil y 10 mil pesos, respectivamente, para poder rodarlos en formato de cortometraje. Los tres cortos ya están elaborados y mañana jueves se estrenarán en el Complejo Tita Merello (Suipacha 442) a las 19. Posteriormente, se exhibirán en los Espacios INCAA de todo el país y por Canal 7. “Todo lo que se haga por el derecho a la identidad es importante”, subraya Lanzillotto. “Mi opinión en el jurado expresaba el pensamiento de las Abuelas sobre lo que se trataba y sobre el sentido de lo que decían los guiones, más que la técnica cinematográfica”, agrega.
El primer premio recayó en 76/..., de Lucas Schiaroli, estudiante de la licenciatura de Cine y Televisión en la Universidad de Córdoba al momento de presentarse al concurso. Lucas tiene 28 años y es mendocino: nació en San Rafael en plena dictadura, cuando corría el año 1977. “Yo tuve una etapa en la que realmente no me interesé mucho en el tema. A partir del cine y madurando un poco empecé a profundizar en la historia argentina”, confiesa sobre la repercusión de la dictadura en su vida y cómo influyó esta temática en sus trabajos de facultad, en los que siempre trata “de decir algo de lo que me pasa y de lo que nos pasa”. El rodaje de su corto duró ocho días. “Es una ficción sobre un escritor que en los primeros días de la dictadura sufre un accidente y padece una ceguera y una amnesia temporal”, explica. Son los mismos “síntomas” de muchas personas que callaron, omitieron o miraron para otro lado mientras los militares secuestraban, torturaban y hacían desaparecer personas. “A medida que se empieza a recuperar comienza a descubrir lo que estaba pasando en la época de la dictadura. De a poco, va descubriendo lo que sucede a su alrededor con cosas que escucha y que le van llamando la atención”, afirma Lucas. “Entonces, va llenándose de esta información hasta que un día realmente se da cuenta de lo que está pasando porque a sus vecinos los vienen a buscar y él escucha todo y le agarra impotencia y decide escribir sobre eso”, relata.
Andrés Lizewski estaba cursando Cinematografía y Nuevos Medios en el Instituto Universitario Patagónico de Artes cuando se enteró de Cine por la Identidad. Se lo comentó a su compañero Ramiro Chacón Pereyra y decidieron presentarse. Para Andrés, este concurso “permite luchar con las armas que uno tiene”. “Uno se puede sumar de una manera u otra, y así encontré la mía para participar en la lucha”, expresa el joven rionegrino de 27 años que se calzó la cámara al hombro junto a su amigo Ramiro tras obtener el segundo premio y filmaron en Gral. Roca. Su corto se llama El escrache. En principio, puede suponerse que se trata de un escrache de H.I.J.O.S. Pero no. “Es un escrache muy íntimo”, asevera Andrés. La historia es oscura y transcurre en la actualidad. Silvio es un joven hijo de padres secuestrados y asesinados por la dictadura que se encuentra con su aparente amigo Pablo. Silvio sabe quién es su hermano, que fue apropiado por un médico que derrochaba fidelidad a los militares en un campo de concentración. En el presente, Silvio buscará develar su secreto para que su vida tome sentido y se reencuentre definitivamente con su hermano. Pero previamente, tras un aparente despliegue de terror, a Silvio la historia se le escapará de las manos cuando entren en escena Pablo y el médico.
“El recuerdo más antiguo de mi vida es haberlo acompañado a mi papá en las elecciones de 1983”, explica Paula Abramovich Gullco, de 25 años, la realizadora del tercer corto ganador junto a Andrés Riva, su compañero de la carrera Diseño de Imagen y Sonido de la UBA. “A mi familia esta historia la atraviesa mucho”, confiesa Paula sobre el terrorismo de Estado. Sus padres fueron fervientes militantes y su tío tuvo que exiliarse en México. En cambio, Andrés tuvo un contacto “más de grande”. En parte, porque su suegro, Daniel Cabezas, fue el productor del largometraje documental Nietos. Respecto de su corto Lucía y las cosas, un film en nueve cuadros, Andrés explica que “son nueve momentos en un día que también podría ser un año en la vida de una chica que fue apropiada ilegalmente y que desconoce su verdadera identidad. Justamente, en estos nueve momentos van apareciendo distintos elementos que, de alguna manera, son como fichas que se van posicionando y que se empieza a gestar la duda sobre su identidad. Ella tiene como una sensación de duda latente que durante todas las escenitas del corto se van armando”. El corto busca instalar la duda no sólo en el personaje, sino también en el espectador. Para Paula, la frase que lo define es “El momento previo a la duda”. Y es muy dramático, por cierto.

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