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En una nota publicada en Página/12 sobre el homenaje de Canal 7 a Teatro Abierto se me menciona, junto con Osvaldo Dragún, como “los creadores” del emblemático ciclo de resistencia a la dictadura militar. Quiero aclarar que la incitativa de lanzar Teatro Abierto no tiene “creadores” con nombre y apellido. Nació del impulso de los dramaturgos que, por aquellos tiempos, estábamos silenciados, prohibidos en los teatros oficiales y en los canales de televisión en poder del Estado, eliminadas nuestras obras de las cátedras del Conservatorio Nacional de Arte Dramático.
De última, los “creadores” fuimos todos. A Osvaldo Dragún le cabe el mérito, nada desdeñable, de pergeñar la estrategia: salir todos juntos con obras breves, en una sala periférica, a precios populares. Y fue Dragún el que le insufló su entusiasmo contagioso. Yo participé, como autor, en los tres ciclos e integré la plana conductora del Movimiento. En síntesis, Teatro Abierto no tiene padrinagzo. Pertenece a cientos de autores, directores, actores, escenógrafos, músicos, técnicos y colaboradores. Y al público.
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