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Viernes, 28 de julio de 2006
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MUCHO MAS QUE EL ANIVERSARIO DE SANTIAGO DEL ESTERO

La tradición chacarera

A 453 años de la fundación de la ciudad, los santiagueños utilizaron la efeméride para festejar. Durante dos semanas hubo recitales, homenajes y bailes improvisados.

Por Karina Micheletto
Desde Santiago del Estero
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Sixto Palavecino con sus hijas, que cantan con él.

Suele decirse que para un santiagueño no hay nada mejor que otro santiagueño. La frase (esgrimida por quienes no son santiagueños, claro) alude a cierto orgullo casi fanático por la tierra propia, exacerbado por la nostalgia del exilio interno y plasmado en tantos temas del cancionero. Pues bien, puestos a festejar el 453º aniversario de la “Madre de ciudades”, los santiagueños retomaron el espíritu que los guía y lo fundieron con otro tópico que les es propio: el de la fiesta. Y si cincuenta años de juarismo dejaron tras de sí poco de qué enorgullecerse en esta provincia, con estructuras de poder que permanecen intactas, el orgullo santiagueño apunta en otra dirección: el de la riqueza cultural de su música, sus danzas y del idioma quichua que siguen hablando los mayores y que los más jóvenes están revalorizando poco a poco.

Siguiendo el precepto que guía ese espíritu santiagueño, la celebración del cumpleaños de la ciudad se extendió durante casi dos semanas y, por supuesto, brilló la chacarera. Todo comenzó con un espectáculo particular: la marcha de los bombos. Miles de personas recorrieron la ciudad en caravana, haciendo repiquetear sus bombos, después de pasar la noche festejando en el patio de Froilán González, uno de los luthier del instrumento más reconocidos de Santiago.

Noche a noche hubo homenajes a grandes musiqueros santiagueños: el bombisto Domingo Cura, Andrés Chazarreta (quien marcó un hito en la historia del folklore con su compañía, la primera en presentar un espectáculo “de arte nativo” en un teatro de la Capital, en 1921), Mario Arnedo Gallo (músico y compositor, padre de Diego Arnedo, de Divididos), el bailarín Carlos Saavedra (padre de Koki y Pajarín), el poeta Pablo Raúl Trullenque, Jacinto Piedra, Fortunato Juárez, los Hermanos Simón, Agustín Carabajal, Don Sixto Palavecino, entre otros. Y también se recrearon las leyendas locales, esas que por aquí todos conocen y que en las zonas rurales casi siempre son excusa para la fiesta, como la de la Telesita.

El cumpleaños de Santiago del Estero se esperó desde un escenario montado en la Plaza Libertad (la principal de la ciudad), y la cuenta regresiva para el “¡Feliz cumpleaños Santiago!” (“Alli Wata Chayaq”, en quichua) dejó una de las postales más potentes: la de un grupo de santiagueños enardecidos, haciendo pogo con “Añoranzas” (ese himno de Santiago que marca uno de los rasgos típicos del cancionero, el de la lejanía de la tierra: “Cuando salí de Santiago todo el camino lloré...”). La “santiagueñidad al palo” reunió a los Carabajal en pleno (Peteco, Demi, Musha, Kali, Graciela), Raly Barrionuevo, Julio Paz del Dúo Coplanacu, Juan Saavedra, Horacio Banegas, los integrantes de Presagio, Marcelo Mitre, Franco Ramírez y el violinista Néstor Garnica, entre muchos otros, mientras una fila de bombos repiqueteaba en los balcones de la casa de gobierno y explotaban los fuegos artificiales.

Pero el festejo principal llegó al día siguiente, con una programación que incluyó a Mercedes Sosa, Peteco Carabajal, Raly Barrionuevo, el Dúo Coplanacu y Los Nocheros, entre otros. Uno de los momentos más altos del show de Mercedes Sosa (que cantó a las 3 de la tarde, rompiendo el rito sagrado de la siesta santiagueña, algo que, decían por aquí, difícilmente lograrían Los Rolling Stones) apareció con la “Chacarera del olvida’o”, del Duende Garnica (también santiagueño, claro), con el autor y Juan Saavedra como invitados. La exaltación de la santiagueñidad llegó con temas como “De fiesta en fiesta”, de Carlos Carabajal: “Alegrate corazón, esto te lo puedo asegurar, mientras haya un santiagueño la chacarera no morirá...”. “¡Vamos a ver si es cierto!”, chicaneó Mercedes, que desde hacía veinte años no actuaba en esta provincia.

Otra postal que hubiera sido impensable unos años atrás en un acto oficial santiagueño: Raly con el himno al Che “Hasta siempre”, en una versión rockera, hizo saltar a todos. Peteco dedicó “Los santiagueños” a las familias de las víctimas del doble crimen de La Dársena (Leyla Nazar y Patricia Villalba), con un pedido a los santiagueños y a los gobernantes de que no las olviden. “Una comarca embrujada de sol no puede ser nunca de un conquistador (...) Carlos Arturo Juárez, cincuenta años dominó, no hay nada que agradecerle, ya olvidémoslo”, dice la letra. Con Juárez liberado al poco tiempo de asumida la intervención en la provincia y el legado de estructuras enquistadas en el poder que siguen apareciendo, cada vez que se corre algún velo, parece haber mucho camino por recorrer todavía en Santiago del Estero, de cara a las elecciones que renovarán intendentes y concejales, el próximo 6 de agosto.

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