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Sábado, 13 de enero de 2007
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ELSA BARBER SERA LA NUEVA SUBDIRECTORA DE LA BIBLIOTECA

Desafíos de una técnica

Es una especialista en informatización. “Más que una funcionaria política seré una técnica”, dijo después de ser designada.

Por Silvina Friera
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Barber, una bibliotecóloga en la BN.

Una especialista en informatización de bibliotecas, Elsa Barber, será la nueva subdirectora de la Biblioteca Nacional. “Voy a ser muy escueta: no voy a opinar”, dice Barber en diálogo con Página/12 respecto del debate sobre el modo de gestionar este organismo –una polémica signada quizá por una polarización un tanto extrema entre modernización y tradición–, que se generó después de la renuncia del historiador Horacio Tarcus. “Quiero ser positiva y contribuir con mis conocimientos para que la biblioteca se encamine hacia los procesos de automatización que requiere”, planteó la nueva subdirectora, que ya estaba trabajando en el organismo como integrante del Consejo Consultivo Honorífico de Bibliotecarias, desde marzo del año pasado. “Más que una funcionaria política –aclaró–, seré una funcionaria técnica, porque vengo del mundo de la bibliotecología, con todo lo que eso significa porque es la primera vez, después de muchos años de reclamos, que alguien de este ámbito llega a la Biblioteca Nacional.”

Barber es directora del Departamento de Bibliotecología y Ciencia de la Información de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Licenciada en Bibliotecología y Documentación, doctora en Filosofía y Letras y profesora Titular del Departamento de Bibliotecología de la UBA, en el área de organización y tratamiento de la información, la nueva subdirectora integra además equipos de investigación de universidades extranjeras y dicta cursos de capacitación para bibliotecarios en el país y en el exterior. Sobre los desafíos que deberá enfrentar en su gestión, Barber advirtió que continuará con el inventario que se inició durante la gestión de Elvio Vitali –concluido sólo en términos de libros– con las partituras y la hemeroteca, incluyendo todos los soportes que constituyen el acervo patrimonial de la institución. “Voy a reiniciar los procesos técnicos que se interrumpieron en el momento de iniciar el inventario. Esto quiere decir que seguiremos trabajando con el catálogo de la Biblioteca, porque una cosa es el inventario, que cualquier institución lo tiene, pero no cualquier institución tiene un catálogo y la biblioteca merece un catálogo”, añadió la subdirectora. “También estableceremos las necesidades y requerimientos en cuanto a todos los procesos bibliotecarios, y una vez que estén determinadas estas necesidades se deberá adquirir un sistema integrado de gestión bibliotecaria por licitación pública –explica Barber–. Nada de esto que digo es algo que estoy descubriendo; lo hacen todas las bibliotecas del mundo. Espero que de una vez por todas la Biblioteca entre dentro de esta órbita para que establezca pautas, a nivel nacional, desde lo bibliotecológico”.

–¿Tiene alguna prioridad o urgencia?

–No se puede modernizar la Biblioteca de la noche a la mañana; es un proceso que llevará por los menos tres años. Todos los trabajos son paralelos y están vinculados con el día a día para llegar a la meta de un sistema integrado. No hay otra manera de trabajar que no sea en forma paralela. Todo es prioridad, de modo que es un desafío muy grande. En general en los ámbitos en que he trabajado trato de tener buenas relaciones, soy comunicativa y bastante abierta. No bien asuma, voy a escuchar a los trabajadores. Lo único que me propongo es trabajar por la Biblioteca Nacional, y quiero que me acompañen.

Ana María Peruchena Zimmerman, integrante de la Asociación de Bibliotecarios Graduados de la República Argentina (Abgra) y presidenta de la institución durante 9 años (hasta septiembre del año pasado), dijo que el nombramiento de Barber es una “excelente” noticia. “Finalmente han aceptado que un profesional bibliotecario se integre a la dirección de la Biblioteca y eso es lo mejor que nos puede suceder porque nos garantiza que la Biblioteca va a tener una línea de continuidad. Nos da mucho regocijo porque toda la vida nos hemos pasado diciendo que es imprescindible que haya alguien en la cúpula de la Biblioteca que se ocupe de la parte técnica y profesional.” Sobre su nueva compañera en la gestión, Horacio González subrayó que es una de las bibliotecarias de mayor nivel del país, con fuerte participación en los debates actuales en el campo de la bibliotecología latinoamericana. “Con Barber veníamos trabajando de una manera estrecha –agrega el director–. Su presencia significa atender a un reclamo de los bibliotecarios argentinos de larga data y abre un nuevo capítulo en la relación director y subdirectora, con un diálogo franco y amistoso.” González confiesa que se siente aliviado después de los coletazos que trajo la renuncia de Tarcus. “Fue una discusión interesante para el terreno intelectual en la Argentina, pero se dio con una aspereza fácilmente reconocible –admite el sociólogo–. Si hubiéramos sacado esa aspereza del medio –y lo digo también por mí–, habría sido mucho más enriquecedora la polémica. La Biblioteca Nacional es la intersección de muchos campos de fuerza que tienen que ser articulados y ahora nos espera esta tarea.”

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