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Miércoles, 29 de agosto de 2007
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LOS VEINTE AÑOS DE VIDA DE LIBERARTE

“Un premio para quienes nos hacen ser mejores personas”

José Pablo Feinmann, Griselda Gambaro, Abelardo Castillo, Juan Cabandié, Carmen Argibay, Alfredo Alcón y Pablo Echarri fueron algunos de los galardonados por el centro cultural.

Por Oscar Ranzani
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Griselda Gambaro y Carmen Argibay, dos de las figuras premiadas en el cumpleaños de Liberarte.

Nacido en 1987 como un espacio donde pudieran confluir el arte y la cultura, pero también donde se pudiera estudiar la realidad del país fomentando la conciencia y el compromiso social, Liberarte se consolidó en los ’90 como un ámbito de resistencia cultural frente al avance inescrupuloso del neoliberalismo. Este año está celebrando sus dos décadas de vida y se ha planificado una serie de actividades para festejarlo: una de las más destacadas es el concurso “Cuentos para la libertad”, que tuvo una amplia respuesta, ya que se recibieron 75 trabajos escritos, de los cuales 23 corresponden a personas detenidas en cárceles de la provincia de Buenos Aires. Esa relación entre cultura y política –si es que son disociables– es lo que distingue también el sentido de los premios que otorga la Fundación Liberarte desde hace cinco años. Es por eso que en la entrega realizada en la sala de teatro de la entidad este año fueron premiados artistas e intelectuales, pero también representantes de los derechos humanos y de la Justicia. “Con estos veinte años queremos distinguir a aquellos amigos que cada día nos hacen ser mejores personas”, expresó Luis Schenone, presidente de la Fundación Liberarte, quien agregó que este tradicional recinto cultural porteño “va a seguir siendo un lugar donde se pueda expresar. Para nosotros, si hay expresión hay vida”, sentenció.

En el acto conducido por el actor Víctor Laplace, el primero en subir al escenario para recibir su galardón fue Juan Cabandié, el nieto recuperado número 77. “Creo que los reconocimientos son colectivos, y esto lo siento como un reconocimiento a Abuelas de Plaza de Mayo, a los 88 nietos que hemos recuperado nuestra identidad, a aquellos que luchamos por un país más justo, por un país con más oportunidades, por la dignidad. También felicitarlos por estos veinte años de historia, en la promoción de cultura, la educación y en los derechos humanos, porque de eso se trata también la educación y la cultura”, expresó Cabandié, para luego hablar de los “desaparecidos sociales” como consecuencia del neoliberalismo. En representación del escritor Abelardo Castillo recibió el galardón su mujer, la escritora Sylvia Iparraguirre, quien luego de destacar que no se trata de una distinción más sino que tiene un valor simbólico muy importante, expresó que Liberarte es un lugar “donde no sólo vamos a comprar discos y libros, sino que es el lugar donde podemos resistir y encontrar gente que ve las cosas desde el mismo lugar”.

Otra de las premiadas fue la legendaria dramaturga Griselda Gambaro, quien fue sumamente breve en su discurso: “Agradezco recibir este reconocimiento con gente que quiero, que admiro, porque cada uno está en la soledad de su casa, pero cuando lee en el diario o se entera por algún medio de las actitudes, de la conducta de otros seres, se quiebra la soledad. Una se siente acompañada y tiene la esperanza de un país mejor”, señaló. Uno de los más solicitados por los medios fue Pablo Echarri, que al subir al escenario recordó sus inicios y el nuevo sentido que le encontró a su carrera actoral. “Hace unos años comencé un camino con mucha convicción de que era el camino indicado. Después, con mucho empeño, mucho trabajo y bastante preocupación sentí que crecí. Y hoy esa convicción que tenía me termina dando la certeza de que ese camino definitivamente fue bien tomado. Una de las cosas, o lo más importante más allá de haber acertado el camino fue que como actor, además de contar personajes o poner cara de canchero, podía ser el vehículo para contar ciertas historias y llegarle muy profundo a la gente, como tal vez ninguna otra cosa puede llegar”, dijo Echarri, y agregó que todo lo sucedido con Montecristo es “un empuje y un compromiso para, más allá de divertirme y de seguir haciéndome el galán, seguir comprometiéndome con historias tan cercanas a nosotros como para que los argentinos sepamos quiénes somos, cómo somos y por qué somos lo que somos”.

José Pablo Feinmann fue otro de los distinguidos y aprovechó el momento de recibir el premio para recordar una anécdota emotiva y definirse como “un escritor de izquierda”. “Lo que más recuerdo de mi papá es que una vez estábamos discutiendo mucho, una discusión terrible, y el viejo ya era mayor. Abruptamente se acerca a mí, me abraza, se pone a llorar y me dice: ‘Vos podrás decir cualquier cosa de tu padre, menos que no fue un hombre honesto’. Y ese es mi mandato. Mi mandato es ser un hombre honesto. Y la verdad es que no encuentro otra manera de ser un hombre honesto que ser un escritor de izquierda, porque un escritor de izquierda es un tipo que se calienta por la desgracia de los otros, se calienta por la desigualdad, le duele el hambre de los otros, le duele la injusticia”, destacó el columnista de Página/12.

Para dar una idea de la amplitud de aspectos que les dan contenido a las distinciones de la Fundación Liberarte alcanza con mencionar que otros dos premiados fueron los jueces de la Corte Suprema de Justicia Carmen Argibay y Eugenio Zaffaroni, y Olga Hammar, presidenta de la Comisión Tripartita de Igualdad de Trato y de Oportunidades entre varones y mujeres en el mundo laboral, dependiente del Ministerio de Trabajo. Otros reconocidos por la Fundación fueron Antonio Carrizo, Alfredo Alcón, China Zorrilla, Adrián Caetano, Betty Elizalde, Alicia Zanca, Pérez Celis y Maitena. Algunos no estuvieron presentes, pero el espíritu cálido de la ceremonia permitió que la fiesta fuera completa.

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