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Domingo, 30 de septiembre de 2007
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PREMIO NUEVO PERIODISMO IBEROAMERICANO

Otras maneras de hacer radio

García Márquez entregará a los periodistas argentinos Alberto Recanatini Méndez y Mauro Saraniti un premio por su trabajo de investigación acerca de los talleres clandestinos del Bajo Flores.

Por Oscar Ranzani
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“Los talleres clandestinos se montan en barrios carenciados”, dicen los alumnos de Eduardo Aliverti.

Alberto Recanatini Méndez y Mauro Saraniti, jóvenes egresados de la Escuela Terciaria de Estudios Radiofónicos (ETER), que dirige Eduardo Aliverti, son los autores del trabajo de investigación radial Made in Bajo Flores, que ganó el Premio Nuevo Periodismo Iberoamericano que otorga la Fundación creada en 1994 por el prestigioso periodista y escritor colombiano Gabriel García Márquez. Made in Bajo Flores pone al descubierto cómo es la cadena de los talleres clandestinos de producción indumentaria, la responsabilidad de las grandes marcas en este sistema perverso y la falta de protección del Estado para los trabajadores explotados en condiciones de semiesclavitud. El trabajo periodístico que realizaron para la tesis de graduación en la carrera Producción Integral de Radio había concursado en la Bienal Internacional de Radio de México y más tardé compitió con más de cien trabajos por el Premio Nuevo Periodismo Iberoamericano en Radio.

Made in Bajo Flores surgió a partir de que los autores tomaron conocimiento de un dato puntual: en algunas villas de la ciudad de Buenos Aires, el consumo de electricidad, al momento de realizar la investigación, había aumentado ostensiblemente. “No tenía demasiada relevancia, pero charlándolo y discutiéndolo con Mauro, dijimos: la noticia no es que aumentó el consumo sino por qué aumentó el consumo de electricidad de esa forma”, relata Recanatini Méndez a Página/12. Y agrega que, a partir de ese momento, comenzaron “a tirar del piolín, nos empezamos a encontrar con una madeja que no la esperábamos para nada. No teníamos material de referencia de los talleres clandestinos de confección, no era un tema que se hubiera investigado. Y así empezamos a enterarnos de que el consumo aumenta porque hay talleres de costura. Bueno, ¿quiénes están atrás de estos talleres de costura? ¿Para quién cosen? ¿Por qué están ahí?”, recuerda Recanatini que se preguntaron para su investigación, realizada entre 2004 y 2005.

Ambos periodistas recibirán el 2 de octubre la distinción de manos del mismísimo Gabriel García Márquez en Monterrey, México. “Para mí es fuertísimo”, reconoce Recanatini Méndez y lo ilustra con un recuerdo: “El primer libro que me regalaron, a los diez años, fue Cien años de soledad y es el día de hoy que lo conservo. Con lo cual el acceso a la lectura y a la literatura fue de la mano de él. Hoy, que la vida me dé esta posibilidad de tenerlo frente a frente y que él esté reconociéndome a mí como trabajador del periodismo es un placer enorme y un sueño cumplido”, sostiene. En tanto, Saraniti agrega que “los dos venimos del palo de la radio desde hace muchos años, peléandola en medios alternativos y creo que el premio lo que hace es reivindicar una manera de interpretar el medio, una manera de ver el periodismo y de cómo se pueden hacer otras cosas hoy en día en la radio”.

–¿Cómo funciona el sistema clandestino de confección?

Alberto Recanatini Méndez: –Hay varias líneas que se entrecruzan. Se montan los talleres clandestinos adentro de los barrios carenciados. La luz de esos barrios la solventa el Gobierno de la Ciudad en la puerta del barrio, el consumo interno se prorratea y lo paga finalmente el Gobierno de la Ciudad. Con lo cual el consumo eléctrico del funcionamiento de esas máquinas no lo paga quien produce sino que lo paga el Gobierno de la Ciudad. Después, se establece toda una cadena de hiperexplotación, con condiciones laborales infrahumanas, donde se busca además que los trabajadores sean en lo posible indocumentados justamente para que no puedan realizar la denuncia por la jornada, por las condiciones laborales paupérrimas, por si no les pagan eventualmente. Muchas veces los tienen encerrados y no se pueden ir hasta que no terminan equis cantidad de prendas. Entonces, literalmente están secuestrados. Y al no tener documentos no tienen a dónde acudir.

–¿Qué conocimiento previo tenían del tema?

A.R.M.: –En Argentina, nada. Teníamos como marco el trabajo que había hecho Naomi Klein en No logo. En su momento, cuando vino a la Argentina, tuve la oportunidad de entrevistarla, pero hasta ese momento un poco como golpeando el ego porteño ésas eran cosas que nos parecía que pasaban en el sudeste asiático o en Centroamérica, pero no que estaban pasando a cuatro kilómetros de nuestras casas.

Una de las características de Made in Bajo Flores es que no se detiene solamente en la explotación laboral sino que también establece un recorrido por toda la cadena de producción de los talleres clandestinos. “Primero, cuando nos enteramos de que existían estas cadenas de talleres, lo importante era poder ingresar al barrio para poder conocer cómo funcionaban y poder charlar con tres o cuatro trabajadores y que nos contaran su experiencia”, dice Saraniti y destaca que hablando con estas personas se enteraron de que”a ellos les llegan la tela, los moldes y ellos lo que tienen que hacer es la costura de todas las prendas. Ellos le ponen hasta la etiqueta de cada marca”.

–¿Qué papel debe jugar el Estado?

M.S.: –En este caso, el papel es nulo. Las empresas privadas de electricidad montan el medidor en la puerta de la villa. Todo el tendido eléctrico que hay dentro de las villas lo hace el Gobierno de la Ciudad. Está bien que lo haga porque, de hecho, todas las personas que no tienen la posibilidad de tener luz ni gas y no pueden pagar, el Estado las tiene que cubrir. Hasta ahí está perfecto. Ahora, cuando a esa gente se le cae el tendido eléctrico porque el consumo de estas industrias es enorme, ¿qué hace el Estado? Va y refuerza el tendido eléctrico para que el gran consumo que tienen estas industrias no perjudique a los habitantes con menores recursos. Entonces, ahí es donde creo que el Estado no está cumpliendo el rol que tiene que cumplir.

Recanatini Méndez destaca que hay dos puntas principales en esta problemática. “Están los empresarios que encuentran una forma bastante sencilla de bajar los costos abismalmente, mantener cierta competitividad de los precios no tanto por la baja sino por la tasa de ganancia que termina dejando eso al bajar el costo sideralmente. No se olvide de que los jornales son de catorce horas, la gente duerme al lado de las máquinas, come ahí lo que le dan de comer (si le dan de comer), no tiene representación gremial ni seguridad social, ni absolutamente nada, con lo cual se están eliminando una cantidad de costos”, afirma RecanatiniMéndez. La punta más débil la observa en “mucha gente de países limítrofes y de las provincias también, que vienen engañadas ya que les dicen: ‘Vas a conseguir un trabajo formal para producir’”. Es más, citan la primera marca, con lo cual les dan una entidad de cierta seguridad e importancia. Y una vez que llegan acá se encuentran sometidos a este círculo vicioso en el cual tienen que trabajar por el dinero que sea, haciendo esa tarea y no pueden realizar la denuncia porque no tienen documentos”.

* Made in Bajo Flores
puede escucharse en
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