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Jueves, 3 de abril de 2008
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ANTICIPO DE ALEGRIA, DEL CIRQUE DU SOLEIL

Entre acróbatas y fantasías

Michael Smith y José Ramón Corraliza Gómez, director artístico y de puesta en escena de la compañía, respectivamente, adelantan las claves del espectáculo que traerán en junio, “más poético, más abierto y menos lineal” que otras de sus producciones.

Por Alina Mazzaferro
Alegría incluye una corte de bufones, trovadores, aristócratas, mendigos y sirvientes.

En 2006 llegó la euforia del Cirque du Soleil a la Argentina con un estreno lleno de personalidades y entradas carísimas agotadas, síntomas locales de una cirquedusoleilmanía que se esparce por el mundo entero. Antes de que el público argentino olvide el gran éxito que fue Saltimbanco, la compañía canadiense regresa al país con uno de sus espectáculos más representativos: Alegría, que podrá verse desde el 20 de junio hasta el 27 de julio en el mismo predio de Costanera Sur. Como sucedió hace dos años, la puesta en escena del Cirque será más que grandilocuente. Para comprender las dimensiones de semejante producción, tan sólo basta repasar los números. La gran carpa blanca medirá 19 metros de altura y 51 de diámetro (sostenida por cuatro mástiles de 24 metros de alto) y ocupará dos mil metros cuadrados; para levantarla se necesitará un equipo de 80 personas trabajando durante siete días y, una vez lista, albergará a 2500 espectadores. Además de esta White Grand Chapiteau, como ellos la llaman, el Cirque instalará otras carpas para armar la entrada, las boleterías, oficinas administrativas, camarines, una cocina totalmente equipada y una escuela para los niños de la compañía. Para tranquilidad de las autoridades, el Cirque no necesitará del suministro de energía por parte de la ciudad en épocas de crisis energética: traerá sus propios generadores, que proveerán 1500 kilowatts de electricidad a todo el complejo.

El Cirque du Soleil es un pueblo autosuficiente sobre ruedas, que transporta a 130 personas –55 artistas, dos fisioterapeutas, cuatro cocineros, tres maestras y una multitud de técnicos y productores– de una veintena de nacionalidades diferentes, en 70 trailers que mueven equipos de más de 800 toneladas. Todo esto sin contar las 170 personas que contratan en cada ciudad que visitan para terminar de armar la crew definitiva. Claro que ser testigo de todo este despliegue tendrá su costo y, para terminar de definir al Cirque en números, no se puede hacer la vista gorda respecto del precio de las localidades de cualquiera de las 53 funciones que realizarán en el predio porteño (lindero a la ex ciudad deportiva de Boca Juniors). Las mismas van desde 150 hasta 560 pesos, para las funciones de los martes y miércoles y las vespertinas de los jueves, viernes y domingos, y de 160 a 600 pesos para las de los sábados y las nocturnas de los jueves, viernes y domingos.

Pero, ¿qué será Alegría más allá de esta espectacular puesta en escena de dimensiones inusitadas? En principio, se trata de una de las producciones más populares de esta compañía, estrenada en 1994, con motivo de su quinceavo aniversario. En tour durante más de diez años, la creación del italiano Franco Dragone fue vista por nueve millones de espectadores en quince países. Según sus realizadores, está inspirada en las familias circenses que recorrían Europa cual nómades, resistiendo a las mudanzas y a las transformaciones sociales causadas por los embates históricos. En Alegría, una verdadera corte de bufones, trovadores, aristócratas, mendigos y sirvientes cobrará vida en un escenario barroco, inspirado en los salones del siglo XVII, al son de la nostalgia y la melancolía de algunas melodías de jazz y de tango, que interpretarán músicos en vivo.

Recién llegados a la Argentina para promocionar su visita en junio y a punto de iniciar su gira sudamericana en Brasil (irán también a Chile), el director artístico del Cirque du Soleil, Michael Smith, y el director de la actual puesta en escena de Alegría, el español José Ramón Corraliza Gómez, conversaron con Página/12 para anticipar algunos detalles de la obra y revelar lo que sucede, detrás de bambalinas, en esta “fábrica de sueños”.

–¿Qué diferencias encontrará el público argentino entre Saltimbanco y Alegría?

José Corraliza Gómez: –Alegría es un intento por explorar aún más esa mezcla de teatro, danza y música que es la matriz de todos nuestros espectáculos. Es el resultado de años de trabajo como compañía creativa. Es un espectáculo con los mismos elementos que Saltimbanco, pero que profundiza más en las diferentes ramas del arte.

Michael Smith: –Tenemos muchos espectáculos en cartel y cada uno encierra un universo distinto. El universo de Alegría es más poético y más abierto, en el sentido de que cada espectador percibirá cosas diferentes. Saltimbanco tenía un lenguaje más directo; el de Alegría es menos lineal.

–¿Describirían a Alegría como un show de circo o hay algo más? ¿Qué diferencias tiene el Cirque du Soleil con un circo tradicional?

M. S.: –Lo nuestro es una mezcla de teatro, danza y actuación. No se trata de un espectáculo de circo; para mí es teatro dentro de una carpa.

–¿Retoman también la estética de la Commedia dell’Arte como lo hacen Saltimbanco y otros de sus espectáculos?

M. S.: –Sí. La Commedia dell’Arte es la base de todos nuestros espectáculos. Todas las cosas que ha montado el director, Franco Dragón, tienen este aspecto. El ha estudiado mucho el arte del clown y eso se ve en sus obras.

–¿Qué tipo de artistas forman parte del Cirque du Soleil? ¿Cómo es su entrenamiento?

M. S.: –Nuestro equipo se compone por actores, cantantes, bailarines, acróbatas. Cada uno que entra a nuestra compañía debe pasar como mínimo tres meses en Montreal realizando lo que nosotros llamamos la “formación general”. En este período de entrenamiento se estudian todas las disciplinas. Es decir, si uno es un bailarín tiene que estudiar también acrobacia y canto. Nosotros formamos artistas integrales.

–¿Toman audiciones regularmente para incorporar gente a su staff?

M. S.: –Todo el tiempo. Tenemos un equipo encargado de hacer los castings, que viaja por el mundo.

J. C. G.: –Tenemos quince espectáculos ahora mismo en cartel, pero siempre estamos ideando nuevos proyectos. Por ello siempre está la necesidad de hallar nuevos talentos. Nuestra gente de casting va a festivales y concursos de todo el mundo para encontrarlos. Yo, por ejemplo, me conecté con el circo la primera vez que éste fue a España, hace diez años. Yo no estaba relacionado ni tenía experiencia en circo. Ellos me dieron la oportunidad de integrar este mundo maravilloso y especial, ser parte de una compañía que es una fábrica de sueños.

–Dirigió esta puesta de Alegría. ¿Se podrá percibir su sello personal?

J. C. G.: –Yo llevo casi cinco años dirigiendo Alegría. El espectáculo ha ido evolucionando y tomando algo de cada uno de los que hemos formado parte de él. Cada uno pone un poco de lo suyo; pero es un equipo muy grande de personas el que ha participado y el resultado es de todos.

–¿Cuál es el número de Alegría más difícil, asombroso o el que, por alguna razón, más los atrapa a ustedes?

M. S.: –Es difícil elegir, porque cada artista piensa que el mejor número es el suyo (risas). Pero en Alegría hay tres actos importantes e imponentes que son los grupales: “Power Track” es un número en el que se utiliza un trampolín para hacer acrobacias; “Russian Bar” (Barras Rusas) es otro realizado por acróbatas rusos que saltan con garrocha aterrizando unos sobre otros. El otro es el “Aerial High Bar” (Barra Elevada Aérea), una estructura en el cielo en la que los artistas hacen cosas super peligrosas. El resto de los números son realizados por solistas y también son, por supuesto, muy lindos.

–¿Los que más atrapan al público son aquellos en los que se juega con el vértigo, el peligro?

J. C. G.: –Depende quién lo vea y cómo esté de ánimo ese día. Todos los números tienen algo muy especial; todos son muy visuales y no hay uno que sea mejor que otro. Cada uno tiene sus seguidores.

–Al diseñar un espectáculo, ¿piensan en un destinatario adulto o niño?

M. S.: –En ambos. Esa es nuestra particularidad: montamos espectáculos para toda la familia.

–Mencionaron que están creando nuevos shows permanentemente. ¿Pueden adelantar algo de lo que se verá en el mundo próximamente?

J. C. G.: –Estamos preparando tres nuevos espectáculos permanentes que estrenaremos en Tokio, Macao (una ex colonia portuguesa en China, al lado de Hong Kong) y Las Vegas. Siempre estamos trabajando en nuevos proyectos. Pero no podemos anticipar mucho, son todas sorpresas.

Nueve actos de pura destreza física

Nueve actos son los que componen Alegría. “El trapecio sincronizado”, un número que desafía la ley de gravedad, inaugura la fiesta; pero es sólo una introducción para lo que vendrá: “Power Track”, el trampolín de los acróbatas, y “Equilibrio”, un número solista de máxima concentración y destreza. No faltará “La danza del fuego con cuchillos”, la osada actuación de quienes se atreven a exponerse al lanzamiento de cuchillos en llamas. Luego será el turno de dos solos: “Manipulación”, basado en movimientos de fuerza y flexibilidad propios de la gimnasia deportiva, y “El hombre volador”, en la cual un artista explora todas las posibilidades que brinda el bungee jumping y las argollas de la gimnasia olímpica. Los rusos se lucirán en sus “Barras rusas”, un número de equilibrio y coordinación en el cual se proponen formar una montaña humana. Luego será el turno de “Contorsión”, un dúo contorsionista, y finalmente el número más esperado, “Barra elevada aérea”, donde los acróbatas despliegan complejos saltos, atravesando el espacio cual pájaros. Por su parte, no faltarán los personajes que le otorgan entidad a esta pieza: Fleur, los Viejos Pájaros Nostálgicos, los payasos, el mago Tamir y algunas ninfas. Ideado por Gilles Ste-Croix y dirigido por Franco Dragone, el espectáculo cuenta en esta oportunidad con la coordinación general de José Ramón Corraliza. El equipo se completa con Dominique Lemieux en vestuario, Michel Crête en escenografía, Debra Brown en coreografía, Guy Desrochers en sonido, Luc Lafortune en iluminación, René Dupéré en la composición y dirección musical y Sylvie Galarneau en la dirección artística.

A la conquista del mundo

La historia del Cirque du Soleil comienza en 1982, en la Baie-Saint-Paul de Québec. Allí, un grupo de artistas callejeros autodenominado el Club de los Tacones Altos invadía la ciudad caminando en zancos, haciendo malabares y tragando fuego. Entre todos concibieron un plan: organizar un festival de artistas callejeros, semillero de una nueva forma de hacer circo. Allí germinó una idea: armar un espectáculo circense con vestuarios disparatados y extravagantes, bajo efectos lumínicos verdaderamente mágicos y con música completamente original. No habría ni un solo animal.

El primer espectáculo, que debutó en la pequeña ciudad de Gaspé en Québec en 1984, tuvo tanto éxito que fue representado en una gran cantidad de ciudades vecinas. Luego vinieron La Magie Continue (1986), We Reinvent the Circus (1987, con el que los canadienses visitaron por primera vez a sus vecinos norteamericanos), Nouvelle Experience (1990, para el cual inauguran una nueva carpa con capacidad para 2500 personas) y Fascination (1992, un collage con los mejores actos de sus espectáculos, con el cual cruzaron por primera vez el Pacífico para realizar un gira por Japón). En 1993, la compañía firmó un contrato con una importante cadena de hoteles en Las Vegas, ciudad que se ha convertido en sede permanente de varios de los espectáculos del Cirque (entre ellos Mystère y O, su primer show acuático). Los ’90 fueron los años de giras y fama internacionales para esta compañía que fue dando forma a Saltimbanco (1992), Mystère (1993), Alegría (1994), Quidam (1996) y Dralion (1999), conquistando las principales ciudades europeas. En 1998 fue el turno de La Nouba, espectáculo permanente preparado para el Walt Disney World Resort y de su nueva División Multimedia que lanzó el primer largometraje de la agrupación, Alegría, inspirado en la obra de 1994. Actualmente, el Cirque du Soleil tiene espectáculos permanentes en los principales centros de turismo del mundo –incluyendo un show en una importante línea de cruceros–, además de sus producciones itinerantes que recorren el mundo. Entre sus últimas creaciones se encuentran Delirium y Love, inspirada en la música de Los Beatles, ambas nacidas en 2006, año en que la compañía inició su primera gira por Sudamérica.

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