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Jueves, 5 de mayo de 2016
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Ana Cacopardo presentó su libro Historias debidas

Esas palabras que permanecen

“El testimonio es una herramienta política poderosa”, subrayó Cacopardo durante la presentación del libro en la sala Leopoldo Lugones del predio de la Rural, del que participaron Carlos Ulanovsky, Adolfo Pérez Esquivel, Liliana Herrero y Sonia Sánchez.

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“Ana realiza entrevistas como el escenario de una pasión”, propuso Liliana Herrero en la presentación.

La maestra de ceremonias –una voz profunda que sabe desentrañar las vibraciones de la emoción– traza un itinerario de búsquedas y derivas que se iniciaron en los años 80, cuando llegó a La Plata para estudiar comunicación social. Ana Cacopardo consigue en sus entrevistas “llegar a lo más íntimo”, escribe Elena Poniatowska en la contratapa de Historias debidas, editado por Patria Grande, que incluye 31 entrevistas producidas en el marco del programa televisivo homónimo a lo largo de más de una década, traducidas al soporte libro por el periodista y escritor Juan Duizeide. “El movimiento de derechos humanos moldeó mi identidad política. Para mí fue un parteaguas escuchar los testimonios de las víctimas de la dictadura. Tengo que remontarme al modo en que me interpelaron esos testimonios para comprender lo que vino después. El testimonio es una herramienta política poderosa”, subrayó Cacopardo durante la presentación del libro en la sala Leopoldo Lugones del predio de la Rural, acompañada por Duizeide, Carlos Ulanovsky y tres de los entrevistados en el libro: Adolfo Pérez Esquivel, Liliana Herrero y Sonia Sánchez.

El programa Historias debidas empezó en la televisión por cable en La Plata (1998–1999), continuó en canal 7 (2000–2001) y llegó al canal Encuentro, donde estuvo desde 2007 hasta el año pasado. Cacopardo destaca que el libro tiene una fuerte impronta latinoamericana, al incluir las voces de Carlos Cruz, un ex pandillero que trabaja con jóvenes vulnerables en México; o la de Rosalía Tuyuc, una guatemalteca formada en la cosmovisión maya que suele decir que “las mujeres y los indígenas somos algo así como la reserva de la humanidad”. El libro de casi 500 páginas despliega las entrevistas a Chicha Mariani, Mauricio Rosencof (Uruguay), Liliana Felipe, Osvaldo Bayer, Susana Trimarco, Lohana Berkins, Leonardo Favio, Macarena Gelman, Victoria Montenegro y Alvaro García Linera (Bolivia), entre otros. “Lo que hemos intentado hacer es construir relatos que tengan la capacidad de provocar un desplazamiento en nuestra mirada, que tengan la fuerza de interpelar nuestro sistema de creencias”, explica la periodista y directora de cine documental. “En estos tiempos de violencia global, de mucha red social y muy poco abrazo, el testimonio nos devuelve la escala de lo humano”, plantea Cacopardo. “Estoy segura de que, como proponía Poniatowska en la dedicatoria de alguno de sus libros, seguiremos haciendo entrevistas, hasta la entrevista del final, la de la verdad”.

Pérez Esquivel advierte que no hay personas ni pueblos sin memoria. “Los indígenas del Cauca, en Colombia, grandes luchadores por sus territorios, dicen que hay que hacer caminar la palabra. La palabra sin acción y fuera de la comunidad es la muerte”, señala el Premio Nobel de la Paz. “En este libro hay muchos testimonios de compañeros y compañeras que han comprometido su vida en las luchas sociales. Uno ve que hay una fuerza de la esperanza extraordinaria. Cuando a veces me dicen ‘este militante está amargado’, si está amargado no es un militante, es un amargado. Un militante no puede ser alguien que no tiene una esperanza por la cual luchar. Si está amargado, ya está derrotado. En las Historias debidas se nota esa fuerza, esa esperanza, esa resistencia”. Pérez Esquivel recuerda lo que decía Tupac Amaru: “De fracaso en fracaso vamos construyendo la victoria”. “Nos pueden haber vencido en algunas batallas, pero no nos han derrotado. Esta es la esperanza que hoy seguimos manteniendo”, proclama. Sonia Sánchez, autora del libro Ninguna mujer nace para ser puta, revela con su inconfundible acento chaqueño que la entrevista con Cacopardo fue “una charla de mujer a mujer”, un momento tan especial que la llevó a expresar aspectos de su historia que jamás había contado. “Las mujeres que hemos pasado por la prostitución, que nos han hecho putas de todas y de todos, llevaremos por siempre la vergüenza y el dolor porque esa es la marca de la puta”. La simpatía y el entusiasmo de Sánchez arrasan a la hora de explicar lo que ha cosechado desde el encuentro con la periodista. “Yo lucho contra la trata, la prostitución y el proxenetismo desde la prevención. Y para mí prevenir significa educar. El programa me ha hecho llegar a muchos lugares a los que no voy a poder llegar. Pero llega mi palabra, llega esa rebeldía y esa desobediencia para que a las mujeres jóvenes de hoy no las conviertan en las putas del futuro”.

Ulanovsky pondera el estilo de preguntar sostenido de la periodista. “Queda claro que en estado de pregunta Ana Cacopardo se anima a todo”, afirma el creador del programa radial Reunión Cumbre, y sostiene que el libro puede y debe ser leído “como una involuntaria y formidable recopilación histórica”, además de que es un texto “muy político” porque Cacopardo y sus entrevistados “coinciden en encontrarse en un determinado lado de las ideas y de la vida”. Herrero lee un texto que escribió en el que apunta que la entrevista condensa el encuentro, el diálogo, la ocurrencia inesperada, la memoria de un acontecimiento. “Ana realiza entrevistas como el escenario de una pasión”, propone la cantante. “He sido entrevistada por ella y su mirada siempre está al acecho de cualquier reacción que uno pueda tener. Así lo indica su mirada; la mirada que entrevista, la vista que entre mira”.

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