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La gran pregunta que tiene en vilo a los seguidores de Homeland (lunes a las 22 por FX) es si habrá vida para el ex sargento y congresista Nicholas Brody (Damian Lewis) al final de su tercera temporada. Duda que se disipará hoy, cuando culmine el doble episodio de este thriller. El héroe de guerra, hay que recordar, pasó a ser señalado como el culpable de la voladura del edificio de la CIA y escapó a Venezuela. Mientras, la agente Carrie Mathison (Claire Danes) confiaba en su inocencia y cada vez menos en sus jefes. Lo que prometía ser una temporada sin aliento no terminó de convencer a los espectadores ni a la crítica en su país de origen. Pese a ello, los buenos ratings le aseguraron más episodios para el 2014, por lo que esta temporada será recordada como la de la inflexión o la que cavó su fosa.
La presentación de nuevos personajes (como la viuda del terrorista Abu Nazir), los cambios de locaciones (de Latinoamérica a Irán), el foco en el drama familiar (¡ay de los guionistas que se centraron en la hija de Brody!) dejaron en evidencia que el corazón de la serie pasaba por aquello olvidado en estos episodios: el vínculo emocional entre la cazadora y el cazado. De hecho, la semana pasada se conocieron las nominaciones a los Globos de Oro y la creación de Gideon Raff no competirá en ninguna de las categorías (tan sólo un año atrás había arrasado en cada uno de los premios más importantes de la industria). Por otro lado, se supo que Raff está trabajando en una nueva serie, Tyrant, sobre un político árabe que regresa a su país transformado a las costumbres estadounidenses. ¿Un Homeland converso?
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