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Lunes, 17 de noviembre de 2014
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Dylan McDermott protagoniza Stalker por Universal Channel

Thriller en tiempos de acoso

La serie sigue los pasos de dos detectives de una unidad policíaca contra acosadores en Los Angeles. El actor asegura que ya era paranoico antes de este rol y defiende al programa de las acusaciones que lo han vuelto uno de los estrenos más polémicos de 2014.

Por Federico Lisica
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McDermott y Maggie Q son los detectives de la Unidad de Manejo de Amenazas en Stalker.

¿Habrá llegado la hora del género “Internet exploitation”? Este es el año en el que las redes sociales, su vocabulario y las relaciones que implican hicieron su desembarco definitivo en el ámbito de la ficción televisiva. Hace no mucho fueron las referencias inocentes en sitcoms como The Big Bang Theory. En House of Cards hubo un recurso técnico-narrativo novedoso, algo inevitable y luego repetido, al incorporar en pantalla las charlas sucedidas en chats de celulares, y recientemente se estrenó la comedia Selfie (Warner). Pero Stalker (jueves a las 22 por Universal Channel) quizá sea la treta más desvergonzada de todas las utilizadas hasta ahora. “Stalkear”, neologismo sobre el acoso, incluso puede ser utilizado por una campaña de helados que por estos días se ve en las calles porteñas (“Mi hermano stalkea a mis amigas”) o, como en este caso, para un thriller y programa de procedimiento policíaco.

“No tuve experiencia personal con acosadores, pero es un problema muy serio de la actualidad, y no hay mucho que pueda hacer la policía porque pasa todo el tiempo en todas partes, sea en la puerta de tu casa, en un restaurante o un semáforo. Tal vez no haya tenido ese problema justamente porque soy hombre y les sucede más a las mujeres”, dijo Dylan McDermott, protagonista de la serie, en la teleconferencia de la que participó Página/12. La trama de Stalker se centra en el trabajo de los detectives Beth Davis (Maggie Q) y Jack Larsen (McDermott) para la Unidad de Manejo de Amenazas del Departamento de Policía de Los Angeles. “Facebook, Twitter, Instagram, Snapchat o cualquier otra aplicación popular de la actualidad nos dan demasiado acceso a las personas. Las redes sociales son la principal razón por la que se han triplicado los acosos en la última década”, asegura la agente Davis en una de las primeras escenas, delineando el carácter de la ficción. Ambos investigan casos relacionados con diferentes tipos de acecho (voyeurismo, acoso cibernético y psicológico, enamorados compulsivos, y más) mientras intentan resolver sus propias obsesiones. Davis fue víctima de acoso en el pasado; Larsen, por su lado, es el típico policía tan sagaz como desapegado a las reglas y que podría llegar a ser investigado por la misma unidad de la que forma parte. “Una de las cosas que más me gustaron de este personaje fue que no pudiera ver a su hijo porque su mujer se lo niega y por eso se muda de Nueva York a Los Angeles. Es alguien que se equivoca todo el tiempo. Tiene una doble vida como policía y en parte también es acosador. No sabemos del todo si es un buen tipo o un mal tipo. Eso lo vuelve intrigante”, seduce McDermott.

La apertura del piloto, en el que una mujer fue prendida fuego, también marcó el estilo de la entrega producida por Kevin Williamson. El buzz en las redes sociales (¿dónde si no?) y en parte de los medios fue tan virulento como exitoso. Stalker, irónicamente, se volvió eje de los “haters” y llovieron las críticas por el subrayado en el uso y abuso cibernético de los asesinos seriales (lo cual ya se utilizaba en The Following, la anterior creación de Williamson). Hacía tiempo que un programa no era descripto como “polémico” con tanta insistencia y argumentos. La diatriba más extrema vino desde un medio digital como The Huffington Post, que lo tildó de “basura misógina” y propuso hacerlo arder.

Puede argumentarse que el acoso, al igual que la vanidad y exposición, han existido por siempre, lo que Stalker (o Selfie) hace es replicar lo que sucede en el mundo real/virtual al de los géneros. De ahí los malentendidos. Es más, si Stalker llega a liberarse de ciertas ataduras éticas y explicativas, puede disfrutarse como lo que es: una ficción que hace uso del thriller y de la estructura del procedimiento policial en estos tiempos. “Entiendo que la violencia puede provocar reacciones diversas. Pero no podés tener un programa que se llame Stalker y que no tenga violencia: viene con el plato de lo que es la tevé. Y hay muchos programas violentos sin una razón. Fuimos como un objetivo de cierta prensa y me pareció indebida la forma en la que se dijeron algunas cosas”, defiende McDermott.

–¿Hablaron entre los actores y los creadores sobre esas críticas?

–Claro que sí. Sabíamos que por la temática iba a generar rispideces. Intento ser justo y siempre escucho todas las campanas, pero si uno se fija bien, las críticas fueron injustas, hubo malicia. Por otra parte, es entretenimiento y el público respondió muy bien a la propuesta.

–¿Qué diferencias tiene Stalker con programas como Criminal Minds o The Following?

–Primero, el hecho de que sea una unidad especial dedicada al acoso. También es distinta la historia por detrás de los personajes. Tratan de escaparse de su pasado pero el pasado los encuentra, al menos es diferente de cómo sucedía en The Following. El hecho que sea de procedimiento es algo en común.

–¿Cómo fue la preparación para este personaje y la serie?

–Hice bastante investigación previa con el FBI y la LAPD, lo cual me sirvió para entender lo severo que es el tema: muchas veces salta el tema cuando hay alguna celebridad involucrada, pero le pasa a toda la gente. Es un gran tópico para una serie actual.

–¿Cómo definiría su relación con Beth Davis?

–Es un tipo que se maneja por su charme. Es rápido, gracioso, un poco loco, o no tanto, se sabe encantador. Lo bueno es que con Beth no funciona para nada. Eso lo descoloca. Sus chistes no causan efecto. Su primer día con ella es el peor día. Trata de tener una buena relación, pero empezó mal. Y Beth es un hueso duro de roer.

–¿Cambió algunos hábitos al hacer Stalker? ¿Se volvió más paranoico?

–Ya soy bastante paranoico (se ríe). Desafortunadamente, han cambiado mucho los hábitos en todas partes. Estás más celoso de tu intimidad a la vez que se expone todo en Internet. Es un tópico bastante oscuro, es algo que te da miedo y es real. Más allá de eso, a la gente le gusta ser atemorizada y este programa aprovecha eso. Y solo diré que los episodios que vienen son extremadamente atemorizantes.

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