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Sábado, 16 de mayo de 2015
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Segunda temporada de la británica Broadchurch, que ya tiene su remake estadounidense

Juego de encierros tras el acantilado

La miniserie británica que se ve por DirecTV transcurre en un remoto pueblo del sur inglés. Cada temporada sigue e investiga un único crimen a lo largo de todos sus episodios, pero el suspenso no apuesta sólo a la pesquisa, sino que explora diversas miserias humanas.

Por Javier Aguirre
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El inspector Hardy y la detective Miller generan empatía en los televidentes.

El policial en pueblo chico promete no hacer trampa: se verá un puñado de rostros y uno de ellos será, inevitablemente, el del asesino. En la miniserie británica Broadchurch, que transcurre en un remoto villorrio del sur inglés, el suspenso no apuesta sólo al crimen y su pesquisa, sino que explota el encierro, las desconfianzas cruzadas y una gran vedette visual, el enorme acantilado que sugiere que de allí no habrá escapatoria. Para la TV local, Broadchurch estrenó en abril su segunda temporada (señal 201, DirecTV, lunes a las 21) y está en expansión: mientras su remake estadounidense Gracepoint debutará en TNT Series el 11 de junio, las autoridades de Dorset, donde fue rodada la serie, han instalado una pasarela ante los acantilados para que los fans curioseen e intenten inferir el punto exacto donde apareció el cadáver del niño Danny. Es que cada temporada de Broadchurch sigue e investiga un único crimen a lo largo de todos sus episodios, un formato cuyo ritmo ha explotado muy bien por estos días la serie policial (Gracepoint / Broadchurch, Top of the Lake, The Killing/Forbrydelsen, The Bridge/El puente y hasta True Detective, todas fresquitas, siguen la mecánica de un caso por ciclo). Además de la intriga agravada por el encierro, el otro gran atractivo de Broadchurch es la pareja buddycopera: él y ella, el inspector Hardy y la detective Miller, Quijote y Sancho. La gord(it)a y el flaco –aquí Hardy es el flaco– no paran de recibir golpes y consiguen generar tanta pena como las víctimas. Página/12 dialogó con el guionista y productor inglés Chris Chibnall, con pasado en la franquicia Doctor Who y creador de Gracepoint/Broadchurch

–La relación entre ambos detectives de Broadchurch está llena de momentos hostiles, tristes, agresivos. ¿Por qué generan, sin embargo, cierta empatía?

–Porque los dos son muy humanos y, por tanto, están llenos de contradicciones. Pueden ser muy duros uno con el otro, pero se respetan mutuamente. Los dos han atravesado esos momentos que te cambian la vida, a nivel profesional, a nivel familiar. Ellos se entienden y se necesitan, lo que no necesariamente hace que se quieran...

–¿Cómo hizo para que, pese a sus fracasos y fragilidades, los detectives no resultaran héroes débiles, sino fuertes?

–Son fuertes precisamente porque enfrentan su debilidad. No dejan que sus flaquezas los definan: saben que son mortales pero siguen adelante. Y son personajes con mucha pasión y energía: quieren la verdad y buscan justicia para otros.

–Si el crimen se resuelve en el último episodio, ¿cómo mantiene el suspenso en toda la temporada?

–El secreto es que haya muchas más preguntas para responder además de la identidad del asesino. Que, por otra parte, durante el rodaje se mantuvo en secreto para todo el elenco y la producción. Revelábamos la información clave a tan poca gente como nos fuera posible.

–¿Eligió los acantilados de la ficticia ciudad de Broadchurch acaso por algún simbolismo?

–Me gustan porque son salvajes y, al mismo tiempo, hermosos. Y porque han estado allí por miles de años, mirando desde arriba las vidas de todos los que han pasado frente a ellos.

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