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Lunes, 2 de junio de 2008
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Massacre tocó en el Estadio Obras, por primera vez en su carrera

La fiesta de los superhéroes under

Después de 20 años de trabajo independiente, el quinteto convocó a viejos y nuevos fans en el “templo del rock”. Sus ingredientes fueron los de siempre: skate, surf rock, punk psicodélico y, fundamentalmente, buenas canciones.

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El pintoresco Walas, cantante de la banda que presentó su último CD, El Mamut.

Se propone al lector que imagine un muchacho de treinta y tantos años y un peso de tres cifras, con calzas de leopardo, remera sobre el ombligo y barba de días. Que lo traspole al escenario del estadio cubierto de Obras Sanitarias y se piense entre cinco mil cabezas que intentan verlo cantar que es la reina de Marte y jugar a ser una supervedette. Si recuerda la fría noche del sábado, le será fácil imaginar a los demás saltar y frotarse contra el resto, para entrar en calor y también para verlo seduciendo, con la capucha puesta y un megáfono en la mano. Pero ¿qué es lo que dice?

“Divinos, los quiero mucho.” Eso dice Walas (Guillermo Cidade, para el DNI), el cariñoso e histriónico líder de Massacre, banda bidecana del skate/surf-rock/punk psicodélico –vale toda combinación– que arribó por primera vez a Obras para presentar su último disco, El Mamut. Banda que, para festejar “la llegada del under al Templo del Rock”, se despachó con un show de dos horas y cuarto, el regreso del guitarrista Fico a los escenarios luego de haber estado en coma y perder a su compañera por un accidente vial, y una producción multimedia prolijamente desquiciada, que tuvo desde zombies hasta bailarinas a go-go, pasando por un irritante soundtrack ambient de piar avícola que precedió al show.

Técnicamente, el del sábado fue el tercer Obras de Massacre, que teloneó a Ramones en 1993 y se presentó junto a Peligrosos Gorriones, El Otro Yo y Los Brujos en el show Nuevo rock argentino, en 1994. Pero fue el primero solos, en el que tras la apertura-estreno de “La octava maravilla”, que también abre El Mamut –“mejor disco de 2007” en una encuesta reciente del Suplemento No– tocaron cuatro temas viejos que son nuevos.

¿Cómo es eso? Es que el álbum en vivo Diferentes maneras, de 2005, y el paso previo más firme para el salto que fue El Mamut, es un the best of con temas compuestos desde hace ocho a quince años, concebidos, algunos, en la época de los Buenos Aires subatomic skate sounds (’87-’91), cuando Walas aún no cantaba. Por lo que a muchos oídos llegaron hace, a lo sumo, tres años. Y por lo que un playlist con las grabaciones originales de los 31 temas interpretados manifestará saltos de calidad en el sonido, pero también denotará los cambios de aceite en la ingeniería de la banda.

El en vivo de Massacre es apto para todo público: el encanto de Walas causa ternura a la abuela, los yeites del “Tordo” Pablo Mondello fascinan a hermanos que escuchan “a Zepp y a Purple”, la sensibilidad compositiva de Fico enamora hijas adolescentes, y la base rítmica –Bochi en bajo y Charly en batería– aporta el hardcore que mueve al punkie. Así, frente a aquellos que manifiestan la pulsión metonímica de reducir el grado de interés que genera Massacre al prominente abdomen de su cantante, lo cierto es que el interés mayor de la banda radica en su música, del homenaje a Jerry García, fallecido líder de The Grateful Dead y fundador del rock psicodélico west coast, al surf-punk de “Try to hide”; del skate rock de “Diferentes maneras” al cover de “Maggie May”, de Rod Stewart.

Todo viene sazonado con los delirios místicos, espaciales, necrofílmicos y teatrorrevisteriles del gordito de calzas de leopardo. Ese es su uniforme de soldado de la independencia, de panzón con sensualidad desafiante, de superhéroe del under. Un uniforme que ha absorbido el sudor propio de más de veinte años de autogestión y el ajeno de esos que son “todos de Massacre, de Massacre Palestina” –luego del atentado a la embajada de Israel, la banda acortó su nombre– y de las mujeres que se sumaron al mosh en la ex cancha de básquet

Luego de la inclinación en detrimento de “lo nuevo”, la celebración y el recuerdo se estabilizaron a razón de un estreno cada dos oldies, hasta el primer corte, luego de dieciséis temas. El Mamut avanzó con fuerza en la segunda parte y sólo un tema quedó fuera: “Estamos en problemas”. “La prensa yanqui dice que somos la salvación para sus psiquis y sus cuerpos, pero la prensa yanquee dice mentiras”, aminora Walas. No obstante, este año, las radios y los canales los programaron en hora pico y muchos de los que los conocieron por “La reina de Marte” se encontraron con un pogo alegre, digno de la escena hardcore, y los cuelgues psicotrópicos de “1984”, “La orquídea blanca” y el medley “La epidemia”-“Resurrección”.

Un mensaje proyectado anunció que el show era dedicado a Gabriel Ruiz Díaz, bajista de Catupecu Machu que pasa por eso a lo que sobrevivió Fico: la hospitalización post-accidente. Su hermano Fernando subió para demostrar su enorme caudal vocal, en “Plan B: anhelo de satisfacción”, tema quinceañero de Massacre desempolvado por Catupecu Machu. Es menester decir que la formación actual de Massacre, con un lustro de vida, sufrió problemas de sonido. Aun así, la performance no flaqueó, pero faltó la genial versión de “Te quiero tanto”, de Sergio Denis.

La declaración de principios rockeros que es “Seguro es por mi culpa”, el conmovedor diálogo de Fico con el público (imposible de reproducir en su sinceridad), los agradecimientos dados por Walas y el constante “somos los Massacre”, dan cuenta del esfuerzo de un quinteto que resistió desde la independencia más de dos décadas y logró llegar a Obras por las suyas.

Ya cruzaron la barrera de las cinco mil entradas cortadas, la segunda más difícil de romper luego de la de las quinientas, según dicen. A este ritmo, quizá la prensa yanqui tenga razón y sean la salvación para las psiquis, para los cuerpos y para “la octava maravilla del mundo”: el rock.

Informe: Luis Paz.

8-MASSACRE

Presentación de El mamut.

Sábado 31 de mayo

Lugar: Estadio de Obras Sanitarias.

Público: 5000 personas.

Duración: 2 horas 15 minutos.

Músicos: Guillermo Cidade “Walas” (voz y pandereta), “el Tordo” Pablo Mondillo (guitarra líder), Federico “Fico” Piskorz (guitarra rítmica), Luciano “Bochi” Facio (bajo) y Charly Carnotta (batería).

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