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Sábado, 22 de noviembre de 2008
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Germán Daffunchio, presente y futuro de Las Pelotas

“Nunca me preocupó el bronce”

Hoy, en Obras, el grupo comenzará a transitar el camino que lleva al sucesor de Basta, con un show en el que regalarán un single. “Lo importante es que la gente nos vea y compruebe que estamos bien”, dice el cantante y guitarrista.

Por Juan Ignacio Provéndola
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“Sokol es parte de nuestra historia. Algún día Maradona se fue, pero Boca siguió ganando.”

“¿Querés escuchar algo nuevo?” Play. “¿Otro?” Play. “¡Uno más!” Play. Germán Daffunchio muestra casi una decena de temas nuevos que se convirtieron en la banda sonora de su estadía porteña previa al show de hoy en Obras: las cinco conversaciones telefónicas para concertar la entrevista tenían la misma música de fondo. Ahora abandona su sillón en la casa de la bajista Gabriela Martínez, sigue el ritmo con frenesí y brama las letras con la cabeza en alto y los ojos cerrados. “Algunos nos llaman oscuros por escribir canciones hiperrealistas. Bueno, entonces nos convertimos en oscuros...”, ironiza Daffunchio, aunque musicalmente el nuevo material pretende ponerse al nivel que reclama la apuesta de continuar sin el histórico cantante Alejandro Sokol, a partir de la policromía sonora que tan bien les rindió en Esperando el milagro. Pero para develar el misterio habrá que esperar a que den a luz el sucesor de Basta en marzo: esta noche solo estrenarán el reggae “Que estés sonriendo” (que regalarán en un CD) y los clásicos de siempre.

–¿Cómo se siente ahora que es el único cantante?

–Está todo bien. Nunca dejás de aprender. Lo importante es seguir para adelante haciendo música. Estamos todos realmente muy bien, empujando en la misma dirección y trabajando. De todas maneras, lo importante es que la gente nos vea y lo compruebe. Venderte el producto no va.

–En este show obsequian un tema en CD, formato en franca retirada...

–En el Cosquín Rock de 2002 salimos a tocar con pedazos de compacts pegados a nuestra ropa, en forma de protesta al mercado musical (risas). Ahora regalamos el tema en un CD, antes de que lo divulguen por Internet o se venda copiado en la calle. Es nuestra forma de luchar contra la piratería, algo complicado por cierto. Pero más complicado aún es hacerle frente a la vida. Los discos son excusas para tocar temas nuevos. Si no tuvieran un costo tan alto, los regalaríamos.

–¿Eligieron un reggae porque vuelven a las fuentes?

–“Que estés sonriendo” había quedado afuera del disco anterior porque el consenso había sido no poner reggaes. Ahora se nos ocurrió sacarlo porque es un tema esperanzador con respecto a la vida misma. Siempre hay una parte tuya que vuelve a las fuentes, que saca la información que tenés en el archivo. Nosotros estamos más allá de todo eso, sólo queremos hacer música e hinchar las pelotas.

–¿Notaron que cierran una etapa justo después de sacar un disco titulado Basta?

–Fue muy loco eso, pero fue una coincidencia que se dio. Cuando le pusimos ese nombre fue porque le queríamos decir basta a todo pero, de tan abarcativo, nos terminó rebotando. Con Esperando el milagro sucedió lo mismo, porque logramos una repercusión inédita en la historia como banda. El gran problema del próximo disco será elegir bien su nombre, porque tal vez allí estemos escribiendo nuestro futuro.

–¿Cómo superaron la conmoción de un disco tan exitoso como Esperando el milagro?

–En la vida, el músico va cursando materias. Empezás en Primera D y vas subiendo a medida que las aprobás. Esperando el milagro nos puso en la A de una forma tan rápida e inesperada que de repente nos encontramos con cosas a las que no estábamos acostumbrados. En los festivales, todo el mundo se acercaba para escuchar un tema como “Será”, que generó cierta histeria colectiva, pero a la vez dio lugar a cuestionamientos de parte de nuestros fans acerca de si nos vendimos o no. Esa canción nos abrió muchas puertas, pero siempre estuvimos tranquilos porque no éramos solo eso: también teníamos seis discos atrás. Una de las cosas típicas del éxito es que te hace creer algo. Aparecen séquitos de aduladores que te tratan como un genio o un semidiós. Esa situación te quema la cabeza y por eso a muchos les cuesta sobrevivir. Creo que nosotros pudimos superar ilesos ciertas materias complejas y hoy estamos contentos de poder seguir en el camino.

–¿El alejamiento de Sokol fue un final anunciado? Nadie se sorprendió con la noticia...

–Sí, era algo que se sabía desde hacía tiempo. Son decisiones de la vida de cada uno. Alejandro es parte de nuestra historia y de nuestro pasado. Algún día Maradona se fue, pero Boca siguió ganando. Los grupos son como equipos de fútbol y nosotros seguimos tocando, componiendo, grabando y haciendo proyectos. Que los demás piensen las boludeces que quieran, pero la que habla es la música.

–Hace pocos meses fue Sokol, el año pasado se reunió con Sumo. Está viviendo una época de encuentros y desencuentros...

–Algunas veces se había hablado de la posibilidad de reunirse después de aquel intento fallido en Uruguay. Esa vez Divididos y Las Pelotas coincidíamos la misma noche en el mismo festival y dijimos “vamos a tocar, dejémonos de hinchar las bolas”. Hicimos unos temas para mucha gente que nunca había visto a Sumo, la pasamos bien y nos cagamos de risa. No fue más que eso. Hay que entenderlo: Luca está muerto.

–¿Cómo le gustaría que sea recordado Las Pelotas en el futuro?

–Me gustaría que mis hijos escucharan los discos, pero más me gustaría no dejarles este mundo de mierda, gobernado por las mafias, que inevitablemente van a heredar. Por lo demás, nunca me preocupó el bronce.

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