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Sábado, 21 de febrero de 2009
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Ian Gillan y una nueva visita de Deep Purple a la Argentina

“Pusimos nuestro sello distintivo”

Cantó anoche y repetirá mañana en el Luna Park. Hoy, en tanto, se presentará en el festival Cosquín Rock. El cantante de la legendaria banda británica se entusiasma con la popularidad que tiene aquí y dice que “sólo los turcos igualan en ruido a los fans argentinos”.

Por Luis Paz
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“Aún hoy, sigo sin tener idea de por qué, pero sé que quiero seguir estando involucrado en esto”, reconoce Gillan.

En algún momento entre las 23 de hoy y los primeros minutos de la madrugada de mañana, festivaleros de todas las latitudes volverán a sentir cristalizarse aquel “I’m a speed king, you go to hear me sing” al que Ian Gillan le puso cuerpo ya en 1970. Es que el más histórico de entre los cinco cantantes que tuvieron los ocho Mk de Deep Purple volverá a pisar un escenario montado sobre suelo argentino para participar de la fecha más insólita del Cosquín Rock ’09, compartiendo tablado con Los Cafres, La Vela Puerca y No Te Va Gustar y dejándole el cierre al Almafuerte de El Perro Cristiano. Así, Gillan, el tándem rítmico y fraternal de Ian Pace en batería y Roger Glover en bajo, más el violero Steve Morse y el tecladista Don Airey, se enfrentarán a la audiencia “más ruidosa” del mundo, según el diplomático cantante. Pero lo harán habiendo dejado de ser la banda más ruidosa del mundo, como alguna vez los catalogó el Guinness: “Las formas de producir el sonido cambiaron y hoy muchas bandas que recién comienzan suenan mucho más fuerte que lo que nosotros sonábamos entonces”, concede amablemente. Deep Purple abrió anoche en el Luna Park su serie de presentaciones en la Argentina y se despedirá mañana en el mismo estadio de Corrientes y Bouchard.

Intentar revisitar el nacimiento de un gigantesco monstruo del rock como lo es Deep Purple puede ser estéril sin la guía correcta. Pero con Gillan del otro lado de la línea telefónica, la tarea puede ser más amena, aunque los tiempos que las compañías discográficas permiten sean mínimos: “En el principio de todo no sabíamos hacia dónde carajo íbamos. Simplemente nos enamoramos de la música, de las diferentes músicas, pero sobre todo del rock, el blues, el folk y hasta el jazz. Empezamos sin un mapa y, aún hoy, sigo sin tener idea de por qué, pero sé que quiero seguir estando involucrado en esto”, reconoce Gillan.

Nieto de abuelo cantante e hijo de madre pianista, supone que “tal vez lo fundamental sea el placer de enfrentarse a locos descontrolados” como los fanáticos argentinos, a los que “sólo los turcos igualan en ruido”. Tendrán que sonar alto, eso desde ya, pero no parece un gran problema. Y tendrán que saber que los dos meses de vacaciones que se tomaron en su gira mundial por las fiestas católicas y el invierno en el Hemisferio Norte no pueden ser excusa para canciones con 40 años de vida, para músicos que llevaron el tipo de riffs que inventaron los Kinks a la máxima expresión durante la década de 1970. Ritchie Blackmore y, aleatoriamente, Glenn Hughes y Roger Glover hicieron de la sistematización de pequeñas líneas de viola y bajo una receta ineludible al hacer hard rock.

–¿Son, efectivamente, los creadores de una receta de sonido?

–Creo que sí. Tomamos elementos que andaban dando vuelta en el rock y el folk, los modificamos y les pusimos nuestro sello distintivo. Tomemos mi caso: cuando empecé en la música, intentaba copiar a Elvis y a Chuck Berry, pero una vez que entré en Deep Purple encontré mi voz, mi propia forma. Arrancamos con un sonido en 1967 (en rigor, Gillan ingresó en julio de 1969) y lo trabajamos, lo pulimos y logramos hacer cosas creativas. Incluso en la actualidad exploramos las posibilidades que hay en sonido, instrumentos y equipamiento, para seguir siendo creativos.

–Esa búsqueda debería quedar documentada. Su último disco, Rapture of The Dead, ya tiene cuatro años. ¿Están trabajando en uno nuevo?

–Para ser franco, sí estuvimos hablando acerca de entrar a estudios este año, pero fueron conversaciones muy vagas. Una vez que terminemos con la gira, que nos tomemos un tiempo de descanso con nuestras familias y surjan nuevas ideas, quizá nos sentemos en un bar, tomemos cervezas y charlemos acerca de grabar material nuevo. Con que las canciones se parezcan a lo que sale en los ensayos, puedo asegurar que será genial.

“Ian Gillan te da la bienvenida a Caramba!” Ese es el encabezado del sitio personal de Gillan, que entre reflexiones y anécdotas permite visualizar la inminente edición de su primer material como solista en una década, One Eye to Morocco, a ser publicado el próximo 6 de marzo. Para desazón del purpurismo argentino, no hay demasiadas anécdotas de las pampas, excepto por una encriptadísima alusión a “la tigresa Yvonne, que hizo una versión bizarra de ‘Smoke on the Water’” que Gillan jamás llegó a comprender del todo. Poquito, teniendo en cuenta que el sitio existe desde 1996. ¡Y aquí todos creyendo a Andrés Calamaro el primer rocker blogger! Gillan: pionero del Rock’n’Roll, pionero del Blog-roll. “Escribo mucho en Gi llan.com, debe ocupar el 25 por ciento el tiempo que le dedico a escribir, porque trato de mantener una conversación larga y profunda con los fanáticos de Deep Purple y de mis canciones”, revela.

–¿Y todo el 75 por ciento restante lo destina a componer canciones?

–Mmm, no. Digamos que otro 25 por ciento se me hace mucho menos fácil de manejar porque la inspiración me llega en cualquier momento del día. Es fascinante la sensación de saber que algo te está llegando y vos estás ahí, con la lapicera sostenida entre tus dedos, hasta que te conectás y vas intentando desarrollar la idea de un mejor modo.

–Pero a esa cuenta le falta una mitad, ¿en dónde quedó?

–La mayor parte del tiempo, digamos que ese 50 por ciento faltante, me la paso escribiendo algo que no es para el público. Bueno, tal vez alguna vez lo publique, pero es algo más personal, una búsqueda interna.

–¿Qué es? No tenga dudas de que al público le interesará...

–OK, estoy investigando mucho sobre las relaciones históricas entre Ciencia y Teología. Soy un agradecido de mi laptop, que me libera de grandes búsquedas en mi biblioteca. Digamos que la idea de ese trabajo es poner en relación a Dios con el conocimiento científico, dos temas que hoy en día son cada vez más polémicos.

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