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Sábado, 28 de marzo de 2009
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Ernesto Jodos y la presentación de su segundo disco, Jardín seco

Sobre la evolución del jazz

Esta noche en La Trastienda Club, el notable pianista y su cuarteto buscarán cimentar la exposición que da una industria que, de a poco, aprende a prestarle atención a la excelente salud que demuestra el género hecho en la Argentina.

Por Diego Fischerman
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“La compañía me da libertad y apoyo. Y yo no pido más que eso”, asegura el músico.

Se habla de un supuesto boom del jazz argentino. Es posible que no sea cierto pero lo que es innegable es que, en la última década, aparecieron varios músicos sumamente creativos y con un nivel técnico extraordinario. Y, también, que no sólo se consolidó una escena porteña con una agenda musical de muy buen nivel sino que hubo una parte de la industria discográfica que acompañó ese proceso. Las movidas de BAU –los precursores–, el rosarino Blue Art y S’Jazz, inicialmente en EMI y actualmente distribuido por Sony Music, abrieron el camino. Y la relación entre esta empresa, a través de su sello RCA Victor, y el notable pianista Ernesto Jodos, fue una de sus mejores consecuencias.

Que un sello grande mire al jazz argentino, en todo caso, está lejos de ser un dato menor. El primer disco que Jodos editó allí fue en trío y en homenaje a Lennie Tristano. El segundo, Jardín seco, fue en cuarteto. Junto al saxofonista Carlos Lastra, Diego Urbano en vibráfono, Hernán Merlo en contrabajo y Sergio Verdinelli en batería, el pianista logró un disco magnífico, donde la potencia se une a la sutileza. Y hoy a las 23 el grupo lo presentará en vivo en La Trastienda Club, de Balcarce 460. “La primera ventaja de estar en una compañía grande es de plata, obviamente”, dice Jodos a Página/12. “El disco no lo financiamos los músicos, como es habitual en el jazz, y eso permite más regularidad. Se le pueden dedicar las horas de grabación y de mezcla que se necesiten y no las que puedan pagarse. Y, claramente, se subsana el que resulta el punto más débil de las compañías chicas, sean de música, de libros o de cualquier cosa, que es la distribución. Un disco editado por RCA, sencillamente, está en más lugares y eso es bueno. Incluso llega a otros países. Nuestro disco en trío fue editado en Taiwan y en Europa, por ejemplo, Y eso da más posibilidades de viajar. El disco es un mensajero.”

Justamente gracias a sus dos discos más recientes, Jodos fue invitado al Festival de Umbria, en Italia, uno de los más prestigiosos en el ámbito de las tendencias más nuevas del jazz. “No se habla de la cuestión de la nacionalidad”, cuenta el pianista. “Yo mismo no escuentro algo nacional en mi música. Tal vez lo haya y sea inconsciente y tenga que ver con las cosas que uno ha escuchado y la manera en que lo ha hecho con una particular educación y en un particular lugar del planeta. Pero a nadie le interesa si somos argentinos. Se escucha la música y, si gusta, se sigue escuchando y se busca más de esos músicos”. Con respecto al hecho de que RCA haya apostado por él, afirma: “Si se sacaran conclusiones acerca de alguna tendencia del mercado, se estaría incurriendo en un error. Esto tiene que ver con una persona en particular, Eduardo Dulitzky, sin la cual probablemente a nadie se le ocurriría grabar discos de jazz argentinos”. La idea, además de osada, no resultó mala desde el punto de vista del negocio. El primer disco ya lleva vendidas unas 2000 unidades y el segundo, publicado en diciembre del año pasado, ya está arriba de las mil. Por eso la aventura de Jodos no será la única y RCA acaba de grabar a otra de las figuras del jazz local, la también pianista Paula Schocrón.

“La compañía me da libertad y apoyo. Y yo no pido más que eso”, asegura Jodos. “Y parte de ese apoyo tiene que ver con poder presentar este disco en La Trastienda. Esa es una necesidad. Hay un momento en que uno precisa defender el disco en un lugar con mayor notoriedad. Y esa necesidad muchas veces no puede pasar de ser un deseo.” La trayectoria de Jodos, desde que, todavía muy joven, empezó a tocar junto al guitarrista Guillermo Bazzola –actualmente radicado en España–, con quien grabó un muy buen disco en dúo, es ejemplar de las maneras en que el jazz circuló en la Argentina en los últimos años y de cómo se amplió la enciclopedia de los músicos. Si las referencias de los pianistas, hasta no hace tanto, eran Oscar Peterson, Monk, algún pianista bop y, para los más modernos, Herbie Hancock, para las nuevas generaciones el universo comenzó a incluir a Richie Beirach, Paul Bley, Tristano, Andrew Hill o Marc Copland. Y en la expansión de ese mundo de referencia resultó significativa no sólo la tarea de Jodos como compositor e intérprete sino como educador. Es el director de la carrera de jazz en el Conservatorio Manuel de Falla y, además, muchos de los pianistas más jóvenes actualmente en actividad fueron sus alumnos.

Hay músicos para los que un disco en el punto de partida de un proceso y otros para los cuales significa un punto de llegada. Para Jodos, “está en el medio; el disco se produce en un momento en que veníamos tocando ese material y sentimos que podíamos plasmarlos y queríamos un documento de hasta dónde habíamos llegado en ese momento. Al principio, incluso, ese material estaba tocado en trío. El vibráfono se incorporó después. Pero después seguimos tocando y la música empezó a tomar, como pasa siempre, otras direcciones. Diría que el disco sella una cierta etapa y sirve para dar comienzo a otra, que se desarrolla a partir de él y donde el disco va mutando y creciendo”.

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