Mientras actuaba en Estados Unidos, en 1959, tuvo su primer colapso. Cuando se present贸 en el Olympia de Par铆s, en 1961, donde estren贸 la famos铆sima 鈥淛e ne regrette rien鈥, el periodismo dec铆a que su carrera hab铆a terminado. Se sab铆a que estaba por morir. La 煤nica manera en que pod铆a actuar era inyectada con morfina. Y muchos de los que fueron a verla al teatro lo hicieron pensando que cumplir铆a su profec铆a de morir en escena. Ten铆a menos de cincuenta a帽os y parec铆a una anciana. En Francia siempre la llamaron la m么me (la nena). Pero el nombre art铆stico de Edith Giovanna Gassion fue Piaf (peque帽o gorri贸n), tal como la bautiz贸 Louis Lepl茅e, el due帽o de un club que la descubri贸 cantando en la calle.
All铆, en la calle, hab铆a nacido, bajo un farol frente al n煤mero 72 de la rue de Belleville. Hija de un contorsionista borracho y de una cantante demasiado pobre como para criarla, creci贸 junto a su abuela materna, A茂cha Sa茂d Ben Mohammed, y luego con la abuela paterna, que regenteaba un prost铆bulo en Normand铆a. Antes de cumplir treinta a帽os era una estrella. Fue amiga de intelectuales como Jean Cocteau, y no s贸lo cant贸 como nunca antes se hab铆a cantado 鈥搚 como nunca se podr铆a volver a hacerlo sin imitarla鈥, sino que funcion贸 como musa para todo un nuevo repertorio en el que brillaron autores como Margueritte Monnot y, m谩s tarde, Charles Aznavour y Georges Moustaki. Si bien el disco tuvo un importante grado de incidencia en su popularidad, todav铆a era una 茅poca en que las actuaciones en vivo resultaban fundamentales en la construcci贸n de una carrera art铆stica. Y, por otra parte, ning煤n disco era capaz de captar, en toda su dimensi贸n, lo que Piaf produc铆a en escena.
Afortunadamente, muchas de sus actuaciones fueron registradas y proveen un documento 煤nico. La mala noticia es que la mayor铆a de estas grabaciones eran inconseguibles en la Argentina. La buena es que un 谩lbum doble, publicado localmente dentro de la serie Las voces del siglo XX (es el volumen 20 de esa colecci贸n), del sello Lantower, re煤ne, con un sonido excepcional, gran parte de esas actuaciones extraordinarias. La edici贸n lleva el nombre Edith Piaf. En vivo 1952-1959 y comprende el per铆odo de oro de la int茅rprete, con la voz en condiciones 贸ptimas. Varias de las grabaciones fueron realizadas en diversas actuaciones en el Olympia parisiense, en 1955, 1956 y 1958. Se incluyen, tambi茅n, 鈥淟鈥檃ccordeoniste鈥, en el registro del show de Ed Sullivan en 1952, nuevas apariciones en ese show en 1956 y 1959, la actuaci贸n en el Carnegie Hall en 1956, en Quebec en 1955, en diversos programas de televisi贸n y en la banda de sonido de los films 9 Gar莽ons: une coeur, de 1948, y French Can Can, de 1955.
El 谩lbum tiene dos funcionamientos posibles y cumple con ambos de manera superlativa. Por un lado puede entenderse como un poderoso documental y una manera de recorrer, con precisi贸n, la construcci贸n de una de las carreras art铆sticas m谩s deslumbrantes del siglo pasado. Desde ese punto de vista, pueden escucharse canciones como 鈥淎vec ce soleil鈥, 鈥淓nfin le printemps鈥. 鈥淧adam鈥橮adam鈥 o 鈥淗ymne a l鈥檃mour鈥 casi en tiempo real. Imaginando sus estrenos, que a veces fueron precisamente en estas ocasiones aqu铆 registradas. Puede escucharse la evoluci贸n de su voz, de su manera de interpretar, de las orquestaciones que la acompa帽aban y del repertorio con el que iba integr谩ndose ese cuerpo de chanson francesa que quedar铆a indeleblemente ligado a esa 茅poca en general y a la figura de Piaf en particular. Pero tambi茅n pueden escucharse estos dos discos (que, para mejor, se venden al moderad铆simo precio de $35) simplemente como una antolog铆a con lo mejor de Piaf. Al fin y al cabo, m谩s all谩 del valor testimonial (si se perdona la palabra), aqu铆 aparecen ni m谩s ni menos que las canciones m谩s importantes de su carrera y en las que tal vez sean sus mejores versiones restauradas, por otra parte, con un sonido muy pocas veces escuchado en grabaciones de esa 茅poca. En uno u otro caso 鈥搊 en ambos鈥 conviene no pasar por alto 鈥淟a foule鈥, 鈥淐鈥檈st a Hambourg鈥 y 鈥淏ravo pour le clown鈥, grabados en el Olympia en 1958, y 鈥淟es feuilles mortes鈥, en el Carnegie Hall, dos a帽os antes. No estaba a煤n la leyenda. La tragedia de la infancia parec铆a haber quedado atr谩s y la sucesi贸n de abandonos, amores contrariados y embates de la enfermedad todav铆a no hab铆an llegado. Apenas un peque帽o gorri贸n con una voz prodigiosa y en absoluto estado de gracia.
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