Basta con mirar alrededor: entre el barro y el cielo plomizo, desde la carpa vip hasta los stands de comida 鈥揳 prop贸sito, 驴es necesario que hasta un kiosco tenga ne贸n en la modernidad?鈥, de uno a otro vallado, pr谩cticamente nadie esquiva lo que ocurre sobre el escenario: un pibe de Olivos se anima frente a la invitaci贸n de Campino a cantar 鈥淧aradies鈥. 鈥溌縏e sab茅s el primer verso de la segunda vuelta, no?鈥, le pregunta el l铆der de Die Toten Hosen. 鈥淧fff鈥, responde 茅l y varios desconf铆an, sobre y debajo del escenario. Pero el joven se mueve de lado a lado del tablado y agita sin fallar una sola palabra, cantando en alem谩n por fon茅tica dos estrofas enteras. Ante el asombro y las sonrisas, se abraza a Campino y 隆al agua, punkies! El pibe se pierde en el mosh y el alem谩n que lidera la banda que cerr贸 la fecha del domingo del Pepsi Music 09 es devuelto del cari帽o popular y depositado directamente al inicio de la pasarela. Es un momento m谩gico, otro de esos que un festival facilita para los p煤blicos y las bandas.
La jornada hab铆a comenzado complicada. Cerca de las 19, cuando el tr铆o Carajo invitaba a todos a sacarse 鈥渓a mierda鈥 en el escenario principal, m谩s de un resbal贸n ocurr铆a por la alfombra embarrada que cubr铆a el campo del Club Ciudad de Buenos Aires. El barro era el saldo de la tormenta que oblig贸 a suspender el d铆a 2, programado para el s谩bado y pospuesto hasta el pr贸ximo viernes; y, a la vez, el felpudo de bienvenida a la que probablemente vaya a ser una de las fechas m谩s concurridas de esta edici贸n del festival gaseoso. La situaci贸n era peor en la isla (Escenario 3), que parec铆a un territorio de chocolate propio de las f谩bulas donde los jovencitos Infierno 18 jugaban a disfrutar las golosinas de los grandes p煤blicos. Cadena Perpetua daba, rato despu茅s, un show sin sobresaltos que ayudaba a llevar con diversi贸n, pogo y cr铆tica social una tarde en la que los rel谩mpagos fueron constantes.
Eso, hasta que las descargas se mezclaron con los flashes de las c谩maras que apuntaron al tablado principal cuando Faith No More sali贸 a escena, poco despu茅s de las 20. La presentaci贸n del grupo liderado por Mike Patton fue simplemente impecable, en lo musical y en la performance. Entre 14 y 18 a帽os hab铆an esperado el reencuentro quienes vieron a la banda en dos momentos claves de su historia (1991 y 1995), pero el concepto del regreso de un grupo fundamental, con los temas de siempre (y nada nuevo porque no lo hubo a煤n), carg贸 de emotividad esta noche de 2009. En ese sentido, los versos del cover de 鈥淩eunited鈥 (de Peaches & Herb, cantado a d煤o por Patton y el teclista Roddy Bottum) fueron algo as铆 como las frases que adornan las invitaciones a los cumplea帽os de 15: 鈥淎mbos estamos entusiasmados, s铆, porque nos estamos reuniendo鈥. De all铆, directo a 鈥淔rom Out of Nowhere鈥, 鈥淟and of Sunshine鈥, 鈥淐affeine鈥 y una versi贸n de 鈥淓vidence鈥 que sigui贸 demostrando la voluntad de comunicar en espa帽ol de Patton, el vocalista que, bast贸n, bigote y elegancia de narco colombiano mediante, agradeci贸 una y otra vez a Buenos Aires e invit贸 a saltar 鈥渁 las mamis鈥 y a que canten con ellos 鈥渢odos ah铆鈥.
Patton fue un comod铆n vocal: rugidos de le贸n, cantos de sirena en 鈥淟ast Cup of Sorrow鈥, scratches de garganta en 鈥淓pic鈥 y el porte de un crooner desangelado en 鈥淓asy鈥, que film贸 con un (驴su?) celular. La banda son贸 de un modo impactante en esa reversi贸n de The Commodores y sigui贸 con altura en la senda del homenaje con 鈥淚 Started a Joke鈥 (Bee Gees), con la contundente 鈥淢idlife Crisis鈥 entre medio. En excelente estado, anticiparon un magn谩nimo final con 鈥淭he Gentle Art of Making Enemies鈥, la 茅pica 鈥淜ing For a Day鈥, 鈥淎 Small Victory鈥 y 鈥淲e Care a Lot鈥 y luego cruzaron 鈥淪carface鈥 (de la banda Fantomas, de Patton) con 鈥淐ollision鈥. Y para el cierre, dejaron en 鈥淎shes to Ashes鈥 la rimbombancia del estallido.
Una porci贸n amplia del p煤blico se apur贸 a salir antes de la llegada de Die Toten Hosen, que muchos otros se perdieron por estar coreando 鈥淏litzkrieg Bop鈥 sin mirar al escenario. Pero los Hosen se metieron de lleno al show en la segunda vuelta del tema de Ramones, haciendo playback del punk que tambi茅n representan, y fue un derroche de energ铆a lo que se de-sat贸 all谩 arriba y aqu铆 debajo.
鈥淗ace poco de la 煤ltima vez que vinimos, as铆 que quer铆amos hacer algo nuevo. Se van a enterar entrando a nuestro sitio oficial en Argentina: http://www.dth.com.ar鈥, anticip贸 en un momento el guitarrista Breiti, en espa帽ol fluido, acerca de un show 鈥渟ecreto鈥. Campino, en cambio, debi贸 hacer esfuerzos inhumanos para improvisar un castellano menos castrense que el que le sale naturalmente. Como fuera, la banda alemana de punk ramonero ofreci贸 un set pol铆glota, de 鈥淲eil Du Nur Einmal Lebst鈥 a 鈥淐all of the Wild鈥 y 鈥淯no, dos, ultraviolento鈥, en compa帽铆a de todos Los Violadores actuales. Tambi茅n estrenaron 鈥淰ida desesperada鈥, recordaron a 鈥淏onnie & Clyde鈥 y dedicaron 鈥淎usw盲rtsspiel鈥 a Lothar Matth盲us, el ex futbolista germano que le dijo no a la direcci贸n t茅cnica de Racing por mensaje de texto: 鈥淒eber铆an estar contentos de que no vino, porque es un pelotudo鈥.
No fue un momento iluminado cuando Campino decidi贸 evocar falsetes desprolijos propios de Johnny Rotten luego del enorme despliegue vocal de Patton, pero quejarse ser铆a no comprender el concepto del punk. De modo que lo m谩s destacable de su presentaci贸n fue lo de siempre: la entrega, la actitud, el combate, la fraternidad con los argentinos y la musicalidad de esa no tan compleja combinaci贸n de sonidos que es Die Toten Hosen, a los que nadie les pedir铆a que suenen a siglo XXI sabiendo que lo suyo, a esta altura, ya es una tradici贸n pampeana m谩s que descalabra desde las bases aquello de que el punk est谩 muerto.
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