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Sábado, 7 de noviembre de 2009
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Mañana empieza el Festival Jazz Ensamble

En el sur también se improvisa

Cada domingo, por el Banfield Teatro Ensamble pasarán los artistas más destacados del género, en un encuentro que ya lleva tres años, siempre con entrada gratuita. Abren Escalandrum, Paula Shocron, Bog-San y una clínica de Pipi Piazzolla.

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Jodos y Merlo se quejan de “las legislaciones que hacen casi imposible la actividad”.

A simple vista, cualquiera diría que el corazón del jazz argentino está en Buenos Aires, en tres o cuatro clubes preferidos por los músicos en ascenso. Tampoco se presta a debate el útero del género en cuestión. Y aunque éste no sea el caso de Lomas de Zamora, sí se sabe que es cuna de grandes artistas que aportaron mucho a esta manera de hacer música. Hasta allá viajará el jazz y se instalará durante varios fines de semana con motivo del Festival Jazz Ensamble, un encuentro que desde hace tres años reúne a los artistas más consagrados de la escena local y a un público voluminoso. En la apertura de mañana habrá una clínica de Daniel “Pipi” Piazzolla (a las 18) y conciertos de Bog-San (20), Paula Shocron (21) y Escalandrum (22), todo con entrada gratuita, en el Banfield Teatro Ensamble (BTE, ubicado en Larrea 350), con el auspicio de la Dirección de Artes de la Secretaría de Cultura de la Nación. Los próximos domingos actuarán Hernán Merlo, Mariano Otero, Sergio Verdinelli, Ernesto Jodos y Juan Cruz de Urquiza, entre otros. También tendrán su momento las bandas ganadoras de un concurso que tuvo como jurado a Shocron.

Mil doscientos espectadores; más de cuarenta músicos: a un lado y al otro de las cifras se desprenden conclusiones que, en una charla con Página/12, vislumbró lúcidamente el contrabajista Hernán Merlo: “El festival es muy importante porque la gente de zona sur no tiene dónde acceder a esta música, y cada espacio que los artistas encontremos para tocar tenemos que cuidarlo como a un bebé recién nacido”. La suya es una voz más que autorizada para hablar del asunto: oriundo de ese distrito, el compositor participó activamente en la organización de las dos ediciones anteriores y promovió un espectáculo auspiciado por la municipalidad en 2003, un antecedente de lo que es hoy el Festival Jazz Ensamble.

El parentesco entre el BTE y el jazz comenzó unos años antes, con un ciclo nacido hace seis años que continúa en vigencia, pero que quedó chico. “Poco a poco se incorporaron más músicos y a pedido de ellos nació el festival”, recordó la coordinadora de ambas actividades, Silvina Aspiazu. La diferencia entre uno y otro encuentro es la gratuidad de las localidades. “Hay poca movida de festivales en los que no se pague entrada”, recalcó. Allí radica una de las explicaciones de la alta convocatoria del festival. “El año pasado el público se reciclaba permanentemente. Hay quienes dirán ‘no vengo nunca más en mi vida’, pero quizás otros empiezan a escuchar esta música”, sostuvo Merlo.

No obstante, la posibilidad de llegar a una cantidad más amplia de espectadores no es la única razón por la cual los artistas deben proteger al festival como a un “bebé recién nacido”. Sucede que el mayor obstáculo que afronta el jazz por estos días es “la falta de lugares para tocar”, visión en la que coinciden Merlo y su amigo, el pianista Ernesto Jodos. La ecuación es sencilla: en los últimos años se produjo un crecimiento en cantidad de músicos que no tuvo su correlato en lugares destinados al género. Al contrario, lo que hubo es un decrecimiento con el cierre de locales o la suspensión de actividades, como el festival de Rosario. En vistas de una concentración en la Buenos Aires, “si no se abre el juego a las provincias, esto no crece más”, pronosticó Jodos. El marco se complica aún más porque “las legislaciones hacen casi imposible la actividad y quien abre un lugar en Capital después lo cierra por las presiones”. Su conclusión es que “no pueden regir para el jazz las mismas trabas que tiene el rock, (son géneros que) manejan distintos tipos de energía”. Para Merlo, la posibilidad de “crecimiento de los artistas y de la música” está en “un mayor apoyo del gobierno” en al menos alguno de sus niveles. Claro que es “algo utópico”, según el músico. Y para Jodos, “al margen de una política de Estado”, es preciso el trabajo de “verdaderos gestores culturales”. En otras palabras, “que realmente trabajen los parásitos que viven de los músicos, que armen redes de festivales que conecten a todo el país y que impulsen el aumento de las escuelas”, reclamó.

Con todo, ¿podrá la zona sur, aquella que alumbró a artistas de la talla de Merlo, Pepi Taveira o Eduardo Deluca, actuar como una suerte de polo alternativo, con el festival que organiza el BTE como puntapié? “Creo que es difícil y sería un proceso paulatino. La energía que le ponemos al evento es como una cañita voladora: remonta y se acabó. Algo queda, que quizás se refleje en más gente para el ciclo de los domingos”, conjeturó Merlo. Según Jodos, “la provincia tiende a la chatura y para los barrios se necesita más tiempo y consistencia”. Responder a ese interrogante desencadena inevitablemente otra pregunta: ¿Al jazz le falta público? “No es un género que tenga demasiada popularidad. Para eso, debería ser cantado y bailable. De todas maneras, si supiera cuál es la fórmula trataría de llevarla a la práctica para vivir de esto”, bromeó Merlo, quien también se desempeña como docente.

Quienes asistan al Festival Jazz Ensamble se encontrarán con los músicos porteños o bonaerenses tildados de ejemplares. Decir que es de lo mejor “del país” puede implicar un error conceptual, porque “hay mucha música de otras provincias que no se conoce”, aclaró Merlo, para quien tampoco es posible hablar de “un jazz argentino”. En todo caso, lo que existe es un “jazz que se hace en Argentina” y “su identidad está dada de un modo sutil y abstracto por la evolución propia del género”. Jodos añadió que “las fusiones con el tango tampoco lo vuelven más nacional porque eso también podría hacerlo un alemán”. Más cautelosamente, sí puede hablarse de un “lenguaje particular de Buenos Aires”, según Merlo. “Hay que considerar que en los últimos años muchos músicos se volcaron a la composición, en una búsqueda que va de la mano con un nivel muy alto que llama la atención de mucha gente que viene de otros países.”

Informe: María Daniela Yaccar

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