鈥滷achi鈥 Crea estaba en su salsa. 鈥淪i esto no es el rock, 驴el rock d贸nde est谩?鈥, ret贸 el bajista de elegancia suburbana ante un V茅lez colmado de arriba abajo, con m谩s de 35 mil personas adentro. 鈥淎 los 14 a帽os estuve con ella por primera vez, qued茅 abrazado toda la noche y, al final, termin茅 vomitando. Ese v贸mito se repetir铆a en mi vida para siempre鈥, ampli贸 promediando el show como presentaci贸n de 鈥淏otella鈥, canci贸n cervecera que 茅l mismo cant贸. 鈥淪i Per贸n fue el primer trabajador, Fachi es el primer rockero鈥, cruz贸 Cristian 鈥淧ity鈥 Alvarez, nuevamente al frente de Viejas Locas, que el s谩bado regresaron a un escenario a diez a帽os del quiebre y veinte de sus primeros pasos.
Poco despu茅s de la disoluci贸n de Intoxicados 鈥搇a segunda banda del cantante鈥, tres de los cuatro miembros originales de Viejas Locas y el ex Motor Loco 鈥淧eluca鈥 Hern谩ndez (en lugar del guitarrista 鈥淧ollo鈥 Toloza, que no quiso participar del reencuentro) hab铆an presentado oficialmente el regreso en Puerto Madero. Pero esa burbuja de expectativa se fue achicando el s谩bado con el correr de las horas. A menos de la mitad del concierto, el segundo Pity 鈥揺l del 煤ltimo Intoxicados鈥, inconexo, disperso, extraviado, le gan贸 la parada al enfocado, al enchufado, al referente, al m煤sico. Al primero.
El glamour de los docks se derrumb贸 en la vida real, en Liniers. La organizaci贸n fue sencillamente un desastre. El ingreso general a campo, un caos. Con las entradas agotadas, 驴no era l贸gico que hubiera problemas si se habilitaba un mismo ingreso deficiente para todos? 驴Por qu茅 cada evento en V茅lez debe ser una tortura? Si el recital hubiese comenzado a las 21.30, como estaba pactado, llegar dos horas antes no habr铆a sido suficiente para entrar a tiempo. Muchos quedaron afuera, entrada en mano. Sin ir m谩s lejos, cuando apenas intentaba ingresar al estadio, este cronista fue sacudido por dos supuestos agentes de seguridad sin m谩s identificaci贸n que un par de camperas deportivas. El resto es historia conocida: cuerpos bamboleantes, vallas que caen, botellas que vuelan, la polic铆a que aparece en serio cuando hay que reprimir, y m谩s gente haciendo una fila m谩s y m谩s trastornada, como en los tiempos m谩s brutales de los Redondos, como en la era pre-Croma帽贸n. Todas postales de la Argentina del eterno retorno. El saldo fue de treinta heridos y otros tantos detenidos.
Los rumores de que todo empezaba a las 23 resultaron ciertos. Veinte minutos antes, las luces se apagaron y dieron lugar a im谩genes de Gardel, Elvis, Jagger (el m谩s festejado, claro), los Jackson 5 y el The Wall de Roger Waters. 鈥淓stamos llegando鈥 informaban las pantallas, tal como se dec铆a meses atr谩s. El escenario mostraba un tel贸n violeta con bordes dorados, una atrayente pantalla circular de leds en el fondo y tres bolas de boliche. El bombo de Abel Meyer empez贸 a hacerse o铆r y Peluca ara帽贸 los primeros acordes de la noche. Todo devino en una improvisaci贸n de diez minutos sin cantante sobre el escenario, hasta la aparici贸n del gur煤: chaqueta negra, collar tipo bulldog, jeans claros bien apretados y el pelo negro azabache, como en la estampa original. El primer golpe de 鈥淚ntoxicado鈥 se reforz贸 con un estallido de fuegos artificiales hasta que el p煤blico desat贸 su propia fiesta, entre acoples y sin bengalas, mientras la polic铆a adobaba las calles con gas pimienta. 鈥淣ena me gustas as铆鈥, apur贸 el primer shock, id茅ntico al inicio del disco debut Viejas Locas. 鈥638...鈥, el flamante 鈥淧erro guardi谩n鈥, 鈥淯na vez m谩s鈥 (de lo mejor de la noche) y la funky-disco 鈥溌縌u茅 vas a hacer tan sola hoy?鈥 se sucedieron con algunos desajustes pero con energ铆a 鈥搒alvable si se acepta cierto 谩nimo punk鈥 y un Pity conectado, por momentos sin tocar la guitarra y deambulando por ah铆 con el micr贸fono, rockeando de verdad, escoltado por una secci贸n de vientos, teclados, tres coros, una arm贸nica y un percusionista.
鈥淎lgunos ya tienen hijos, quiz谩 los trajeron. C贸mo cambia la vida en diez a帽os, 驴no?鈥, cavil贸 el de Piedrabuena tras arrojar rosas y chocolates al p煤blico. 鈥淐贸mo pega el chocolate鈥, sigui贸, ya sin la campera, con una remera rayada de colores, y bajo una atractiva puesta de luces. A 鈥淭odav铆a est谩s ah铆鈥 le siguieron 鈥淏alada para otra mujer鈥, 鈥淗ermanos de sangre鈥, 鈥淎drenalina鈥 y 鈥淟a simp谩tica demonia鈥. 鈥淣os vamos cinco minutos a tomar un vaso de agua y volvemos鈥, prometi贸. Esa agua no cay贸 bien y Pity fue perdiendo la luz: versiones desajustadas, hechas de goma, largos intervalos. La buena vibra del primer tramo se escap贸 y el show cay贸 en picada. 鈥淪i van a tirar zapatillas, que sean 41鈥, propuso antes de la psicodelia de 鈥淣i帽os鈥, con tonos floydianos, y 鈥淓l chico de la Oculta鈥 con la participaci贸n del Negro Garc铆a L贸pez en guitarra (desde lejos parec铆a La Mona Jim茅nez descosi茅ndola), que se qued贸 hasta 鈥淟o artesanal鈥, el 鈥淢iss you鈥 dom茅stico, y fue de lo mejorcito en ese rato.
Ni siquiera los hits de eficacia largamente comprobada lograron levantar los 谩nimos. En 鈥淢e gustas mucho鈥 y una largu铆sima versi贸n de 鈥淧erra鈥, el p煤blico, siempre ansioso por cantar con su 铆dolo, tuvo problemas para seguirle el ritmo. Tambi茅n sonaron 鈥淗omero鈥, 鈥淭he KKK Took My Baby Away鈥 (cover de Ramones al t茅rmino de 鈥淯na piba como vos鈥) y el cierre con 鈥淓va鈥. Todo entre demoras, derrapes varios y notas perdidas que llegaron a completar casi tres horas y media de show. Con todo esto en cuenta, no es claro el futuro de esta reagrupaci贸n de Viejas Locas. M谩s all谩 de un pu帽ado de virtudes (un nuevo violero que se mostr贸 seguro en el debut, el buen groove de Abel en algunos pasajes, un Fachi cumplidor y la primera parte de Pity), el presente deja much铆simo por corregir. Una banda que hizo historia en el rock local merecer铆a dar algo mejor. Aunque tal vez es lo que hay.
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