Desde un lugar que parece un para铆so, le dicen 鈥減unto de fuga鈥, se contempla lo imponente. Al pie de las monta帽as verdeoscuras, una trashumancia rocker genera un vaiv茅n que no termina. Es una calle de tierra, larga, no convencional, con mucho polvo, que comunica el afuera con el adentro. La atraviesan chicas con polleras hippies, pibes con remeras que muestran la cara del Indio 鈥搊 de Skay鈥 y alg煤n que otro colado con crestas formadas con jab贸n. En total, son como 20 mil, un n煤mero redondo para que la VI edici贸n del Cosqu铆n Rock tenga un arranque a la altura de su breve 鈥損ero firme鈥 tradici贸n. Nada m谩s puede pedirse como contexto: color, glamour hi-
pposo, gente dispuesta a divertirse. A escuchar m煤sica para despu茅s hacer el amor en los prados, con la luna espejada en el agua. Sensaciones que un show impecable, contundente, emotivo, para guardar en el mejor ba煤l de los tesoros, ayud贸 a detonar casi al extremo.
Porque las dos horas y pico que dur贸 el show de don Beilinson fueron un manantial de placer. Muy distintas, por poner un caso, a las tres horas que Charly Garc铆a desperdici贸 un a帽o atr谩s, en el mismo lugar y para el mismo evento. Es m谩s: muchos se preguntaban qu茅 jornada de las cuatro restantes podr铆a superar los momentos vividos en la primera. No s贸lo porque se puede hablar de su banda como una de las mejores 鈥搒ino la mejor鈥 del rock criollo de hoy (Oscar Reyna, Claudio Quartero, Javier Lecumberry y el Topo Esp铆ndola) sino porque el set en s铆 no tuvo desperdicio. El ex Redondo diagram贸 un repertorio en el que ning煤n detalle qued贸 a merced del azar. Un tiempo muy bien usufructuado para nost谩lgicos con temas clave de la liturgia ricotera, fusionado con canciones inspiradas, rociadas por su guitarra milagrosa, que pueblan A trav茅s del mar de los sargazos (2002) y Talism谩n (2004). Entre los primeros 鈥搇os que m谩s agitaron a la multitud, claro鈥, el viejo batallador rocker opt贸 por una irreverente versi贸n de El pibe de los astilleros, Nene nena, Ca帽a seca y un membrillo, Nuestro amo juega al esclavo y uno que, ya a esta altura, es imposible de obviar como manifestaci贸n que excede largamente lo musical. Que se cuela por todos los poros. La versi贸n de Ji ji ji que cerr贸 la primera contraluna provoc贸 un sismo. Como el del Indio en La Plata, un rugido en la tierra. Emoci贸n pura.
Entre los temas post Redondos, el guitarrista opt贸 por canciones m谩s diversas. Con otro toque, m谩s abierto, menos sujeto a los m谩rgenes est茅ticos de Patricio Rey. Por caso, Flores secas, con su sonido reposado, encandilante. U Oda a la mujer sin nombre y su invocaci贸n a la danza sexual. O el mismo Talism谩n, cuya letra define a Los Redondos como una banda del pasado (驴habr谩 que creerle?). Y un temazo, en el que Skay se aprovech贸 del ascendente celta de Xeito Novo y lo usufructu贸 para que Dragones suene exactamente como fue concebido en Talism谩n. El escenario principal, por momentos 鈥撁﹕te y el de la m谩gica Astrolabio鈥 parec铆a un estudio de grabaci贸n muy grande y lleno de luces azules. Una grabaci贸n en primera toma, con p煤blico y todo.
Xeito Novo llegaba entonado a la sesi贸n tras un toque para ambientar. Al atardecer, los descendientes de gallegos 鈥損or quienes Skay siente un fanatismo que nunca esconde鈥 generaron un clima agradable, distendido. Honor al que tambi茅n pudieron acceder los uruguayos del El Club de Tobi y sus ex贸ticas versiones de Masacre en el Puticlub y La bestia pop con cuerdas, el tilcare帽o Ricardo Vilca 鈥搉exo entre ambos Cosqu铆n, adem谩s鈥 y Dancing Mood, cuya aura skatalite le agreg贸 un cl铆max volado-instrumental al natural.
Como estaba previsto, tambi茅n hubo gente del palo hablando de m煤sica y cuestiones afines, en las carpas linderas, ubicadas 鈥搈谩s ordenadamente que en el festival anterior鈥 detr谩s del escenario principal. Por ejemplo, Rocambole, Cristian Aldana de El Otro Yo y ese militante infatigable de la independencia que se llama Diego Boris. Los tres aconsejaron sobre qu茅 hay que hacer cuando se trabaja en forma independiente y se quiere lograr un dise帽o digno, despegado de las garras mercantilistas. Alfredo Rosso, por su parte, eligi贸 diez grupos 鈥搊 solistas鈥 con m谩s peso espec铆fico de la historia del rock y habl贸 sobre ellos. Para el experimentado periodista, son The Beatles, Elvis Presley, Beach Boys, Rolling Stones, Jimi Hendrix, Led Zeppelin, Pink Floyd, Bob Marley, Ramones y Nirvana. Y cada uno tuvo su correlato en una TV gigante, ubicada en la sala de conferencias 鈥搖n lujo escuchar Arnold Lyne, del viejo Pink Floyd鈥. Claudio Kleiman, el otro conferencista, aprovech贸 bien el tiempo para referirse al libro sobre De Ushuaia a La Quiaca, editado el a帽o pasado.
Algo de lo que Kleiman dijo estaba ocurriendo al cierre de esta edici贸n, mientras Le贸n Gieco impregnaba con su sonido nacional, popular y necesario el aire serrano, en la segunda contraluna. Noche de desaf铆o para los grupos destinados a llenarla 鈥揕a 25, Kapanga, Rata Blanca, El Otro Yo, La Mancha de Rolando y toda la argentinidad punk rock鈥, que de pronto se vieron obligados a seguir el nivel de emotividad generado por Skay, al menos para que el festival no pierda su lucidez inicial.
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