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Sábado, 12 de diciembre de 2009
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Recital de Concha Buika en el teatro Gran Rex

La intensidad no necesita artilugios

La cantante mallorquina interpretó con espíritu flamenco un repertorio integrado por boleros, rancheras y tangos, marcados por la desmesura y el sentimiento del desamor. El público, que llenó el teatro, la aplaudió de pie en varios tramos del concierto.

Por Karina Micheletto
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Buika desplegó en escena un encanto desprejuiciado, sensual y también pícaro.

Una voz desnuda, agreste, capaz de transmitir algo del orden de lo vital. Una manera de interpretar que no tiene que ver con ningún arte aprendido, que logra intensidad sin artilugios. Desde allí despegan las canciones de Concha Buika, la nueva estrella de la world music surgida de las filas del sello de Javier Limón. Y ésa es, justamente, la cualidad que la hace especial entre tanta “voz femenina del momento”. Con esas armas instintivas, más las que le acercó el productor español, la buena compañía de tres músicos de calidad y la distinción de los arreglos, la mallorquina de raíces afro dio su primer recital multitudinario en la Argentina, y encantó.

La fórmula es la misma que ya fue éxito en la voz de Diego el Cigala: una mixtura en la que suenan raíces flamencas y cubanas y en la que la herencia de Buika inscribe también los rasgos de su africanía. Claro que la forma de ser gitana de la morena es absolutamente personal: como una heredera de Chavela Vargas negra y castiza, Buika despliega en escena un encanto desprejuiciado, sensual y también pícaro. Habla de amores que no matan porque nunca son los últimos, de lo incorregible que hay en lo humano, agradece a su novia, invita a beber la vida o a brindar porque el último trago sirva para pedir el próximo. Ese encanto también es una de sus armas poderosas.

El último trago es, justamente, el disco que esta mujer nacida en Palma de Mallorca, en el seno de una familia originaria de Guinea Ecuatorial, vino a presentar a Buenos Aires, el jueves pasado, ante un Gran Rex lleno de gente que se reveló como fan incondicional y que la aplaudió de pie en varios tramos del concierto. Se trata de un proyecto grabado en Cuba con Chucho Valdés y su cuarteto y planteado como un homenaje a Bebo Valdés en su cumpleaños número 90. El disco también se anuncia como un tributo a Chavela Vargas, y transita el repertorio de la mexicana, incluyendo el tema que da nombre al disco y que es quizás el de más dificultosa adaptación, tan fuertemente ligado como está a la versión inmortalizada por Chavela.

Buika interpreta con intención flamenca un repertorio donde hay canciones, boleros, rancheras, clásicos mexicanos de José Alfredo Jiménez Sandoval, Alvaro Carrillo o Agustín Lara, y también una versión de “Las simples cosas”, de César Isella y Armando Tejada Gómez. A estas canciones vueltas clásicos en la voz de Chavela Vargas (“Las ciudades”, “Sombras”, “Luz de luna”) suma un par de tangos cuyos versos transmuta en conmovedoras coplas de desamor: “Volver” y “Nostalgias”.

Entre los grandes momentos del concierto aparecen “Volverás” (una canción compuesta por Javier Limón para Buika, grabada en el disco Niña de fuego) y “Se me hizo fácil”, de Agustín Lara, que deviene en un son contagioso. Hay también temas escritos por la misma Buika, como el que abre el concierto, que no tiene nombre (“no sé cómo se llama, simplemente lo escribí”, explica la cantante), coplas añejas, un bis flamenco y un final con lágrimas vertidas por la intérprete.

El planteo musical da espacio para el lucimiento solista de Iván “Melón” Lewis al piano –en reemplazo de Chucho Valdés en esta gira–, Danny Noel en contrabajo y Fernando Favier en percusión. El centro indicutido, sin embargo, está puesto en las posibilidades expresivas de Buika, que van de la ronca melancolía de la copla al arisco desgarro del bolero, o el melodioso retumbo afro como fondo de una improvisación jazzera.

Las comparaciones con Chavela Vargas devienen lógicas y también forman parte del aparato de promoción con que la marroquina es presentada en el mundo. Se repite que Pedro Almodóvar ha declarado su “conmoción” al escucharla por primera vez, y es cierto que hay una medida de la desmesura que de alguna forma liga a Buika al imaginario almodovariano. También resultan atinadas las palabras del director: “Después de escucharla, uno sale dispuesto a seguir cometiendo los mismos errores, porque las reglas de la pasión no admiten el sentido común, ni la prudencia, ni el arrepentimiento”.

8-RECITAL DE CONCHA BUIKA

Músicos: Iván “Melón” Lewis (piano), Danny Noel (contrabajo), Fernando Favier (percusión).

Lugar: Teatro Gran Rex.

Fecha: jueves 10 de diciembre.

Duración: 1 hora 40 minutos.

Público: 3200 personas.

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