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Viernes, 23 de abril de 2010
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MARIA JOAO SE PRESENTA ESTA NOCHE EN LA TRASTIENDA

Una golosa de la música mestiza

La cantante portuguesa mostrará junto al pianista Mário Laginha el disco Chocolate, que grabaron juntos. Y sueña con ver en el concierto a su primer amor, un argentino que conoció en Madrid.

Por Karina Micheletto
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Antes de dedicarse a la música, Joao enseñaba natación.

“Música mestiza”, define Maria Joao a lo suyo, y para empezar a precisar vale la pena un repaso por su obra: allí suenan sus orígenes portugués y mozambiqueño, pero también influencias de otras músicas como la brasileña, o clásicos del jazz. Todo eso se escucha en sus trabajos junto al pianista Mário Laginha, con quien ahora presenta aquí su último disco. Para hacer más precisa aún la idea de mestizaje que maneja la cantante, podría agregarse que es posible escucharla con el gran bandoneonista salteño Dino Saluzzi como invitado en un tema tradicional portugués, o en un bolero. El de Maria Joao es, podría decirse, un mestizaje que se enriquece con otros mestizajes.

La cantante se presenta dentro de la programación del primer Festival de Otoño en Buenos Aires –el encuentro que busca constituirse como un festival enteramente dedicado a las “músicas del mundo”–, junto al pianista con el que ha conformado el fructífero tándem que ya lleva quince años. Hoy a las 21, en La Trastienda (Balcarce 460), el dúo volverá a mostrar las canciones de su último trabajo, Chocolate, recién editado en la Argentina, pero también hará un repaso por discos anteriores, de estilos distintos.

Al momento de la entrevista con Página/12, Maria Joao habla desde su casa de Caiscais, una localidad costera a unos veinte kilómetros de Lisboa, marcada por sus playas y sus edificios históricos, un paisaje de ensueño de esos que devuelven las tarjetas postales de Portugal. Desde allí, esta ex profesora de natación y fanática de las artes marciales cuenta cómo cambió el entrenamiento del cuerpo por el de la voz, por sugerencia de un vecino que la escuchó cantar, y eso la llevó a emprender una carrera internacional por obra de la absoluta casualidad. Y también habla de ese argentino que fue su amor adolescente, y que, quién sabe, podría estar entre el público en sus conciertos porteños.

–¿Por qué el dúo se centra en el jazz en su último trabajo?

–El primer disco que hicimos juntos en la vida fue un disco de jazz. Después fuimos haciendo un montón de discos con música original y con muchas otras influencias, emprendimos diversas búsquedas. Y ahora nos pareció que era bueno volver a hacer un disco más dedicado al jazz; lo pensamos como una forma de conmemorar este tiempo que pasó.

–¿Y por qué comenzó por el jazz?

–Por el mismo motivo por el que comencé a cantar: por casualidad. Fue una cosa muy casual que me pasó, un vecino mío era músico y un día me dijo, así al pasar: “Mira Maria, tú cantas muy bien, deberías probar si puedes hacerlo frente a un público. Hay una escuela que hace jazz, la música que tú escuchas, ¿por qué no intentas ir allí?”. Y así fue, empecé cantando por casualidad esta música, y verdaderamente tuve mucha suerte. Fue algo inmediato, me encontré haciendo algo que me gustaba mucho, cantando una música que me gustaba mucho, y viviendo de eso.

–¿Y antes, de qué vivía?

–Daba clases de natación y además era una practicante fanática de las artes marciales. De hecho, sigo haciendo aikido. Eso hice una buena parte de mi vida, hasta los 26 años. A partir de entonces fue un cambio radical: empecé cantando de una manera casual y seguí cantando por siempre, por eso digo que tuve mucha suerte.

–¿Y por qué un nombre como Chocolate para su último disco?

–Es bonito, ¿verdad?... Lo elegí porque me encanta el chocolate, soy una golosa. Y así como como kilos de chocolate, también degluto kilos de música. Soy una golosa de la música, también, por eso pensé que ese título sería representativo de lo que siento por la música. Lo que digo es que la música es deliciosa, así es que quiero ofrecer sonidos como pequeños pedacitos de chocolate. Ojalá los que escuchan este disco lo sientan así.

–¿En qué medida sienten que esta música representa a la música de Portugal, y en qué medida creen que es música del mundo, con otras influencias?

–La música que hacemos representa a Portugal porque somos portugueses, y somos fruto de la vida cotidiana de los portugueses: de la lengua, de los sonidos diarios, los colores, los olores de nuestro paisaje. Inevitablemente somos resultado de todo eso. Pero a la vez, mi mamá es de Mozambique, entonces también respondo a esa influencia, de alguna manera ya traigo conmigo la mezcla. Así que, desde ese punto de vista, la música que hacemos es una música mestiza, es una música del mundo que refleja tal vez el triángulo Portugal-Brasil-Africa, y que también toma al jazz, y al rock, y a la electrónica... ¡y todo lo que escuchamos en nuestras vidas!

–¿Qué conoce de la música argentina?

–El tango, por supuesto, y un poco de vuestro folklore, pero sinceramente no conozco demasiado en profundidad. ¡Pero sí conozco mucho de la Argentina! En parte por eso es que manejo el español, además de la proximidad que nos da España como país vecino.

–¿Por qué?

–Porque mi primer amor fue un argentino, cuando era una niña. El vivía con sus padres aquí al lado, en Madrid, lo conocí en unas vacaciones en las islas Azores. Fuimos novios durante dos años, hasta que regresó con su familia a la Argentina. Estábamos muy enamorados.

–¿Y él no le hizo escuchar música argentina?

–No, éramos muy niños. Además, él vivía en Madrid y yo en Lisboa. Cuando podíamos encontrarnos, ¡hacíamos otras cosas que no era escuchar música!

Maria Joao sigue contando que después perdió todo contacto con este novio de adolescencia, que preguntaba por él cada vez que venía a Buenos Aires, con su nombre como único dato. Y que tiempo después él, buscando en Internet, vio que había una cantante que tenía el mismo nombre que aquella novia de la infancia, sintió curiosidad y entró en su página. Que le envió un mail a su agencia, que volvieron a verse en Lisboa, que ya no tienen un contacto. Que todavía sigue usando la misma marca de perfume que él le regaló a los 15 años. “¿Si esta vez voy a verlo? Ojalá, aunque va a ser difícil, hemos perdido contacto. Pero sería precioso que él estuviese en mis conciertos”, dice.

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