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Jueves, 22 de julio de 2010
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Petrona Martínez cantará esta noche en La Trastienda

Tradición afrocolombiana hecha mujer

“La reina del bullerengue” comenzó a cantar profesionalmente a los 45 años y a los 62 se convirtió en revelación en su país. Ahora, a los 71, es una figura prestigiosa en todo Occidente, pero ella todavía se ocupa de los quehaceres hogareños.

Por Yumber Vera Rojas
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Las penas alegres es el quinto álbum solista de Martínez, que presentará en Buenos Aires.

A unos cuantos kilómetros de Buenos Aires, uno de los tantos poblados que componen el departamento de Bolívar, Petrona Martínez se encarga de los quehaceres del hogar. Lava a mano la ropa, limpia, cocina y cuida sus plantas de mandioca. Se trata de la vida rutinaria de una campesina, que se transforma cuando sale de la localidad de Palenquito: entonces, esta mujer se envuelve en un colorido ropaje cosido por ella misma para ejercer sus funciones de soberana de la música folklórica colombiana en todo el mundo. Antes de afrontar su gira sudamericana –que hoy a las 21.30 la deposita en La Trastienda, Balcarce 460–, la llamada “reina del bullerengue” le daba una última pasada a su feudo. “Estoy aquí en mi tierrita que compré en la entrada de Palenque, en Malagana”, compartía la artista de 71 años. “Vivo en mi casita de siempre. No puedo describirla por teléfono, espero que puedas venir para que veas que todavía soy sencilla. Sigo siendo la misma.”

Esa voz confeccionada por la sabiduría, la humildad y la candidez desarma al entrevistador, dispuesto en un principio a aprovechar la oportunidad para recrear una radiografía de la música afrocolombiana: la que habla es la tradición hecha mujer. Las cantadoras son consideradas en los pueblos del Caribe colombiano las damas que poseen la sabiduría y la historia. Martínez proviene de una estirpe de juglares que se inició con su bisabuela materna, Carmen Silva, y prosiguió con su abuela y su tía, de las que aprendió el arte de cantar, aunque no el oficio. Y es que luego de trabajar sacando arena del arroyo, de preparar cocadas para vender, de recoger frutas y hasta de ser empleada doméstica, esta negra cimarrona fue descubierta por el músico Marcelino Orozco. El le pidió que colaborara con el conjunto Tambores de Malagana, con el que ella debutó profesionalmente a los 45 años. Eso le abrió las puertas para grabar cinco discos solistas, mostrar el repertorio legado por sus ancestros y obtener una nominación al Grammy Latino en 2002 por el álbum Bonito que canta.

“Mi día a día no cambió, lo que sí es diferente es que en la música me he destacado como una gran cantante”, afirma Petrona. “Sigo realizando todas mis tareas. Lo que ya no me dejan hacer es trabajar la arena, el médico me lo prohibió por cuestiones de salud, pero mis nietos se mantienen activos en eso.” Así de enérgica es también su performance, que ha encandilado a todo Occidente. “Llevo un concierto muy bien armado. Nuestro repertorio alegrará los corazones de los argentinos y de los colombianos que viven allá, para que se reencuentren con las canciones de acá. Si lo consigo, cumpliré mis expectativas y seguro podré regresar pronto.” Además, la cantadora, que estará acompañada por ocho músicos en escena, adelanta: “Comenzaremos con un tema llamado ‘Mi lavandera’, que es un bullerengue. Luego entrará una puya, y el resto serán gaitas, chalupas, sones de tambora, y cerraremos con una danza de negros. Brindaremos un espectáculo muy bonito”. Este debut servirá asimismo para presentar Las penas alegres, su más reciente disco. “Mi manager, Mayte Otero, se encargó de los arreglos, y después me llamó para grabarlo”, explica.

El bullerengue es una danza de matriz africana interpretada por tamboreros y cantadoras. Rítmicamente está conformado por el bullerengue sentao, la chalupa y el fandango, y constituye los denominados “bailes cantaos”. Sus exponentes no se ajustan sólo a un estilo, sino que se pasean por toda la familia. Aparte de Petrona, Etelvina Maldonado, Manuela Torres y Totó La Momposina son sus principales referentes. Esta última, que fue firmada por Peter Gabriel para publicar el álbum La candela viva (1993) a través de su sello Real World, y la de San Cayetano, que en 1998 lanzó su primer CD, Le bullerengue (editado gracias a su aparición en el documental Lloro yo, el lamento del bullerengue), a través de la etiqueta francesa Ocora, juntaron fuerzas para grabar el tema ‘Tierra santa’, incluido en Bonito que canta. Martínez, que a los 62 años fue catalogada “cantante revelación de Colombia”, recuerda: “Ese trabajo lo grabé en Inglaterra. El proceso fue sencillo. Nosotros estábamos viviendo en Bristol, supimos que Totó se encontraba en Bath, y la llamamos. Ella fue, practicamos las estrofas que le tocaba cantar y lo hicimos. Quedó bonito ese ensamble entre ambas y creo que a mucha gente le gustó bastante”.

Desde hace un tiempo, otro ritmo del Caribe colombiano, la champeta, gana adeptos en el planeta musical, furor que llegó a su clímax recientemente con la salida del compilado Palenque Palenque: Champeta Criolla & Afro Roots in Colombia (75-91). No obstante, la “reina del bullerengue” marca distancia y acota: “Como vivo en la entrada de Palenque, muchos me confunden. Yo soy sancayetanera. Sin embargo, pienso que su música es muy bonita y acogedora. En Palenque también hay cantadoras, aunque con un repertorio diferente al mío e interpretado en una lengua que no entiendo. Y su bullerengue es distinto”. Hoy Petrona es una figura influyente para la nueva generación de músicos de su país e incluso latinoamericanos: el argentino Gaby Kerpel remixó dos de sus temas en el disco debut de su proyecto electrobailantero King Coya: Cumbias de Villadonde. Y a ella le emociona que gente más joven la tome en cuenta. “A pesar de que muchos de ellos tienen propuestas diferentes a la mía, me siento muy contenta y agradecida con el público juvenil. Esa es la idea.”

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