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Lunes, 23 de mayo de 2011
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Babasónicos cerró la tercera noche del Quilmes Rock 2011 en GEBA

Un regreso con psicodelia y estilo

Entre el rock del quinteto de Lanús –que tocó tres temas del flamante A propósito–, Las Pelotas y Jauría, hubo tiempo para el reggae de Cultura Profética y Los Cafres: convivencia pacífica y recambio de público frente al escenario.

Por Julia González
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Estrella de rock hasta la médula, Adrián Dárgelos se dedicó a seducir al público de Babasónicos.

El tercer día del Quilmes Rock fue el que pacíficamente reunió al reggae con el rock. Y si bien los géneros ya convivían en paz, resulta inevitable pensar en la batalla que perdió el reggae este año al no tener su propio día en el festival de la cerveza. Con un notable repaso por sus últimos discos, Babasónicos cerró el día 3 del Quilmes en una noche de clima ideal que reunió a 15.000 asistentes. Los puertorriqueños de Cultura Profética los precedieron con un set prolijo de reggae, presentando su último disco, La dulzura. Ante el despliegue de Willy Rodríguez como frontman amoroso y de buena voz, un público tranquilo respondió frente a “Iron Lion Zion”, cantado por el baterista Boris Bilbraut, a modo de recordatorio por los 30 años de la desaparición física de Bob Marley. Sumidos en la cadencia uniforme del roots, los boricuas explicaron que no les gustaba arengar con gritos a la gente pero que quisieran verla bailar. Y no bien decía esto, interrumpió Guillermo Bonetto, de Los Cafres –que habían tocado más temprano–, a los saltos y soltando frases a viva voz, con la prédica típicamente “argenta” y futbolera. Fue entonces cuando los efectos del “soma” (la droga que consumían los habitantes de Mundo feliz, de Aldous Huxley; para sedarse y ser funcionales al gobierno) parecieron desaparecer en GEBA. Antes, Las Pelotas habían ofrecido un show ajustado que terminó con Fernando Ruiz Díaz como invitado cantando “Si quisiste ser” y “El ojo blindado”, de Sumo. El homenaje “al Ale” Sokol fue con “Ya no estás”, momento en que el público compartió la pena por la ausencia del Bocha. El escenario principal lo había abierto Jauría, la nueva banda del ex Attaque 77 Ciro Pertusi, cuando el sol de un mayo atípico todavía calentaba los cuerpos de los que habían llegado temprano.

Pasadas las 21, los chicos de jogging y dreadlocks lentamente fueron despejando los primeros lugares del campo y entraron arrogantes los estilosos seguidores de Babasónicos. Con animal print por doquier, tacones y peinados con buen gusto, inundaron de colores el campo a la espera de la banda que estrenó hace apenas unos días su último disco, A propósito. La platea femenina estalló cuando la voz de Mario Pergolini invadió el espacio presentando la banda de Adrián Dárgelos, que hacía dos años que no tocaba en Capital. Cayó el telón y dos focos intensos lo iluminaron a él, que cantaba “Fiesta popular”, el track número dos del nuevo disco. De impecable tapado negro con solapas a lo Drácula y camisa y pantalón blancos, Dárgelos fue bastante simpático con sus seguidores, si se tiene en cuenta que sus performances suelen ser bastante parcas en ese aspecto. Con el vocalista siempre sonriente, siguieron “Así se habla”, de Anoche, y “Pijamas”, de Mucho: entonces el frontman rompió el hielo con su pose de dandy, agachándose y cantándoles a las chicas que se embelesaban frente a la valla de seguridad. Estrella de rock hasta la médula, con un despliegue de pasos de baile gitanos, siempre dramático, siempre seductor y altivo, el cantante agradeció y se mostró conmovido cuando dijo que había extrañado “un montón” al público porteño. “Buenos Aires es todo para mí”, soltó, y los fans deliraron.

Más tarde, “Y qué?”, de Infame, se fusionó con “Egocripta”, de Babasónica; y la banda repitió el truco con “Muñeco”, conectándolo con “Su ciervo”, de Dopádromo. La pantalla destilaba psicodelia de colores vívidos hasta que apareció el caballo de la tapa de Infame, al sonar los acordes de “Curtis”. El guitarrista Diego Rodríguez y Dárgelos cantaron a dúo el hit “Microdancing”, de Mucho. Mientras Rodríguez desarrollaba unos bailes ochentosos (caminata lunar incluida), que pegaban con su atuendo de chaleco negro y pantalón blanco, su hermano Adrián no dejaba de seducir al público. Llegaron “El colmo”, de Anoche, y el público coreó “por eso, canción, llévame lejos donde nadie se acuerde de mí”, y enseguida la pantalla gigante se transformó en cactus con “Soy rock”, el primer tema de Jessico de la noche. La letra ultracósmica de “El loco”, donde este hombre de visión particular se hace cargo del don que le fue entregado y no piensa devolverlo, le dio paso a “Putita” (en la que el bajo estuvo a cargo de Tuta Torres, mientras un barbudo Carca pasaba a la percusión), “Sin mi diablo”, “Irresponsables”, “Demonomanía”, “Estoy rabioso”, “Los calientes” y “Yegua”, hits de Infame, Babasónica, Mucho, Jessico y Anoche. La siguiente vez que Dárgelos habló fue para despedirse y agradecer: “Gran público nos tocó esta noche”. Pero enseguida volvieron con los bises: “Los románticos” y “Sátiro”, de Mucho y Babasónica, respectivamente. Una corona bien puesta para un regreso esperado, de buen sonido, psicodelia y estilo.

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