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Martes, 12 de julio de 2011
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En La Salamanca Rock tocaron Ciro y Los Persas, Babas贸nicos y Las Pelotas

Federalizaci贸n para que sea rock

En la cancha del Club Sarmiento, de La Banda, Santiago del Estero, diez mil personas pasaron por las dos fechas del encuentro en el que, adem谩s de rock, tambi茅n hay folklore, reggae y cumbia. El cierre estuvo a cargo del ex cantante de Los Piojos.

Por Luis Paz
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El contundente show de Babas贸nicos fue lo mejor de la primera jornada de La Salamanca Rock.
Desde La Banda, Santiago del Estero

El rock ha quedado hist贸ricamente ligado a procesos de liberaci贸n, sino colectivos (que tambi茅n), por lo menos individuales, con casos que aseguran que el rock, de alg煤n modo, les cambi贸 la vida, los salv贸 de algo o los instruy贸 en otra cosa. Con base en eso es que resulta notable que as铆 como C贸rdoba, con su tradicional Cosqu铆n Rock, desde el a帽o pasado Santiago del Estero tenga su propio festival de m煤sica joven, con una presencia crucial del rock, pero tambi茅n con destellos de re-ggae, cumbia y folklore, cada cual una m煤sica y una cultura que tambi茅n viaja en tren de liberaci贸n. Pero en una segunda mirada, amplia sobre la cancha del Club Sarmiento, centenario orgullo de La Banda, la segunda edici贸n del festival de La Salamanca Rock desnud贸 ciertos reparos. No deja de ser extra帽o que, para una provincia en la que el rock (de cualquier lado) ocurre tan poco, las casi 10 mil personas que participaron de sus dos fechas hayan permanecido ligeramente lejos de lo que se pod铆a presuponer como un encuentro festivo en lo general, con excepciones particulares como Las Pelotas, Ciro y Los Persas, en t茅rminos de celebraci贸n popular, y de Babas贸nicos y Los Aut茅nticos Decadentes, por una f贸rmula en la que se cruzaron su oficio, su cancionero popular (y nacional, volvi贸 a quedar demostrado) y su capacidad explosiva.

El tenedor hinca el chorip谩n, el chorip谩n gotea, la gota toca las brasas, las brasas largan humo. La banda toca, la tocada se viste con luces, las luces atraviesan el humo. Una columna sale desde el fondo del predio, en el arco visitante. La otra, desde el escenario apostado en el 谩rea local. En el medio, unas cinco mil personas se reparten en el campo de juego con una formaci贸n ins贸lita. La defensa de la valla ah铆, apostada, arenga al 10 del equipo que toca ahora: Raly Barrionuevo. El joven folklorista local da un show notable y se entiende: rock & folk, un solo coraz贸n. 鈥淧ol铆tica hacemos todos al caminar鈥, asegura el m煤sico santiague帽o (que adem谩s menciona en sus canciones al Mocase, las Madres y hace una versi贸n 鈥淗asta siempre, Comandante鈥), y es una verdad que acompa帽a con su Telecaster. A dos horas de viaje en avi贸n, los porte帽os terminan de definir su voto, pero la elecci贸n de los asistentes a La Salamanca Rock es menos amplia en espectro: pizzas, panchos, hamburguesas o choris con lechuga, tomate y mayonesa.

Los Cafres impactan contra la aridez del paisaje con un reggae frondoso de hits, m谩s celebrables que cerebrales. Aunque m谩s cansino y arrastrado que la chacarera, el reggae funciona en el predio como una llovizna de 茅sas que aqu铆 no caen seguido: refresca, levanta vapor (u otras columnas de humo, no se divisa bien) y ofrece momentos de emoci贸n para una juventud a la que mucho reggae tampoco le llega. En estos casos es claro que aquello de la globalizaci贸n web sea una idea metropolicentrista: sin industria local, publicaciones, informaci贸n ni curadur铆a y casi sin disquer铆as de m煤sica no folkl贸rica, se refuerza aquella idea de la liberaci贸n inconclusa, del pogos interruptus.

El dije que cierra certeramente el c铆rculo de la conexi贸n entre bandas y gente, que no es wi-fi sino hi-fi (una conexi贸n de alta fidelidad entre un p煤blico que aguard贸 tanto, tanto la llegada de estos artistas), es Babas贸nicos. A Luis Alberto Spinetta y Fito P谩ez, esa fidelidad har谩 que se los siga esperando, ya que por motivos de salud debieron bajarse del festival. Lo mismo para el Cuarteto de Nos, secuestrados en Aeroparque por cenizas bandidas y rurales. Pero durante el concierto de Babas贸nicos, no se los recuerda mucho: la banda da un show contundente que le vale el recuerdo como la mejor de la primera jornada. Hit tras hit (metiendo, incluso, 鈥淓gocripta鈥 dentro de 鈥淵 qu茅?鈥), de esos que aqu铆 tambi茅n cantan todos, se desmorona ese revoque grueso de que son una banda 鈥減oco argentina鈥.

Las Pelotas cierra la primera jornada con buena din谩mica y un buen show, que si no termina de explotar es, en parte, porque en este caso s铆 no son tanto una novedad absoluta. Suena hasta curioso, cuando podr铆a ser al rev茅s, pero as铆 es como funciona. El ala m谩s rockera del p煤blico, que abraza banderas y porta sus remeras, ha podido verlos de cerca en un par de provincias aleda帽as y el 鈥渁guante鈥 del rock del pa铆s, en t茅rminos de movilizarse para 鈥渂ancar al equipo鈥, aqu铆 s铆 se justifica: en el viaje, en el apoyo y el aguante a la banda y no al propio p煤blico.

Pasada la medianoche, el feriado 鈥揺n el que el lugar com煤n de la siesta santiague帽a se vuelve una realidad irrefutable鈥 acaba y en la madrugada del domingo, a kil贸metros de la veda alcoh贸lica, el piber铆o se reparte por los boliches del centro de Santiago. En uno ocurre una fiesta post festival y act煤a N茅stor, imitador local de Charly Garc铆a. M谩s que eso, N茅stor es una celebridad: el p煤blico le pide fotos y aut贸grafos como se los ped铆a en el Club Sarmiento, lo que no deja de ser tierno.

La temprana tarde del domingo vuelve a desnudar la siesta como lugar com煤n: a la vera del r铆o y en los bares, la ciudad hormiguea bajo un solcito que acaricia. En el predio, Peteco Carabajal vibra una suerte de 鈥渇ree folk鈥: folklore para consumo interno cruzado por la matriz musical ideol贸gica del free jazz. Peteco ya no toca descalzo y apoya fuerte las suelas de su m煤sica, pisando los pies de los que bailan, por todos lados, chacareras rockeras. Rockareras, quiz谩, que acomodan otra piedra en el camino del rock para las masas del pa铆s, para el que el folklore puede entenderse como una verja: si bien en la provincia la industria musical se basa en la m煤sica popular y toda producci贸n de rock, reggae, punk o heavy es independiente, valdr铆a saltar esa verja para amplificar las culturas.

Gustavo Cordera aparece despu茅s con su 鈥渁salto de cumbia鈥 y unos cuantos mon贸logos que no se terminan de entender ni en su l贸gica ni en su fin. Con una banda que cuenta con dos pilares como el multiinstrumentista y productor Juanito El Cantor y la talentosa tecladista Licina Pic贸n, Cordera repasa sus dos discos como solista y algunas piezas de Bersuit Vergarabat, como 鈥淟a soledad鈥, que provocan nuevos estallidos emocionales en un p煤blico negado de ese bersuitero en particular durante a帽os. El show es, para algunos, una bomba. Para otros, un avioncito de papel.

Y entonces, otra seguidilla apabullante: Los Aut茅nticos Decadentes repasan todos sus hits, todos (驴o ser谩 que todas sus canciones lo son?), cerrando un c铆rculo m谩s perfecto que el que arman, de un lado, los quince puestos de comidas y bebidas (esta vez, a diferencia del a帽o pasado, se vendi贸 alcohol y no hubo ni el m铆nimo disturbio o drama); y del otro, las tribunas ya algo vencidas donde la afici贸n del club local se divide en tres: una parte de la barra de un lado, la tradicional; otra del otro lado, la escisi贸n, y entre medio, el p煤blico 鈥渋ndependiente鈥. Una distribuci贸n por lo menos no muy segura para estos 煤ltimos. Serrano es celebrad铆simo, Diego de Marco arengad铆simo por las chicas santiague帽as y el cover de 鈥淕ente que no鈥, obra de Serrano tocada por Todos Tus Muertos 鈥揵anda de la que particip贸 en su origen鈥, le da un alegr贸n inesperado a un pu帽ado de rockerazos.

Y entonces, el silencio. Durante una hora, a diferencia de lo que pas贸 en todo el fin de semana, no hay bandas locales tocando entremedio. Una de las m谩s esperadas era Karma Sudaca, notable banda de rock duro y pesado con influencias folkl贸ricas, vecina tucumana. Pero Andr茅s Ciro precisaba armar todav铆a no se sabe qu茅 en el escenario, y Karma Sudaca y otras dos bandas fueron levantadas. Una verdadera l谩stima y un gesto injusto que, de todos modos, nadie le reclam贸 a Ciro, que con Los Persas eran la atracci贸n m谩s horizontal del festival. El ex Los Piojos repas贸 su disco Espejos casi por completo y ofreci贸 algunas piezas de su anterior banda que provocaron un embotellamiento tembloroso en la zona cercana al vallado. Cuando su habitual lectura de banderas y carteles llega, los nombres de pueblos y ciudades varias de Salta, Tucum谩n, Chaco o Santiago mismo, entre varias otras, termina de catalizar la mayor capitalizaci贸n de La Salamanca Rock: la federalizaci贸n de ese conglomerado que amucha rock, reggae, hard rock, heavy, cumbia y punk es una posibilidad. El p煤blico est谩, las bandas existen. Que la frase hecha de las campa帽as, 茅sa de 鈥渕ancomunar esfuerzos entre el sector privado y el p煤blico, entre la Naci贸n y las provincias鈥 sea real en el campo cultural. Que sea rock. Ese es el canto m谩s fuerte de la juventud en La Salamanca.

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