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Miércoles, 28 de septiembre de 2011
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DESDE HOY, TANGO NUEVO EN EL FESTIVAL DE ALMAGRO

Una alternativa para las inquietudes de una generación

“Es una forma de manifestarnos fomentando un mayor compromiso con nuestra música”, dicen los organizadores de este encuentro, surgido de la autogestión y por amor al dos por cuatro ante todo. Habrá clases de baile y milongas y veintidós conciertos.

Por Cristian Vitale
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Amores Tango fusiona al 2x4 con jazz, bossa nova y ritmos balcánicos y latinoamericanos.

Un día de los “iluminados” ‘90, el boliche de Roberto encendió una luz. Tenue, casi una lamparita de 25 frente a la luminosidad enceguecedora de la nada. Días de rara identidad. De poca correspondencia con un acervo que, décadas pasadas, había distinguido el latir de esta región al sur del mundo. Fue en Almagro, a metros de la plaza, donde Osvaldo Peredo, viejo cantor de tangos, Agustín Ortega y Roberto Medina –hijo del cantor homónimo– reabrieron el antro padre. Pasó un tiempo. Hubo un reacomodamiento de pasiones y el boliche, pequeño, de trinchera, se convirtió en el eje primario de un eje mayor: el de tal barrio como epicentro del nuevo tango. Y ambos ejes, a su vez, de uno mayor aún: el de una ciudad que reconvirtió la lógica macrista (“el tango es la soja porteña”) en varios productos y diversificó ofertas sin tener que arrodillarse ante una caja lacrada y hostil. El Festival de Almagro –de tango nuevo e independiente– se inscribe entonces como el puntal de una variedad de propuestas que en días venideros (ver recuadro) propondrán eventos de tono parecido: Resonancias, el Festival de Tango de La Boca, la Milonga para la Victoria y el Ciclo Tango Contempo, entre ellos. “El Festival de Almagro es una forma de manifestarnos desde una política cultural, fomentando, con los elementos con que contamos, un mayor compromiso con nuestra música. Es uno de los elementos con los cuales profundizamos nuestra lucha por la identidad”, arranca Emiliano Greco, pianista del Quinteto Viceversa, sobre la esencia de la segunda edición del encuentro que comenzará hoy y resultará en cinco días de música, clases de baile y milongas con ocho escenarios, más veinte grupos y solistas, veintidós conciertos, y la confluencia de seis organizaciones tangueras (de ésas a tracción pulmonar) en la gran milonga callejera que cerrará el domingo.

El segundo Festival de Almagro, con toda su impronta de sangre nueva, iniciará, entonces, con la presentación de Pulsión, tercer disco del Quinteto Viceversa, cuya orientación hacia los secretos del tango contemporáneo ya nadie pone en duda. Y seguirá con un dúo que lleva millas de asfalto, de tango improvisado y “sin reloj”: Cucuza, el cantor + Moscato, el guitarrista = noche vermouth, que culminará con Dema y su Orquesta Petitera. “La idea de hacer este festival es plantar una bandera en el barrio para marcar un camino alternativo que nada tiene que ver con lo que se vende a los turistas. Muchos de nosotros trabajamos en casas de tango y giras de compañía porque vivimos de esto, pero sentimos la necesidad de generar ciclos y festivales para sentirnos vivos”, reflexiona Lucas Furno, hombre inquieto que ofrece su violín por tres: Viceversa, Amores Tangos y la flamante Orquesta de Cuerdas Elvino Vardaro.

El debut de tal orquesta es, en efecto, una de las principales atracciones del festival. Formada por 19 cuerdistas y servida por las plumas musicales de, entre otros, Emiliano Greco, Daniel Ruggiero, Diego Schissi, Nicolás Guerschberg y Víctor Lavallen, mostrará su homenaje al mayor y más versátil de los violinistas que ha parido la historia del tango porteño. Será el viernes en La Casa del Tango, junto al Trío Quasimodo y el maestro Lavallén. El mismo día en que, cerca de la medianoche, el Sanata Bar se dejará arrastrar por los tangos con aroma a jazz de Nicolás Guerschberg y su sexteto, ciertos clásicos inoxidables pasados por el tamiz de Pablo Agri y el carnaval híper rítmico de Amores Tangos, orquesta formada en 2008 y atrevida en su fusión entre música latinoamericana, jazz, bossa nova, ritmos balcánicos y, claro, tango. “Este festival significa encontrarse y llevar a cabo un proyecto cultural genuino, surgido desde los mismos artistas. Significa no esperar el apoyo de nadie para hacer algo. Significa celebrar que nos gusta el tango, que lo amamos, y que queremos que vuelva a estar en la calle. Que se vuelva a tocar, a bailar y a cantar cada vez más, y que haya más lugares donde hacerlo. Significa una alternativa a tantas clausuras de bares, significa un espacio nuevo, libre y de cultura real”, sostiene José Teixido, guitarrista, arreglador y fundador de Amores Tangos.

El viernes también le tocará animar veladas al Quasimodo Trío, formado por Daniel Ruggiero en bandoneón y composición, Adrián Mastrocola en piano y Cristian Basto en contrabajo. “Es importante para nosotros participar de un espacio que se abre a las nuevas inquietudes artísticas de nuestra generación. Este es un conjunto de gente que trabaja arduamente con un claro objetivo: ubicarse lejos del tango ‘oficial’ y hacer visible la más auténtica expresión del género, ya que se muestran las composiciones o arreglos de hoy. Por sobre todo, es una usina de proyectos generados desde nosotros mismos, sin más apoyo que nuestro empuje. Produce entusiasmo este tipo de eventos generado desde la más pura inquietud musical, sin concesiones de ningún tipo”, analiza Ruggiero, cuyo trío ya cuenta con dos discos (Quasimodo Trío y Amsterdam), tres giras por Europa y constantes presentaciones en la Argentina y Uruguay, todas enmarcadas por un “halo” de vanguardia que incorpora a las raíces tangueras elementos del jazz y la música de cámara.

“Este es el tango del 2011, el que sucede todo el año, más allá de las fronteras del festival organizado por el Gobierno de la Ciudad. Es el que no se baila con funyi y vestidos evocando el 1900. Tiene aroma a música nueva, a espíritu nuevo”, agrega Ramiro Boero, bandoneonista y compositor del trío Boero-Gallardo-Gómez que, en rigor, será uno de los números del jueves. También estarán Pablo Motta Quinteto y el mismo Osvaldo Peredo, que entregará su experiencia junto al Negro Falótico (ex voz de Virgilio Expósito, Rodolfo Mederos y el Sexteto Mayor) hacia la medianoche en el boliche de Roberto. El trío Boero-Gallardo-Gómez, que tocará a las 21 en el Sadem, lleva cuatro años de ruedo amparado en su musa mayor (Astor Piazzolla) y cruzado por la tradición y el modernismo. “El espacio para las nuevas composiciones es bastante reducido”, retoma Boero. “Hacen falta lugares donde tocar, con buenas condiciones para el desarrollo de una actividad musical de nivel. Hay mucha gente escribiendo muy buena música, hay excelentes intérpretes y público ávido de escuchar buen tango. Eso queda reflejado en cada festival que, año tras año, se supera en cantidad de público. Pero hago hincapié en la falta de lugares para poder hacer llegar al público esa música, que necesita ser escuchada por ser buena y por ser el tango de hoy.”

Para el sábado, más allá de los hechos musicales que repetirá la actuación del viejo Peredo (esta vez sustentado por el Trío del Piso Once) en Musetta (ver detalle en la grilla), y las de Pablo Greco, Capotango, Astillero y el Quinteto instrumental Violentango en Sanata, habrá –en este mismo lugar– una mesa debate organizada por el programa radial Fractura Expuesta para explorar y pensar el actual campo artístico del género “como síntoma cultural, testigo social y expresión de la cultura popular”, según guían sus organizadores. De la charla participarán periodistas que cubren la actualidad del género, que discutirán sobre las problemáticas que conciernen a la actividad. “El principal es la difusión –prevé Furno imaginándole algún eje al debate–, porque en este momento el género está en estado de ebullición por la gran cantidad de grupos, cantantes y composiciones nuevas, y las producciones independientes de discos y espacios, pero tenemos el problema de la difusión, que es realmente nulo... Las habilitaciones de los espacios para tocar en vivo son complicadísimas, se ponen muchas trabas. Algo que buscamos en esta edición del festival es conectarlo con las otras agrupaciones como el Teatro Goñi, la UOT, Fractura Expuesta, El Festival de La Boca y El Tango Vuelve al Barrio, gente que también viene trabajando para que este espacio alternativo sea cada vez más fuerte.”

El domingo, la fiesta empezará después de las pastas. En la plaza –corazón del barrio– y a las 14, una formidable selección de músicos bajo el nombre de Orquesta Típica Conciertos Atorrantes confluirá con las típicas clases gratis, las prácticas de tango “El Monito” a cargo de Pablo Nieto (coleccionista, Dj y ¡asesor de Djs!) y una milonga al aire libre que marca otra de las improntas clave del festival. “Organizar un festival no es fácil. Nosotros lo hacemos sin ningún subsidio gubernamental ni privado. Lo hacemos a pulmón. Incluso, durante el cierre del año pasado en la plaza Almagro a último momento nos falló la gente del escenario y las sillas, así que salimos a manguear sillas por todos lados y prácticamente montamos el Sanata en la plaza”, se ríe Furno –también organizador– con la esperanza de que no se repita.

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