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Viernes, 20 de enero de 2012
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OLGA ROMAN Y SU CD, SEGUIR CAMINANDO, QUE PRESENTARA AQUI EN MARZO

“Hay que sentarse a trabajar”

No le ha faltado trabajo a la cantante española, que supo compartir los caminos de Luis Eduardo Aute y Joaquín Sabina hasta que se animó a sus propios e inspirados pasos. “Mi vínculo afectivo con la Argentina es muy fuerte por muchísimas razones personales”, dice.

Por Cristian Vitale
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Román arrancó como voz solista de Nuestro Pequeño Mundo, Compartió escenarios y discos con Aute.

“¡Me he enrollado como las persianas!, perdón, eh!”, lanza. Dada la distancia (Buenos Aires-Madrid), la comunicación con Olga Román es indirecta, impersonal. No hay semblanza ni data gestual que permitan detectar tales rollos con nitidez visual... sólo palabras. En principio, relacionadas con Seguir caminando, su tercer y flamante disco. En esencia, un rollo existencial que habla básicamente de los zigzags del amor en los largos días de vivir, con músicas que la han nutrido desde que, allá por sus 20 años, Boston la copó de jazz y le dio, a la vez, un baño de músicas latinoamericanas. “Estuve ocho años allí y creo que fueron los más importantes de mi vida... hablo de esa ciudad y se me ilumina la cara”, asegura ella. Tal vez sea el rollo “mayor”. Pensar su experiencia allí, posterior a que Luis Eduardo Aute la participara de sus discos de los ’80, pero antes que Sabina la convirtiera en su segunda voz durante trece años, implica saber mejor del disco que la fina cantante y compositora española vendrá a presentar a la Argentina (el 8 de marzo en el ND Ateneo). Dice que descubrió Latinoamérica por latinoamericanos (cumbias, bombas, plenas, músicas afrocubanas) y sobre todo músicas del Brasil. “Nunca estuve en Brasil y amo su música, aquí tienes otro rollo”, ríe a carcajadas.

–Tanto como la Argentina, según canta en “Seguir caminando”...

–Es que mi vínculo afectivo con la Argentina es muy fuerte por muchísimas razones personales. Descubrí el folklore argentino de muy chica. Es una música que siempre me ha gustado muchísimo. Grabé allí mi segundo disco y lo presenté, con lo cual empecé a ampliar también mi vínculo profesional. Con Sabina tuve la suerte de ir muchísimas veces, conocer muchas ciudades y disfrutar del público argentino. Gracias al e-mail recibo un fantástico feedback desde allá desde hace mucho tiempo, que me hace muy feliz. Con Brasil, ya lo dije, no tengo vínculos afectivos tan fuertes porque... ¡no lo conozco! (risas) Pero en mis años bostonianos hice mucha música brasileña... la siento muy mía. Espero poder hacer algo algún día con músicos brasileños, ir a Brasil o, al menos, a pasear por Copacabana.

Una de sus pocas deudas pendientes, tal vez. La Román arrancó como voz solista del grupo Nuestro Pequeño Mundo y en breve –mediando los ’80– ya estaba compartiendo escenarios y discos con Luis Eduardo Aute: suya es la voz femenina que aparece en Entre amigos y Cuerpo a cuerpo. “Trabajé con él durante casi dos años. Yo era muy, muy joven y muy, muy tímida. Era estudiante universitaria en esos años y la música era un mundo muy distinto, con lo cual lo viví todo con mucha fascinación, porque era todo muy nuevo y emocionante, y a la vez con cierto ‘susto’, no sé cómo explicarlo... o como observadora. Era gente bastante mayor que yo, que llevaba años en esto y en la carretera... Pero mis recuerdos son de muchísimo cariño, ya que me trataban como a una reina. A Aute le he visto varias veces en los últimos años y quizás ahora tenga un contacto más fluido, o más de igual a igual”, evoca.

–Cuando llegó a ser la segunda voz de Sabina, había otro background... Los ocho años en Boston, por caso.

–Pasé trece años con él y, ahora que hace ya casi seis años que no canto con Joaquín, tengo una mejor perspectiva de todo. Creo que hemos tenido una magnífica química y complicidad cantando, y he podido comprobarlo al grabar la canción “Margarita”, incluida en este último disco. Y uno de los mejores regalos que he tenido ha sido venir a Latinoamérica con él en múltiples ocasiones, y que el público latinoamericano se haya fijado en mí y en mi música. Esto es un factor muy importante, sobre todo en los países donde más tiempo hemos pasado, como son México y Argentina. En lo personal, yo a Joaquín lo quiero mucho y guardo muy bellos recuerdos tanto del escenario como de cenas, charlas y muchas risas.

En Seguir caminando, Román participa a su ex alter ego masculino en la canción “Margarita” (música propia y letra de Juan Uría), la historia de una universitaria solitaria y errante “rodeada de amores de bien amar”. “Me imaginé a Joaquín ‘bordando’ Margarita (risas). Tuvimos la suerte de que el tema de la tonalidad no fuera un problema y quedé encantada con el resultado final”, dice. También invitó a otro titán del canto popular, Pablo Milanés, en “Cada vez que te vas”, una canción bien melanco, que parece hecha a la medida del cubano. “A Pablo lo conocí la primera vez que me subí a un escenario con Aute, en la grabación del disco Entre amigos, grabado en directo, donde Pablo Milanés participó como invitado junto con Serrat y Silvio Rodríguez... Ese fue el primer momento. Yo a él lo seguí desde mi adolescencia y luego coincidimos en casa de Sabina varias veces y tuve el placer de cantar con él en casa de Joaquín. Cuando terminé de componer esta canción y se la mostré a Uría, fue él quien dijo: ‘Esta canción sería la bomba si la primera parte la grabara Milanés’. Y el día que grabé con Joaquín ‘Margarita’, me dijo: ‘¿Por qué no llamas a Pablo, que está en Madrid?’. Y así fue... lo contacté, le envié la canción en mp3, le encantó y me dijo que sí.”

–Con Silvio no pudo, pero hizo una versión de “Rabo de nube”...

–Es una canción que me ha acompañado desde hace mucho tiempo. La grabé en un demo hace años con el arreglo de Alain Mallet que ahora hemos recuperado para el disco. Silvio es único, diferente a todos.

Román nació en Madrid. Es la segunda entre seis hermanas. Estudió piano y flauta dulce hasta los 17 y canto hasta 1985, cuando los ocho años en Boston terminaron con una graduación en el Berklee College of Music. Más allá de sus trabajos fuertes con Aute y Sabina, y de su experiencia como líder de una banda de jazz (Olga Román Quartet), lleva tres discos como solista: Vueltas y vueltas y Olga Román II, además de Seguir caminando. “Cada disco refleja el momento vital en el que estaba. Vueltas y vueltas es probablemente el más introspectivo, con canciones escritas por mí, letra y música. Eso me cambió la vida... atreverme a componer sin saber con qué me iba a encontrar. Entendí que para conseguir algo hay que sentarse a trabajar, ponerse en marcha. En el segundo disco empecé a colaborar con Uría como letrista. Maravilloso e inesperado letrista que escribe para mí como si fuera yo... un lujo. Es un disco más abierto al mundo, más ‘hacia fuera’, con letras bellísimas como ‘Me asomo’, que por cierto la han grabado Baglietto y el Quinteto Santa Fe... un honor. Y el último lo he tratado de componer abriéndome a cosas nuevas, tratando de no repetirme. Hay una onda cubana en ‘Margarita’ y algunos toques más jazzy como en ‘No me digas cómo’ o ‘Desde entonces’... y quizás hay algo nuevo como más sentido del humor, como ‘Que sí que no’ o ‘No me digas cómo’.”

–¿Por qué es un blues el tema que da nombre al disco?

–Así me salió... la letra me pareció muy potente y creo que todos en algún momento o en muchos momentos de nuestra vida necesitamos levantarnos y seguir caminando, y sentirnos identificados con esta letra. Me pareció que la música tenía que ser muy sencilla, tanto la melodía como la armonía, para que primaran las palabras. Por último, la letanía final me pareció que tenía que ser muy solemne, tipo himno. Habría sido la bomba tener un coro gospel para el final... otro rollo.

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