“El aprendizaje no se termina nunca”

Hay intérpretes que marcan la diferencia en la música popular. Están los que tienen la técnica precisa, los que dan la nota exacta, los que muestran el virtuosismo siempre puesto en primer plano. Y están los que suman a esa capacidad ese plus imposible de aprehender, lo que en folklore se llama “sabor”, en otros géneros “swing”, y que no puede ser explicado, pero que marca la diferencia. A esa raza de intérpretes pertenece la salteña Melania Pérez, voz profunda de la copla, entera intérprete del folklore argentino, capaz de transmitir en toda su dimensión la fiesta de la copla o el grito de la baguala, de una manera única. De un tiempo a esta parte la cantante parece haber retomado con renovada fuerza su carrera, algo que quienes admiran su trayectoria, y quienes siguen descubriéndola, agradecen. La grabación del exquisito La flor del comprendimiento, el año pasado, fue una muestra de ello. Ahora, una serie de presentaciones en Salta y Resto (Salta 755, ver aparte), con diferentes invitados, abre al público porteño la posibilidad hasta ahora infrecuente de escucharla por estos pagos.

La cita es los viernes a las 21.30, y a una primera presentación con Carolina Peleritti como invitada, la cantante suma hoy otra junto a Jaime Torres y una más el próximo viernes 18, junto a Amelita Baltar. Más que ponerse a hablar de lo propio, en el inicio del diálogo con Página/12 la salteña elige desplegar sus impresiones sobre Peleritti, como si cierta timidez o falta de ego artístico le impusiera más dar la bienvenida a los “nuevos” al género antes que ahondar en el lucimiento propio: “Fíjese que es una voz que hace poco se incorporó al género, ella viene de la actuación, del modelaje. Y cómo ha logrado sumar todo eso que traía, tan bien... me ha impresionado enormemente esta niña. Se ha animado a tomar el canto de la copla, no cualquiera se anima a evocar ese canto tan milenario”, empieza halagando.

–Los próximos invitados son Jaime Torres y Amelita Baltar. Ya no habrá recién llegados...

–¡Eso es lo que me encanta de la música! Vea usted cómo nos da la posibilidad de compartir también en lo diferente, de encontrar los puntos que nos hacen iguales. Amelita ha empezado su carrera cantando folklore, después, con Piazzolla, definió su carrera para el lado del tango. Y Jaime, bueno, qué decir... él es un verdadero representante del folklore argentino. Mi deseo es lograr mostrar en un escenario la misma diversidad que uno puede querer buscar cuando escucha música en su casa. O, al menos, así escucho yo.

–¿Cómo?

–¡De todo! Por ahí pongo un disco de milongas, paso a música instrumental o folklórica o de cualquier otro género, y de repente me vienen las ganas de un buen tanguito, después algo lírico, y música de cámara... Y eso es bien a propósito: así es como uno va descubriendo y aprendiendo, eso no se acaba nunca.

Los comienzos de la carrera de Melania Pérez fueron en Las Voces Blancas, en tiempos de oro para los grupos vocales (y para el folklore en general). En 1966 y con 17 años, ingresó a esa formación, donde continuó hasta 1971. En la década del ’70 formó con su marido Icho Vaca el Dúo Herencia, otra referencia del folklore de calidad. Se tomó su tiempo para lanzar su carrera solista: fue en 2001, con un disco que sigue sonando nuevo, Luz del aire. Instalada entre Salta y Lanús, ella dice que siempre va a seguir necesitando nutrirse de Salta, de referentes como Cuchi Leguizamón, Manuel J. Castilla, Eduardo Falú.

–¿Y a futuro, qué imagina?

–Imagino cantar, siempre cantar... Pero también soy consciente del tiempo transcurrido. Me está interesando, cada vez más, tomar la música y el canto también desde otros lugares. Una ya tiene sus años y siente la necesidad, no digo de dar un paso al costado, pero sí de participar de otra manera. Me encantaría ser colaboradora de otros artistas, poder darles mi visión, participar en otras áreas. Sin dejar nunca de cantar, siento que tengo más para dar.

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