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Lunes, 21 de mayo de 2012
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Ariel Rot y su serie de conciertos en la Argentina

“Esto es un antes y un después para mí”

El ex músico de Tequila y Los Rodríguez llegó al país para mostrar su flamante Solo Rot, un CD en el que se encarga tanto de la voz como de todos los instrumentos. “Es una nueva meta, que tiene que ver con volver a sentir el vértigo de empezar de cero”, señala.

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Ariel Rot actuará el próximo domingo en La Trastienda Club.

En 1983, Alice Cooper viajó a Madrid para filmar algunas escenas de la película de terror Monster Dog y trabajar en su banda de sonido. Insólitamente, a las sesiones acabó yendo el músico argentino Ariel Rot, que por entonces preparaba su primer disco solista, Debajo del puente, tras el final del conjunto español Tequila y mucho antes de la formación de Los Rodríguez, junto a Andrés Calamaro. La anécdota permaneció bastante oculta durante tres décadas, pero ahora Rot da detalles en diálogo con Página/12, antes de la minigira que ya lo llevó por La Trastienda platense y el Teatro Lavardén de Rosario, que el viernes próximo lo depositará en el Independencia mendocino y el domingo en La Trastienda Club porteña. “Alice estaba filmando esta película de terror sobre un hombre lobo y componiendo la música en Madrid. De ingeniero de esas grabaciones estaba el productor de Tequila que, cuando a Cooper le falló un guitarrista, me llamó para participar. Fue algo muy insólito, a horas muy bajas para Alice, pero lamentablemente no tengo registro de eso: era esa época chiflada en la que no había teléfonos que sacaran fotos. Pero eso fue lo más alto a lo que llegué a nivel cholulaje”, cuenta risueño el argentino, que llega para mostrar su flamante Solo Rot.

La anécdota y su nuevo disco son las dos caras de un músico que ha sabido acompañar tanto como pasar al frente. Además de participar de Tequila y Los Rodríguez, dos de los más importantes grupos del rock ibérico, colaboró con Fito Páez, Pereza y Fito Cabrales, con bandas intensas como Extremoduro y sociedades de hermanos como la de Guillermo y Fernando Martín. De hecho, a su anterior disco, Dúos, tríos y otras perversiones, ahora responde con un Solo Rot de título profético: “La gira que estoy haciendo ahora empezó hace un año de manera casual e inconsciente, y se fue formalizando en este formato de one man show hasta que se convirtió en este nuevo espectáculo en el que me presento en solitario, pasando por el piano, la guitarra acústica y la eléctrica. Llevo más de treinta años tocando rock y es la primera vez que hago algo así, porque vengo de la escuela de los músicos que se acompañan y se hacen la segunda en una banda. Esto es nuevo, es un ejercicio interesante e importante, un crecimiento. También es un antes y un después”.

–¿Tiene algo que ver con que este nuevo álbum retome una senda más intimista?

–Ciertamente. Soy bastante autorreferente a la hora de componer y soy bien personal. No obstante, trato de huir de ciertos clichés en cuanto a la composición del cantautor. En general, se dice que los artistas solistas son más prolíficos cuando atraviesan momentos duros y de angustia. En ese sentido, yo trabajo más y tengo más ganas de hacer música cuando me encuentro bien. Si me encuentro mal, ni se me ocurre acercarme a un piano.

–En este disco aparecen hombres arquetípicos: el que busca ser un eterno joven, el que acepta su envejecimiento, el padre, el amigo, el amante... el amante fallido.

–Son ciertos estereotipos que de alguna manera forman parte de mi personalidad. Sin embargo, fijate que todos se enfrentan a pequeños problemas, no hay ningún gran héroe. Incluso en “Dandy”, el protagonista hace una travesía por todo tipo de curanderos para mantener su aspecto juvenil. Imagino que se refiere al amante fallido de “Pólvora mojada”: es una canción curiosa que mezcla sexo y humor, que es algo que noté que se hace en el cine, pero muy poco en la canción. Es un tema clásico de la comedia, pero en la canción en español hay muy poco de ese material. Y ésa es una de las más efectivas en directo.

–¿Qué cosa distinta le requiere esta experiencia en vivo de usted solo en escena?

–Es un nuevo desafío y una nueva meta, que tiene que ver con volver a sentir el vértigo de empezar de cero. Es una sensación extraña, porque implica decirle adiós a la gente con la que has estado viajando y empezar a hacerte amigos entre el público, generando una complicidad y conexión distintas. Y se crean situaciones casi siempre muy mágicas. Cuando vas con banda es como cuando te vas de viaje con amigos, una cosa hermética.

En Solo Rot hay al menos dos canciones que entran en tensión: la apertura “Una vida equivocada”, en la que se refiere a la condición del músico que comienza a trabajar, que podría ser considerado underground o independiente, y “Nena me enseñaste a amar”, en la que aparece la mención de la tecnología, una herramienta que esos músicos tomaron para sí, en oposición a lo que ocurre en el mundo real. Al respecto, Rot señala: “Cambian mucho los medios de comunicación en esta era, aunque la tecnología fue fundamental en los cien años de historia de la música popular grabada. Pero bueno, es un torbellino tan vertiginoso y revolucionario que abre nuevas puertas para nuevos vehículos. Es algo muy interesante porque va dejando obsoleto el modelo de los árbitros tradicionales del gusto. En todo caso, es una canción que está dedicada a mi hija, pues la relación de amor más profunda es con los hijos de uno, y ella representa para mí ese ‘amor real’ del que hablo. Y respecto de revalidar al músico independiente, estoy absolutamente en ese plan. Hay muchos tipos de música hoy en día y hay lugar también para el simple entretenimiento, en donde todo funciona como funcionan las marcas de refrescos y hay un montón de filtros por los que pasar. Pero si hablamos de arte y de artistas, siempre he ido a por la libertad”.

Recién llegado a Buenos Aires para esta serie de conciertos, Rot sufre el ruido de esta ciudad: “La calle en Buenos Aires está muy ruidosa y la música ahora es omnipresente en los bares, se convirtió en algo caprichoso e invasivo. Es muy difícil abstraernos así a esta charla, soy muy sensible a los ruidos molestos, quizás por mi edad. Llegué el martes, así que no sé bien qué me pasa esta vez con Buenos Aires. Tengo cierta confusión que aún no llegué a procesar como para tomar una postura. Pero me da la sensación de que es un momento de cambios profundos en todo el mundo, y Buenos Aires no es una excepción”.

–Su familia debió irse a España durante el primer año de la última dictadura en la Argentina. ¿Cómo vivió desde allí, en Madrid, los recientes juicios a los represores?

–Me parece alucinante. Sin embargo, creo que pasó demasiado tiempo de democracia hasta que ocurrió algo tan bueno como esto, lo que no habla bien de ciertas democracias.

–Y acerca del tema YPF, ¿alguna opinión?

–Lo que puedo contar es que en ningún momento, siendo un argentino en España, sentí que para el hombre medio español, el que anda por las calles, tuviera la importancia que se le dio en los medios aquí. En España, con los graves problemas que tienen, ni al joven en paro ni al jubilado al que le recortan beneficios ni al profesor ni al inmigrante que de un día para el otro va a quedarse sin su tratamiento para el HIV lo de YPF les cambia nada.

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