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Lunes, 24 de septiembre de 2012
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Recital de Diego El Cigala en el teatro Gran Rex

Las promesas de un romance gitano

El cantaor trajo a la Argentina la gira Sintiendo América, pero mostró poco y nada del repertorio folklórico que incluirá el disco homónimo. A cambio, brindó un notable concierto de grandes éxitos, desde los temas de Lágrimas negras hasta sus versiones de tangos.

Por Karina Micheletto
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El Cigala, una voz expresiva y un impresionante carisma escénico.

Queda bien claro, al comprobar el fervor del público –que esta vez no gritó el Olé-olé-olé... Diegó, Diegó, pero que demostró su cariño en forma de ovaciones, alaridos y piropos varios–, que Diego El Cigala juega en Buenos Aires totalmente de local. Una vez al año pisa el escenario del Gran Rex, y una vez al año recibe el mismo tipo de declaraciones de amor. Y como al cariño hay que saber alimentarlo, el músico vino esta vez con una promesa, potenciada también por el nombre de su gira, Sintiendo América: la de adelantar parte de lo que sería su nuevo disco, para el que anuncia nuevos encuentros del flamenco con ritmos de este continente, entre los que está el folklore argentino. Al fin, la promesa se diluyó en un pequeño adelanto, transformada en un concierto de grandes éxitos, entre el mayor de todos –aquel Lágrimas negras que lanzó al mundo a este gitano– y el ya probado acercamiento al tango, de su disco anterior. Los anuncios fueron algo así como el chamuyo de la previa, un mentime que me gusta en el que el público –que en su mayoría pasaba los 40– supo mostrarse feliz con el repertorio más conocido.

A falta de nuevo material para mostrar, la novedad pasó esta vez, en todo caso, por un mayor protagonismo de la gran banda que acompaña a Diego El Cigala, músicos que se mueven con soltura entre el flamenco, los ritmos del Caribe, la improvisación y el lucimiento personal. Un ya aceitado equipo formado por Jaime “Jumitus” Calabuch en piano y Yelsy Heredia en contrabajo, a quienes se suma Isidro Suárez en percusión. La otra novedad fue el sonido de la guitarra de Diego García Gallardo (integrante de la banda de Calamaro), que se sumó en varios temas, dando un swing muy particular (entre un soul y un jazz flamenco) a cada uno de esos temas. La otra gran ovacionada de la noche fue la invitada Adriana Varela. La cantante sumó su estilo áspero, que funcionó muy bien subrayado en el juego actoral de la dupla, en “Naranjo en flor” y “Los mareados”, y ya en el bis final, en “Garganta con arena”, aquel tributo a Roberto Goyeneche.

Sobre la base de una voz poderosamente expresiva y de un carisma escénico evidente, el gitano fue calentando la noche con un repertorio que comenzó por tangos como “Las cuarenta” y “El día que me quieras”, y siguió con casi todos los temas de aquel Lágrimas negras que trajo la novedad del encuentro entre ritmos lejanos geográficamente, pero que descubrían tener tanto en común enlazados por la voz de El Cigala y el piano genial de Bebo Valdés. Así pasaron “Inolvidable”, “Corazón loco”, “Lágrimas negras”, “Se me olvidó que te olvidé”, “Veinte años”, “La bien pagá”, “Nieblas del riachuelo” –con un giro en la interpretación, la voz sólo acompañada por cuerdas–, “Vete de mí”, profundizado con piano solo. Y también el bolero “Dos gardenias”, de Dos lágrimas, que fuera la continuación de Lágrimas negras.

De folklore, hubo una alusión con “Alfonsina y el mar” (el himno de Ariel Ramírez y Félix Luna, grabado en el disco anterior), y finalmente la novedad anunciada pasó por unos versos del Martín Fierro, bien resueltos en el encuentro de la milonga y el flamenco, con el toque de la guitarra de Diego García. Fueron aquellos de “Yo soy toro en mi rodeo y torazo en rodeo ajeno, siempre me tuve por güeno y si me quieren probar, salgan otros a cantar y veremos quién es menos”.

Finalmente, El Cigala no mostró lo que había prometido, y hasta lo que anunciaba –o sugería, ahora se sabe– el nombre de la gira que lo trajo: las canciones que integrarían un nuevo disco, amagando con tomar ritmos del folklore local, entre otros folklores del continente. Sonidos andinos, más de Atahualpa Yupanqui (ya había hecho “Los hermanos” en una versión en la que Andrés Calamaro, el invitado de aquella ocasión, no se ajustó del todo bien), un tributo a Mercedes Sosa, con quien dice que no llegó a cantar, pero estuvo a punto. Nuevos ritmos llevados por fandango, soleá o bolería, como hizo en su momento con el tango, el son, el bolero, que por el momento no se conocieron. Tras las presentaciones en Buenos Aires, con Adriana Varela como invitada en la primera fecha, y Diego Torres anoche, el gitano hará por primera vez una gira por el país: ya estuvo en Santa Fe y Rosario; le restan fechas en Mar del Plata, Salta, Neuquén, Resistencia, Córdoba y Mendoza, llevando más promesas y canciones.

8-SINTIENDO AMERICA

presentación

de Diego El Cigala.

Músicos: Jaime “Jumitus” Calabuch en piano, Yelsy Heredia en contrabajo Isidro Suárez en percusión, Diego García Gallardo en guitarra. Invitada: Adriana Varela.

Lugar: Teatro Gran Rex

Público: 3300 personas.

Fecha: Sábado 22 de septiembre. Repitió el domingo, con Diego Torres como invitado.

Duración: 2 horas.

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