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Martes, 27 de noviembre de 2012
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Valentina Carrasco dirigirá en el Colón una versión reducida de El anillo del nibelungo

“Quise hacer una puesta muy argentina”

La directora de escena fue llamada a último momento para ocupar el lugar de Katharina Wagner, bisnieta del compositor. La adaptación fue bautizada como Colón-Ring. “La obra, cortada o no cortada, sigue siendo una cosa impresionante de hacer”, sostiene Carrasco.

Por Diego Fischerman
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Ensayo de la obra que hoy subirá a escena en el máximo coliseo argentino.

“No soy ingenua; sé que éste es un proyecto muy discutido”, dice Valentina Carrasco. La directora de escena argentina, integrante del grupo catalán La Fura dels Baus y colaboradora en las puestas de El gran macabro, de György Ligeti, y Edipo, de Enescu, que se vieron en el Teatro Colón, fue llamada por este teatro hace un mes para hacerse cargo de la puesta de la versión reducida de El anillo del nibelungo, de Richard Wagner, que se estrenará hoy a las 14.30 y se presentará también el viernes 30. El motivo de esta convocatoria fue la partida de quien iba a ser la régisseuse, Katharina Wagner, bisnieta del compositor y actual directora del Festival de Bayreuth. “En algún aspecto me pasó lo mismo que cuando por un conflicto sindical importante con los músicos, que nos había tomado de rehenes, vimos que no podría presentarse la obra de Ligeti”, cuenta Carrasco. “Sentí que había muchísimo esfuerzo de muchísima gente, maquinistas, utileros, gente de video, de luces, que se desperdiciaría y que podía ayudar para que eso no sucediera.”

En esa ocasión, La Fura presentó la obra sin orquesta, en una reducción para dos pianos, percusión y teclado electrónico, que incorporaba la grabación discográfica de una de las escenas. “Fue lo mismo, ver que todo podía tirarse por la ventana”, resume la directora. Según ella, “todo fue un poco surrealista y por suerte, cuando me llamaron, tenía un período en blanco en la obra que estaba montando en Lyon. Al principio no sabía si era en serio o en broma. ‘No se nos ocurre nadie más’, me dijo Pedro Pablo García Caffi –el director del Colón– y como conocía la obra, porque la habíamos hecho con La Fura, y conocía el teatro, y tengo un poco esa cosa de improvisadora, pues había que contestar rápido, entonces dije que sí”.

Entre las cosas que Carrasco agradece está el elenco con el que se encontró. El conjunto de cantantes reunidos para esta adaptación bautizada como Colón-Ring es verdaderamente portentoso, empezando por Jukka Rasilainen en el papel de Wotan, Linda Watson como Brunnhilde y Leonid Zakgozhaev en el papel de Siegfried. La dirección musical será de Roberto Paternostro y la adaptación de la música original, que lleva las cuatro óperas de Wagner a una sola, de unas siete horas de duración (alrededor de nueve contando los tres intervalos en que se servirá champagne y entremeses), es de Cord Garben, aunque su proyecto fue transformado sobre la marcha. Y es que Garben cambiaba el orden de algunas escenas mientras que, en este caso, se optó por respetar las cuatro partes –El oro del Rhin, La walquiria, Sigfried y La caída de los dioses– aun cuando en cada una de ellas se realizaran los cortes de lo que Garben caracterizó como “largas discusiones y repeticiones de estrofas o fragmentos filosóficos”.

Ante las modificaciones forzadas por la defección de Katharina Wagner, el equipo técnico quedó conformado por Carles Berga, quien presenta su diseño de escenografía “basado en una idea original de Frank Schloessmann”, y el notable Peter van Praet, que firma el diseño de iluminación. “La obra, cortada o no cortada, sigue siendo una cosa impresionante de hacer. Y tampoco te tocan en la vida tantas oportunidades. No sé cómo me ha pasado esto, pero no he hecho ningún Verdi y ya voy por la segunda Tetralogía”, bromea Carrasco. “En la anterior, que era, en rigor, de Carlos Padrissa y de La Fura, yo, en realidad, apenas colaboré. Esta es totalmente independiente de aquélla, más allá de algunas ideas y de algo de la dramaturgia que se había trabajado en esa ocasión y que yo pudiera tenerlo en cuenta. Por más que esté cortado, esto es un regalo. Siempre se puede mirar todo lo que no está, pero también lo que sí. Y yo no soy una persona de tener mucho miedo. O, por lo menos, de dejar que el miedo me paralice.”

Carrasco cuenta que “empecé a mirar la escenografía que ya estaba hecha y no a reconstruir lo que pudiera haber estado en el plan de Katharina Wagner sino a ver qué me inspiraba, o me daba ideas o me parecía que podía utilizar en mi propia visión de la obra. En principio había unas paredes azulejadas, que me hacían acordar a la facultad en la época en que yo estudié Letras. Era un edificio que antes había sido algo como una morgue o una escuela de enfermería, o algo así, y yo lo asociaba con los lugares donde se torturaba. Para mí era claro que el oro del libreto no era simplemente un anillo, que era algo más, algo que nacía, algo robado. Y vi entonces que el oro es un bebé. Un bebé robado. Mi idea fue hacer una puesta muy argentina. Vi, por supuesto, la que Marcelo Lombardero hizo de El oro del Rhin en el Argentino de La Plata, que me pareció extraordinaria. No pensé en argentinizarla de esa manera, por supuesto (allí, el submundo del Rhin se situaba en el Riachuelo y el Dock, y el Walhala era una altísima torre en Puerto Madero); pero sí en tomar elementos que situaran la historia aquí”.

En la versión de Carrasco, Wotan es, por ejemplo, alguien con reminiscencias de Perón. “No es exactamente él; no me interesaba exactamente él, como personaje, sino la referencia al poder”, explica. “Y entiendo que hacer la adaptación de una obra tiene aspectos discutibles. No soy tonta. Pero encuentro motivos para que esto se haga. En principio me parece que el hecho de que toda la Tetralogía –o esto, que no es la obra de Wagner, pero que está basado en ella– pueda hacerse en un solo día, que se posibilite esa inmersión total en el mundo de esa obra, me parece muy interesante. Es la experiencia de haber conocido estos personajes, y estos temas musicales, en una atmósfera wagneriana, digámoslo así, a lo largo de todo un día.”

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