El desembarco de los ocho orientales

Leo Masliah, Jorge Nasser y Tabaré Cardozo, tres de los artistas que participarán del encuentro.

La música, como toda expresión artística, es un reflejo del entorno. No es casual que en tiempos como los que vive Latinoamérica hoy, el formato canción haya ganado terreno. En este contexto, la fuerte tradición cancionística uruguaya parece haber calado más hondo en la Argentina. Durante la última década, autores uruguayos de larga trayectoria en su país, como Fernando Cabrera o el ya fallecido El Príncipe, iluminaron a las nuevas generaciones de músicos. Por eso, la Asociación General de Autores de Uruguay (Agadu) le dará vida a partir de hoy al primer ciclo que reúne a diferentes artistas uruguayos en Buenos Aires. Entre otros, serán de la partida Cabrera, Leo Masliah, Tabaré Cardozo, Daniel Drexler, Jorge Nasser y Ana Prada. Según los organizadores, el ciclo, que tendrá lugar en diferentes espacios porteños y se extenderá hasta septiembre, “ofrece un pantallazo amplio del universo musical y estético” de ocho solistas orientales. “La Argentina nos sigue abriendo las puertas, nos sigue respetando y dando mucho cariño, como hermanos que somos –destaca Ana Prada–. La música uruguaya ha ganado terreno en general, incluso dentro de Uruguay, debido a que hay más apoyo de los medios, mayor difusión, incentivos económicos, apoyo empresarial y demás.”

El encargado de abrir el ciclo será Tabaré Cardozo, quien se presentará hoy a las 19 en Groove (Santa Fe 4389) junto a 4 Pesos de Propina. El encuentro continuará con Kafkarudos el domingo 21 a las 21.30 en el CAFF (Sánchez de Bustamante 764). En tanto, Jorge Na-sser se presentará el viernes 26 en Café Vinilo (Gorriti 3780); Leo Masliah, el 8 de agosto en la Sala Siranush (Armenia 1353); Daniel Drexler, el 16 de agosto en Café Vinilo; Ana Prada, el 24 de agosto en Niceto (Niceto Vega 5510); Fernando Cabrera, el 29 de agosto en la Sala Siranush; y Trovalina, el 5 de septiembre en el CAFF, todos a las 21. Este seleccionado de autores continúa una tradición cancionística que “se hizo fuerte en los años ’60, con figuras de la talla de Daniel Viglietti, Dino, José Carbajal, Roberto Darving, Numa, entre muchos otros”, enumera Cardozo. “Estos artistas abrieron una canilla que hoy es una catarata imparable”, dice.

Según cuentan los músicos, hay una retroalimentación cultural entre Uruguay y la Argentina. Y, de hecho, hay varios rasgos en común que hacen más fácil el intercambio musical. “Hay un gran cariño y respeto de parte de los argentinos hacia los uruguayos –considera Cardozo–. Nosotros somos como embajadores y tenemos la hermosa tarea de recibir todo ese cariño y retribuirlo. Siempre ha sido así, desde la época de Julio Sosa o Zitarrosa hasta NTVG, La Vela Puerca o Agarrate Catalina. Ese cariño se debe a que somos muy parecidos, tenemos las mismas raíces étnicas y culturales e incluso hasta hablamos el mismo lunfardo.” En este sentido, Prada resalta que hay “una historia en común, que a su vez está impregnada de realidad latinoamericana, el gusto por la poesía, la melancolía. Tenemos una búsqueda común de originalidad y libertad”. De hecho, Daniel Drexler acuñó el término “templadismo” para hablar de las coincidencias estéticas entre Uruguay, Argentina y Brasil.

–Un ciclo de esta envergadura no tiene precedentes en nuestro país. ¿Qué esperan de este encuentro? ¿Es una forma, también, de dar lugar a la vieja frase “la unión hace la fuerza”?

Ana Prada: –Sin dudas, es una manera de hacer una especie de desembarco; se facilitan muchas cuestiones logísticas y se llega a mayor cantidad de gente. A mí me encantaría que este encuentro nos una más y nos demos cuenta de que entre todos es más fácil. Estoy de acuerdo con la vieja frase: “La unión hace la fuerza”.

Leo Masliah: –Es una manera de llamar un poco la atención para este lado, y sería muy bueno que este tipo de cosas (que creo que se vienen dando desde hace años de algún modo entre Argentina y Brasil, o Buenos Aires y Porto Alegre) se generalizaran en toda Latinoamérica, donde el público de cada país y los que lo manejan suelen hacer oídos sordos a los músicos de los países vecinos, cuando no también a los del propio.

–El circuito musical de Uruguay, por razones obvias, es más reducido que el de la Argentina. ¿Cómo es la situación del músico en ese contexto?

A. P.: –Es muy difícil poder vivir de la música en Uruguay, aunque no imposible. Se puede vivir de la música también ejerciendo la docencia, además del proyecto personal que cada uno tenga, u otras actividades relacionadas; yo lo hice mucho tiempo, hasta que se fueron abriendo algunas puertas y posibilidades de trascender fronteras para generar un circuito de trabajo que te permita vivir exclusivamente de tu música. Argentina es la ruta natural para nosotros, es como estar un poco en casa.

L. M.: –Las diferencias pasan sobre todo porque el músico desconocido de Argentina es más desconocido que el músico desconocido del Uruguay, y el más conocido tiene un techo más alto, o no tiene techo y se proyecta directamente al firmamento en calidad de estrella agregada.

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