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Sábado, 14 de septiembre de 2013
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ENTREVISTA A STEVE VAN ZANDT, GUITARRISTA DE BRUCE SPRINGSTEEN

El más antiguo y fiel ladero del Jefe

Trabaja junto al cantante desde “Born to Run”, es creador de la Rock and Roll Forever Foundation, conductor radial y actor en Los Soprano. Hoy tocará junto a Springsteen y la E Street Band.

Por Federico Lisica
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“Jimmy Gandolfini fue mi mentor en la actuación”, asegura Van Zandt.

Lo que iban a ser sólo siete shows, para Steve van Zandt se transformó en su vida. Corría 1975 y Bruce Springsteen (a quien conocía de adolescente de la escena garage rock de Nueva Jersey) necesitaba un guitarrista y justo había firmado el contrato para su tercer trabajo discográfico. La historia es conocida, Van Zandt le recomendó que hiciera algunos cambios en la intro de “Born to Run”, se unió a la banda por más tiempo, coprodujo los discos The River y Born in the USA, y junto al saxofonista Clarence Clemons (fallecido en 2011) se volvió parte de la iconografía de The Boss. Por más que no haya participado de sus giras por casi dos décadas (salió voluntariamente del grupo a comienzos de los ’80 y recién volvió en 1999 para el Reunion Tour), su clásico pañuelo gitano y andar rocambolesco son tan propios de esa prole rockera, al punto que fue Van Zandt quien le puso a Springsteen el apodo de “El Jefe”. Además de ese puesto, en la actualidad, Van Zandt conduce su propio programa de radio (Little Steven’s Underground Garage), fundó una institución dedicada a la difusión del rock & roll en los colegios, y tras su larga participación en Los Soprano (ver aparte), encaró su propia serie televisiva como actor principal. Aunque sabe, y le gusta, ser reconocido como parte de una gran familia. “Ladero –dice en español con tonada ítalo-americana–, no conocía el término, pero me define bastante bien.” En comunicación telefónica con Página/12, a horas de comenzar la escala sudamericana de la gira Wrecking Ball (hoy toca en GEBA), Van Zandt dice sentirse “emocionado por volver a la acción” junto a Springsteen y la E Street Band.

–Después de tantos conciertos con la misma banda, ¿cómo definiría al Wrecking Ball Tour?

–Es especial. Cada noche cambia la lista de temas, son shows muy largos y eso depende de la reacción del público. Diría que, en un punto, es el público es el que arma el set list.

–Se sabe que puede haber algunos covers de clásicos o discos casi enteros de la trayectoria de Springsteen. Y usted es una de las personas que mejor lo conoce en escena y fuera de ésta. ¿Influye para colar alguna de sus favoritas?

–Depende mucho de cómo se sienta él conectado con la vibra. Hay algo de demanda por parte del público y Bruce está atento a eso. De vez en cuando le digo “hagamos este tema ahora”, o “dejemos éste para después”, pero el que manda es el que pagó el ticket.

–¿Pero no puede adelantar aunque sea algo? Va a ser su primer show en veinticinco años en la Argentina...

–Va a ser único y especial. El público de Buenos Aires tiene su fama. Lo que pase entre el público y la banda va a ser el show.

–Tras sus shows en Europa, que terminaron en julio, retornan a los escenarios. ¿Durante ese parate ensayaron o se conectan directamente en el concierto?

–No nos hemos visto en este tiempo. Cada uno usa esos períodos para dedicarse a sus proyectos. Son los momentos en los que nos convertimos en gente diferente por distintos lugares. Hasta que volvemos a encontrarnos. Recién nos juntamos ayer (por el martes 10).

–Tom Morello, de Rage Against The Machine, lo reemplazó en los conciertos en Australia. ¿Qué se necesita para ser guitarrista de la E Street Band?

–(Se ríe.) Ser del barrio, supongo.

–Usted es uno de los máximos referentes del Jersey Shore Sound; en alguna ocasión dijo sentirse más un arreglador que guitarrista por su conocimiento del soul, es un gran amante del Motown y suerte de propulsor de esos géneros. ¿Qué lo motivó a crear la Rock and Roll Forever Foundation?

–Lo mismo que mi programa de radio. Un día prendí la radio y no había una buena canción de las que creía importantes. Nada de los ’50, ’60 y ’70. Que la gente joven no pudiera escucharlas era una verdadera pena... Mejor dicho, un error para las generaciones futuras. Fue como una misión para mí: que hubiera acceso a la mejor música jamás hecha. Escuchás esas canciones y sigue siendo material inspirador. En Estados Unidos me escuchan un millón de personas y cerca de cinco millones en todo el mundo. Ojalá pudiera estar en alguna radio en la Argentina. Con la fundación es parecido. Difundimos el rock & roll en los colegios. En un sentido histórico, me refiero. Aunque diría que no como parte de “la Cultura”. Nunca encajamos de esa forma: lo mejor que podemos hacer es que haya más gente escuchando y disfrutando de la música que hacemos. Siento que lentamente va desapareciendo en la radio y en la TV. Tocar en vivo es lo que nos mantiene andando.

–A propósito, ¿existe alguna explicación racional para seguir tocando con la E Street Band después de tantos shows?

–Sí, el material de Bruce. Sigue vital. Es un gran compositor en el sentido de que las canciones son relevantes. Es material de muy, pero muy alta calidad. Cada dos años aparece con algo nuevo y eso te motiva a salir de gira. Ese es el gran factor. No es sólo un show de oldies, ni que sólo tocás el nuevo disco; eso es alentador.

–¿Y cómo lo llama a usted, que tiene varios apodos? ¿Little Steve, Miami Steve?

–Sólo me llama Stevie (se ríe).

–¿Es cierto que usted fue quien empezó a llamarlo “El Jefe”?

–Sí. Es que en Asbury Park, la zona por donde nos movíamos, el primer jefe era yo, me había ganado respeto. Entonces, cuando yo empecé a llamarlo así, la gente le prestó bastante atención (risas).

–Y usted, dentro de la larga calle que es la E Street Band, ¿qué edificio o esquina sería?

–Soy la vía rápida, la que sirve para poder pasar.

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