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Jueves, 23 de enero de 2014
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LA TOLVA PUBLICO FIRME JUNTO A LA MUSICA, SU CUARTO DISCO

Otro tipo de impulso creativo

El trío conformado por Diego Boris, Paulo Dacal y Alejandro Schanzenbach, que tocó hace un par de años en la Antártida para empujar el tratamiento de la Ley de la Música, editó un fresco power con once piezas de tracción a sangre.

Por Cristian Vitale
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“Esta es una banda horizontal, sin liderazgos, que contiene los impulsos individuales de cada quien.”

Una forma de contar sobre La Tolva –en retrospectiva– sería a través de aquel viaje a la feroz y cristalina Antártida, con show, militancia y aventura incluidos. Diego Boris, Paulo “Fatiga” Dacal y Alejandro Schanzenbach se subieron a un Hércules, giraron en torno del destino esperando que “se abra la ventana” para aterrizar, y finalmente plantaron bandera como un gesto de empuje para que el Senado, como finalmente ocurrió, vote en positivo por la Ley de la Música. “Hicimos el primer recital con baterista allá”, revive Boris, guitarrista, cantante y eterno luchador por los derechos de los músicos argentinos. Y contextualiza: “A los músicos que luchamos por la Ley nos parece bien que haya una causa detrás de cada acción, y en ese caso fue el eslogan ‘por nuestros sueños vamos hasta el fin del mundo’. Lo increíble es que nos llevó la música, porque a ese lugar no podés acceder ni aun pagando. Por eso decimos que la música independiente hace posible lo imposible”.

–A Metallica también lo llevó la música...

Diego Boris: –Pero relacionada con el marketing. Nosotros fuimos con otro fin: porque creemos que el impulso creativo es más importante que cualquier lógica de lucro. Llegamos a la Antártida no porque había guita de por medio, sino porque estábamos convencidos de que estaba bueno tocar allí, como gesto de soberanía cultural.

Paulo Dacal: –Y con 38 grados bajo cero, al aire libre, porque no hubo cúpula para nosotros. A mí, el viento me voló un platillo varios metros (risas).

Alejandro Schanzenbach: –¡Pero hicimos bailar hasta a los científicos!

La travesía fue hace dos años y precedió a la edición de Firme junto a la música, su cuarto y flamante disco que resulta una forma más actualizada de contar sobre el trío. Se trata de un fresco power, poblado por once piezas tracción a sangre y todas propias, excepto “A nadie le interesa si quedas atrás (Total que)”, tema duro del primer Vox Dei, sobre el que se expide Schanzenbach: “Empezamos a zaparlo y apareció un tinte potente que no había en la original que, si bien era al palo, tenía tintes hippies. Nosotros le pusimos un nervio tremendo”, explica este bajista, compositor y cantante de larga data en el devenir del under. “La elegimos frente a otras opciones, como ‘Qué ves el cielo’, de Invisible; ‘En el hospicio’, de Pastoral, y ‘Natural’, de Tanguito... Es algo que queríamos hacer porque hay como una falta de valoración sobre nuestros héroes del rock, que deberían tener un colchón de trabajo y mucho reconocimiento, porque tuvieron que ver con nuestra cultura profunda. Lo que hacemos nosotros tiene que ver con recuperar eso que tuvo que ver con nuestra banda de sonido, de cuando éramos adolescentes, y que de hecho nos transformó, porque no seríamos las mismas personas si no hubiésemos escuchado eso... Es un impulso creativo que va contra cualquier lógica de mercado”, profundiza Boris, que planea un disco entero en homenaje al rock argentino: “Tenemos una herencia increíble”, enmarca.

El nervio que impregna aquel temprano lado B de Vox Dei, editado en Caliente y vuelto a hacer en Cuero caliente (1970 y 1972, respectivamente), no desentona con el resto de los temas que exhalan sudor, melodías cuidadas y lapsus de alto voltaje. También un clima de época que no solo se entrevé en la esencia de “La Pitonisa”, “Juego de dos” o “Amanecer tocando rock and roll”, por nombrar algunos, sino por un arte de tapa que reproduce una iconografía retro. Además del chiste con la foto de Willy Quiroga (“La versión de ‘Total Que’ no me gustó ni mierda”), tal iconografía simula un tabloide sixtie que mezcla información inocente de los amaneceres del rock argentino (la noticia que nombra a Luis Alberto Spinetta como José Luis, por caso), con una vieja tapa de la Expreso Imaginario, una encuesta de la revista Pelo de 1974, y publicidades gráficas de YPF, Gas del Estado, Entel y Aerolíneas Argentinas. “Pensamos que así como el disco es algo colectivo y tiene una unidad en cuanto al sonido, estaba bueno generar un concepto afín, que también tiene que ver con recuperar nuestro idioma”, extiende Boris.

–Para terminar de contarla: ¿qué es La Tolva, entonces?

D. B.: –Un grupo humano, ante todo. Una banda horizontal, sin liderazgos, que contiene los impulsos individuales de cada quien. En “Juego de dos” lo explicamos bien, porque nada es absolutamente individual y absolutamente colectivo: ése sería el resumen. A veces se necesitan dos hasta para cosas que muchos tienen por individuales, como la libertad o la soledad.

–“Nacido para insistir” tal vez sea el mejor ejemplo de la música entendida como un “juego de dos”, o todos los que quieran. ¿Se compuso pensando en la insistencia militante por los derechos de los músicos?

D. B.: –Puede ser. Es una letra que nos identifica a los tres, que tenemos exactamente el mismo protagonismo en la canción, porque los textos también pueden ser un ejercicio de composición colectiva.

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