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“Argentina y Cuba, juntos por el Centro Pablo”, impera en el afiche y la leyenda deriva en un anuncio con fecha, hora y lugar: miércoles 20 de agosto a las 20.30 en el Pasaje Dardo Rocha, de La Plata (Calle 50 entre 6 y 7). El cartel, claro, completa su llamada con artistas de ambos lares: Liliana Herrero, Luis Gurevich, Julia Zenko, Raly Barrionuevo, Fulanas Trío, y los dúos La Trova y Karma, entre más. La consigna puntual es juntar amigos para darle una ayudita al Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, de La Habana, donde cada convidado se ha presentado en el marco del ciclo A Guitarra Limpia, una de las tantas actividades que propone la institución dirigida por Víctor Casaus. “Desde el Centro Pablo agradecemos infinitamente este gesto fraterno a la gente querida que ha trabajado por el concierto y ofrecer así su ayuda a la continuación de los sueños de los artistas cubanos en nuestro patio de la calle Muralla, que siempre espera la llegada de artistas argentinos para celebrar juntos la fiesta interminable de la identidad y la alegría”, sostuvo el director, poeta, cineasta, narrador y periodista cubano, que dirige el centro hace quince años. Y que hace bastante menos está campeando una crisis económica algo complicada.

El Centro Pablo es, básicamente, una institución cultural independiente, sin fines de lucro, enclavada en plena Habana Vieja, cuya creación obedece a la batalla por el arte latinoamericano que viene dando la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac). Bajo tal impronta –e inspirada en el legado del periodista y revolucionario Torriente Brau– la entidad ha generado programas y espacios de difusión vinculados con la memoria colectiva de Cuba, la historia oral, las artes plásticas, el arte digital y la Nueva Trova Cubana. Y también con los puentes culturales que unen a la isla de Fidel con la patria original del Che. “Vivo en Cuba desde 1976 y con el puente cultural que hemos creado en el Centro Pablo para estrechar lazos con la Argentina he completado mis dos memorias: la de Argentina, donde están mis raíces con la historia de mi familia y su participación en los procesos de cambio de los setenta; y la historia de mi vida en Cuba, donde me formé, he vivido los sueños y avatares de la Revolución. El Centro Pablo, que fundamos en La Habana en 1996, es hoy el territorio de mi militancia cultural, abriendo espacios de comunicación y de debate que favorecen especialmente a las nuevas generaciones de creadores y creadoras: gente de la Nueva Trova, artistas digitales, diseñadores gráficos y memoriosos”, contó, en tanto, la coordinadora general del Pablo, María Santucho.

Gran parte de la organización de este encuentro puntual obedece al interés desinteresado de las Fulanas Trío, que también han participado del ciclo A Guitarra Limpia y que, tras aquel viaje vector para sus vidas artísticas, decidieron tornar recíproco al gesto. “En nuestra experiencia personal, fue conmovedor todo lo vivido en Cuba por innumerables razones. En el Centro Pablo compartimos durante esos días, teñidos de una gran calidez, una intensa y variada actividad cultural, que abarcó música, cine, literatura y artes plásticas. Este motor, este colectivo de gente tan querida, nos movilizó profundamente, y por eso se da este puente de amigos”, expresó Cecilia Picaroni, guitarrista y flautista del trío de féminas folklóricas, en la previa de un concierto que, se intuye, fluirá dominado por le emoción.