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Jueves, 2 de octubre de 2014
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Arte por la Paz Argentina se lanzó el martes

“Entendemos el arte como una herramienta transformadora”

Las Abuelas de Plaza de Mayo, León Gieco, Raúl Porchetto y un heterogéneo colectivo de artistas de diversas disciplinas plantaron la bandera de esta movida, que se propone promover valores como la convivencia, la solidaridad, la justicia, la igualdad y la verdad.

Por Karina Micheletto
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“PorEstelaGieco, el disco”, fue la humorada que desde la pantalla saludó a los tres principales impulsores de Arte por la Paz.

Una plataforma, un lanzamiento, un punto de partida. Un movimiento que toma el arte y la paz como banderas con las cuales manifestarse activamente. El primer paso hacia una movida itinerante, que se espera convoque a artistas de todo el país y de la región. Todo eso propuso ser el primer Arte por la Paz Argentina, con Raúl Porchetto, León Gieco, Estela de Carlotto y las Abuelas de Plaza de Mayo como impulsores fundantes. La reunión, el martes pasado en el Centro Cultural Haroldo Conti, dentro de lo que hoy es el emblemático Espacio de la Memoria –y que alguna vez fue todo el horror de la ESMA–, fue en rigor algo más que eso. Fue, ante todo, un encuentro de pares, de gente decidida a dar forma a algo por el solo hecho de querer hacerlo y considerarlo necesario. Artistas plásticos, músicos, actores, escritores y referentes del mundo de la cultura y la política se dieron cita en este particular encuentro que plantó la primera bandera de Arte por la Paz Argentina, y que tuvo un final colectivo con un coro alusivo en el tema de Porchetto: “Algo de paz”.

“Arte por la Paz lo formamos un colectivo de personas que buscamos a través del arte promover en cada rincón de la Argentina y el mundo valores como la convivencia, la solidaridad, la justicia, la igualdad y la verdad”, leyó Estela de Carlotto, emocionada, la definición del manifiesto que sienta las bases de esta iniciativa (ver aparte), que contó con el auspicio de Página/12 y del canal Encuentro, cuyas cámaras registraron la jornada. “Los artistas y ciudadanos que adherimos a Arte por la Paz nos encontramos en comunión con estos valores y entendemos el arte como una herramienta transformadora. La dimensión emocional y comunicativa que nos brinda el arte da posibilidades infinitas de construir vínculos y espacios donde primen el amor y el respeto al otro”, declaró en el manifiesto. En el auditorio del Haroldo Conti, repleto y cargado de expectativas también en los pasillos, la seguían atentamente, entre otros, el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Martín Fresneda; el director del Haroldo Conti, Eduardo Jozami; el director nacional de Artes, Rodolfo García; el escritor Osvaldo Bayer; el titular de Red Solidaria, Juan Carr; músicos, cantantes, actores y actrices como Susú Pecoraro, Adriana Varela, Carolina Peleritti, Emilio del Guercio, Luis Gurevich y Gustavo Garzón. Estaban presentes también muchas Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, y parte de la extensa familia de Estela de Carlotto. Entre ellos, dos nietos músicos que más tarde subirían al escenario: Juano Falcone e Ignacio Guido Montoya Carlotto.

“El que quiera sinceramente la paz, tiene que respetar los derechos de los pueblos, la igualdad de las naciones”, advirtió Jozami al dar la bienvenida como “dueño de casa”, poniendo en contexto muy actual esa idea de paz sobre la que este encuentro trabaja. “Esta iniciativa interpreta la mejor tradición del movimiento de los derechos humanos, que es ante todo un símbolo de paz”, evaluó. Tras él, Porchetto y Gieco, los primeros impulsores de la iniciativa, redondearon el concepto de este movimiento que básicamente busca promover la paz a través de expresiones artísticas, manifestaciones de todas las disciplinas y de artistas de todo el país, que según se planea se irán pasando la posta. “Esto no es un concierto, ni un espectáculo, es una especie de comunión artística que se manifiesta por la paz”, marcó Gieco. “Estamos convencidos de que la paz es una concentración de poder, y es ese poder el que queremos articular. La tele todos los días nos dice que hay muchos motochorros. Bueno, no-sotros sabemos que hay muchos más poetas que motochorros”, aseguró Porcheto.

PorEstelaGieco

Ya el ensayo de Arte por la Paz, durante la tarde, había mostrado el clima festivo, de reunión de amigos –porque de eso se trató, también, toda esta movida– que marcaría toda la jornada. Tras la actuación de la Compañía Nacional de Danza Contemporánea, con su cuadro sobre “Antiguos dueños de las flechas (indio toba)”, la noche del martes avanzó como una sucesión de sorpresas y juntadas sobre el escenario. Pudieron verse algunos videos: el del tema “Hoy bailaré”, en el que Gieco baila con Carlotto; la versión de “Sólo le pido a Dios” de Gabriel Meyer, el hijo del rabino Marshall Meyer, interpretada en árabe y hebreo, entre otras lenguas; el video colectivo que lanzó la colombiana Marta Gómez, con artistas de toda Latinoamérica y una estrofa común: “Para la guerra, nada”. En escena, además, Antonella Semaán, la pintora sin manos que acompaña a Gieco con Mundo Alas, pintó con sus pies un cuadro con la cara de John Lennon, mientras el trabajo de sus pinceladas podía verse en una pantalla. También se vieron las creaciones de Rep, que dibujaba en vivo sobre lo que sucedía en el escenario.

Las primeras canciones fueron las de Gieco, casi como en un living de festejo doméstico, solo con su guitarra y su armónica. En su repertorio, junto a temas como “El desembarco” y “La memoria”, incluyó “El fantasma de Canterville”, dedicado a su amigo el guitarrista Carlos “Negro” García López, fallecido trágicamente el sábado pasado. “Es un tema que hemos cantado muchas veces con él”, explicó. Ya en dúo con Porchetto, entonaron “Bajaste del norte” –“es un tema que Porchetto cantaba de una forma muy compleja y yo se lo transformé en zamba”, se rió Gieco–. Junto a su hijo Daniel y Chino Monti en percusión, Porchetto recorrió a su turno algunas canciones de su autoría, dos de ellas junto a dos “grandes amigas”. Con Susú Pecoraro sumándose en el recitado, “Los cisnes no cantan cuando mueren”, y con Adriana Varela, una destacada versión de “Reina Madre”.

Hubó más artistas manifestándose por la paz: Carolina Peleritti, solo armada de su voz y de su caja, introdujo en este clima las posibilidades de la baguala, con “Vámonos vida mía”. Tom Lupo acercó la poesía de Jacques Prevert y de Susana Thénon, y también algo de su humor: “¿Griesa, podemos hacer algo de poesía en desacato?”, preguntó. Llegaron saludos por video: el del artista plástico Ciruelo; el de Baltasar Garzón. Se sumaban las expresiones plásticas y fotográficas que también se manifestaban desde las paredes: las de los artistas plásticos Alberto Bruzzone y Laura Kornblihtt, la del escultor Andrés Zerneri, las fotografías de Rubén Andón, en su recorrido por los inicios del rock argentino (ver aparte).

Y mientras tanto fue creciendo la música y se fueron sumando los músicos, como Machi Rufino, en lo que terminó siendo –con los ex Almendra Rodolfo García y Emilio del Guercio también presentes– un homenaje implícito a Luis Alberto Spinetta. Entre tanto músico subiendo y bajando de escena, hubo uno que se mantuvo siempre como público: fue Luis Gurevich, tecladista de la banda de Gieco y coautor de muchas hermosas canciones, además de integrante de la destacada Orquesta Popular de Cámara Los Amigos del Chango. Es que en los temas finales quien ocupó el teclado fue Ignacio Guido Montoya Carlotto, el “nuevo” nieto de Estela. Junto a él tocó también otro “viejo” nieto: Juano Falcone, en percusión. Y así “los nietos músicos de Estela” se sumaron a “Cinco siglos igual” y “Bicentenario”, el tema que compusieron juntos Gieco y Porchetto. “Ahora tenés que cantar vos, Estela. Ya bailaste conmigo; es lo único que te falta”, le dijo Gieco ¿en broma? a la titular de Abuelas. Mientras tanto, desde la pantalla se veía el dibujo que completaba Rep: “PorEstelaGieco. El disco”, era el título que cerraba la caricatura de Porchetto, Carlotto y Gieco juntos, sonrientes, cantando. El último y emblemático tema, “Algo de paz”, terminó reuniendo a los organizadores, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, los artistas convocados, en un coro colectivo.

Eso, cantar juntos, es algo de lo que propone Arte por la Paz, el movimiento que en este acto fue lanzado. De eso se fueron hablando con entusiasmo los que participaron, de cómo sigue y crece esta iniciativa.

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