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Isabel de Sebastián evoca a Metrópoli como una banda experimental “de pop sofisticado”. La dice de culto. Va más atrás aún y ve en las Bay Biscuits, grupo que conformó junto a Fabiana Cantilo, Viviana Tellas y Edith Kucher, allá por los primeros ochenta, como su proyecto más lúdico. “Con ellas y los Redondos fue que me subí por primera vez a un escenario”, agrega. Mucha agua pasó bajo el puente, claro, entre aquellas secuencias y hoy. Pasaron coros en beneficio de Virus, Luis Alberto Spinetta, Fito Páez, Divididos y Cyndi Lauper. Pasaron catorce años, tres hijos y un hombre (Bob Telson) en Nueva York. Y pasó un retorno a Buenos Aires, en los albores del siglo. “Cuando volví al país, en 2003, comencé a rescatar mi época pre Nueva York, en todo sentido”, sentencia la versátil cantante. Es en este contexto en el que hay que colocar las diversas improntas que desembocaron en su primer disco solista, que lleva su propio nombre. “Es un disco que visita varios géneros, pero lo hace con un tratamiento musical que los une. Hace años que quería experimentar con los sonidos de las guitarras del lejano oeste, encontrar ese lugar donde se juntan con la música popular nuestra”, describe, a punto de presentarlo hoy, a las 21, en Samsung Studio (Pasaje 5 de Julio 444). “Fue un trabajo largo y profundo y de cierto riesgo”, se explaya.
–¿En qué sentido?
–En que nos atrevimos a grabar desde una cumbia con Machito Ponce a un tema inédito de Spinetta que compuso con letra de Rafael Alberti (“Canción del ángel sin suerte”) para un proyecto mío. No sé cómo lo logramos, pero no desentonan. Con David Bensimón (productor del disco) fuimos encontrando muy artesanalmente, en el mejor de los sentidos de la palabra y nota por nota, un sonido propio.
El disco, un mosaico poblado de boleros, cumbias, temas pop rock y resonancias del lejano oeste que contó con las ayuditas de Celsa Mel Gowland –vieja compañera de Metrópoli–, Leo García y su hijo David Telson, determinó, además, un premio: el Gardel como mejor álbum artista pop femenina. “Verdaderamente no sabía mucho sobre los premios Gardel. Es más, pensé durante meses que las nominaciones ya habían sucedido y que no habíamos entrado”, admite Isabel, y sigue: “No sé, para un músico el mayor premio es el momento mágico de sentir que una letra, una melodía, un acorde o un solo se ha logrado de la mejor manera para un tema, y también, el sentir que uno llega al corazón de otros a través de la música y el canto. En todo caso, me parece que sirve como validación, como manera de reconocimiento... evidentemente algo significa, porque me felicitó muchísima gente”.
–Suma, entonces. O al menos no resta.
–En un momento tan duro para la industria musical, el tener un dato positivo para comunicar, sí, suma, y el recibirlo es sin duda algo positivo. Lo que me impresionó un poco fue ver la participación femenina en los premios, muy, muy escasa: de más de treinta y dos nominaciones, ganaron cinco mujeres, de las cuales sólo se televisaron dos. No lo digo con enojo feminista, ni un poco, lo tiro como dato de la realidad. No creo que sea falta de talento ni tampoco una conspiración del averno. No sé por qué pasa, pero pasa, y como si no se nombra no se ve, me parece que es bueno decirlo.
Además de la presentación del disco, la ex Metrópoli y Bay Biscuits aprovechará la velada de viernes para mostrar su nuevo video (“Te mataría”), creado y dirigido por Adrián Caetano, y generar otro in situ, nada menos que “En camino”, de Signos. “Compuse la letra de ese tema por pedido de Gustavo Cerati y lo rescaté para este disco porque me encanta cantarlo, porque soy muy amiga de Leo García y me pareció que era un lindo homenaje cantarlo con él, que fue tan cercano a Gustavo. La canción dice ‘Sólo quiero seguir acercándome’, y esto sigue siendo verdad en mi vida. Yo apuesto al vínculo, siempre”, sostiene la versátil cantante, y también refiere al primero: “‘Te mataría’ es un tema brillante de una mujer muy talentosa, Carmen Baliero. Cuando lo escuché por primera vez me enamoré de él y eso es básicamente lo que me tiene que pasar para que decida grabar un tema. Es un bolero sumamente inteligente. Luego vino sumarle el tratamiento del disco, que le da ese sonido Tarantino, y la versión es muy distinta de la de Carmen, pero fluye muy bien con el nuevo arreglo, y termina pareciendo un tema ideal para una película de Almodóvar. Es muy cinematográfico”.
–Un factor importante para lograr la química con Caetano, ¿no?
–Sí. Con Adrián somos muy amigos. El nunca había querido hacer videos, de hecho este es el primero que hace en la Argentina y sólo hizo uno, hace muchos años, en Chile. Tenemos una manera de leer la música y la cultura popular muy similar. El trajo a su equipo, y el resultado está a la vista. El video es una joya. El encuentra y genera momentos visuales muy poéticos en todo lo que hace... y tuve la suerte de que también lo haya hecho conmigo.
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