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Martes, 10 de febrero de 2015
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Estelares se presentó en el Personal Fest Verano de Rosario

Bella y radiante melancolía

La banda liderada por Manuel Moretti paseó sus canciones eruditas devenidas hits proletarios por el balneario La Florida. Fue en la segunda fecha del festival veraniego, mientras Tan Biónica se presentaba en Mendoza, y los shows se aunaban vía streaming.

Por Yumber Vera Rojas
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Antes que recurrir al efectismo festivalero, Estelares fue fiel a su esencia.

Luego del “gracias totales” y del “gracias por venir” que inmortalizó Gustavo Cerati, Manuel Moretti, líder de Estelares, en la tarde rosarina del domingo pasado introdujo una nueva cosecha para el refranero del rock argentino: “Gracias por regresar”. Y es que algunas pocas horas antes, la tierra de canallas y leprosos había sido raptada por la idiosincrasia climática del trópico: una tormenta estremecedora e intensa que puso en vilo la organización de la primera edición local del Personal Fest Verano 2015, que tuvo a la agrupación fundamentada entre Junín y La Plata como principal atractivo. Por lo que se trataba de un gesto lógico, espontáneo y afable –aunque nunca nada parece tan sencillo en la perorata de este pupilo de la rima y del verso de Leonardo Favio– para con una audiencia que retornó a la Rambla Catalunya, ubicada en el balneario La Florida, para disfrutar de un show en el que el sexteto se dedicó a medir una vez más su maravilloso poder de arraigo mediante canciones eruditas devenidas hits proletarios.

Si bien Moretti llegó a suponer de viva voz durante el show que podían odiarlo por explicar el trasfondo de cada canción, la muchedumbre bien que se lo supo agradecer. Lo que demostró al fundirse y acompañar los distintos pasajes y estados de ánimo por los que atravesó Estelares, pese a que ciertamente el clímax se produjo cuando el grupo, en el trayecto final de su recital, arremetió con una seguidilla de himnos propios que incluyó “Rimbaud”, “12 chicharras” y “Cristal”. A diferencia del resto de las propuestas musicales gratuitas que ofreció hasta ahora este verano, más próximas a los estereotipos de la festividad y de la voluptuosidad playera, la banda que en 2014 celebró sus veinte años de trayectoria en el Gran Rex demostró que la melancolía también es radiante. Así que, antes que recurrir al efectismo, el frontman de 49 años fue fiel a lo suyo: a ese discurso que apologiza las baladas tangueras, invoca a Oscar de la Hoya, comparte sus épocas oscuras y que, por qué no, saluda igualmente la era del streaming.

Después de su largada a finales de enero en Mar del Plata, donde Illya Kuryaki and the Valderramas y Miranda! fueron los actos principales, en este capítulo del Personal Fest Verano 2015 la propuesta estaba enfocada en la producción de dos ediciones realizadas en simultáneo, y en sendas ciudades del país, pero aunadas por la transmisión por streaming: la nueva diva del entretenimiento. De manera que, mientras Estelares encabezaba el cartel de Rosario, espectáculo al que asistieron cinco mil personas, Tan Biónica hizo lo mismo en Mendoza, frente a 30 mil seguidores. Sin embargo, la puesta en vivo del primero (conducido por los periodista Alina Moine y Diego Iglesias) comenzó antes que la de su par cuyano para que, a partir de ese desfase de horario, tanto en el escenario de una plaza como de la otra (en la que estuvo al frente Gonzalo Rodríguez) pudieran interactuar y degustar la programación artística. En el resto de la Argentina podía verse por Internet.

Una vez que la tempestad expelió su histeria, a ese trozo de playa del Paraná en el que se enclavó esa sede de la tercera edición del festival estival (seguirá por Salta y Corrientes, el 19 de febrero, emulando el tándem de Rosario y Mendoza) comenzó a acercarse público que hizo planes para pasar la tarde en el río. Por lo que tomaron sus sillas plegables de las otras riberas en las que se encontraban y se mudaron hasta allí con cuentagotas. Los que llegaron primero, a eso de las 17, lo hicieron justo en el instante en el que se reactivó la operación para armar las carpas inflables que albergaron los juegos feriales, justo en el momento en el que el paso lento de los últimos barcos cargueros del día se convirtieron en un maravilloso e inesperado espectáculo aparte. A continuación, subió al escenario la agrupación local Los Señores Hyde (una suerte de híbrido entre Héroes del Silencio y la Bersuit), a la que le siguieron media hora después la banda indie Intrépidos Navegantes (constituida por dos integrantes rosarinos y dos porteños).

“Una de nuestras cuentas pendientes era colaborar, además de con Cerati, con Spinetta”, se lamentaba en la zona de camarines, mientras esperaba el llamado para tocar Víctor Bertamoni, guitarrista de Estelares, al caer en la cuenta de que el domingo se cumplieron tres años de la partida del Flaco. Aunque Manuel Moretti había advertido previamente que la “cuestión artística del rock argentino está a salvo”. Y la verdad es que, ante la inanición conceptual que padeció la escena en los últimos años, el sexteto, que en el segundo semestre de 2015 se embarcará en la conquista de América latina, es un aliciente para sostener que no todo está perdido. Lo mismo consideraba ese público que, más allá del plan familiar o contemplativo, pogueaba y atendía, y que comprendía que una canción como “Aleluya” puede estar exenta de la connotación religiosa, que recibe con beneplácito el melodrama italiano, y que, por sobre todo, tiene la certeza de que las tardes de bajón o de tormenta se repelen con temas que aún creen que existen los días perfectos.

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