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Viernes, 20 de febrero de 2015
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SCIAMMARELLA TANGO, UN CONJUNTO FEMENINO Y MULTINACIONAL

“Nos atraen los tangos históricos”

Integran la agrupación una coreana, una ucraniana, una chilena, una mexicana, una argentina de Bahía Blanca y otra de Mar del Plata. Recrean tangos del pianista Rodolfo Sciammarella y canciones de un viejo repertorio “francocriollo”. Actúan hoy en Pista Urbana.

Por Cristian Vitale
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El grupo nació en 2013, cuando se cumplían cuarenta años de la muerte de Sciammarella.

Hanel Yeon es pianista, bandoneonista, surcoreana y casi no habla en público. Murmura, apenas, que migró desde Buheón a Buenos Aires “sólo por el tango”. Fue hace siete años y sus compañeras (una ucraniana, una chilena, una mexicana, una argentina de Bahía Blanca y otra de Mar del Plata) lo ratifican. “No le gusta hablar, pero con esto alcanza ¿no?”, es el chiste en conjunto. Un conjunto femenino y multinacional que se expone ante Página/12 para revelar su paradoja central: recrear tangos del –tal vez– más argentino y peronista de los tangueros: Rodolfo Sciammarella. “Fuimos descubriendo cada uno de sus tangos, y nos parecían interesantes tanto como su contexto histórico”, orienta Denise, gestora y cantante del proyecto, cuyo apellido coincide ¿azarosamente? con el del creador de “Besos brujos”. “No sé si tengo algo que ver con él... por su hijo sé que los Sciammarella son de un pueblo de Calabria en el que estuve varias veces, y es posible que tengamos algún parentesco. Pero prefiero decir que no, porque si digo que sí, la tarea de celebrar sus tangos parecería obra de un mandato familiar”, aclara ella, que es licenciada en Física, además, y que vivió diez años en París investigando sistemas inspirados en las cuerdas vocales para la CNRS, el organismo oficial de investigación francés.

Reordenando, entonces: el Sciammarella Tango es un quinteto –a veces sexteto– femenino y cosmopolita que recrea piezas del gran Rodolfo, pero no por imperio de apellido y sangre, sino por gusto. Por pasión. Por interés ético y estético. Nació en 2013, cuando se cumplían cuarenta años de la muerte del pianista y, además de Denise, lo conforman Cindy Harcha –la chilena– en bandoneón y arreglos; Perla Flores –la mexicana– en primer violín; Geraldina Carnicina –la bahiense– en contrabajo; Mariana Atamás –la ucraniana– en segundo violín y Yeon –la coreana silenciosa– en piano. “Quiero aclarar que cuando nos transformamos en sexteto instrumental, Yeon pasa al bandoneón y el piano lo toca una japonesa: Shino Ohnaga”, informa la fundadora del proyecto, durante la previa de la presentación que será hoy a las 21.30 en Pista Urbana (Chacabuco 874), con Osvaldo Peredo como cantor invitado. “Obviamente que vamos a tocar los clásicos de Sciammarella, pero también lo que da sustancia a otro de los rasgos del grupo, que son los tangos francoargentinos como ‘Luces de París’, que aparentemente está inédito; o ‘Un argentino en París’, de Héctor Grané, que fue editado en Francia y no ha llegado hasta aquí. Otro que estoy esperando que me manden de allí es ‘Lutecia’ –ex nombre de la capital de Francia–, compuesto por Héctor Stamponi. Y también ‘Francesita’, la chanson francesa que cantaba Gardel y que ponía locos a los tangueros argentinos”, se ríe Denise.

Son las piezas francocriollas que acompañarán los clásicos de Sciammarella, a quien algunos pocos aún suponen creador de “La Marcha Peronista”, pero a quien nadie le niega el tacto de su pluma en “Arrepentido”, la mencionada “Besos brujos”, “De igual a igual”; “Salud, dinero y amor” o “Quién hubiera dicho” –los clásicos–, más algunos rescates septuagenarios y casi ocultos como “La mucamita”, “Cuando un viejo se enamora” y “El gordinflón”. “Son los tangos cachada, que eran un poco burlones, pero al mismo tiempo cariñosos. Siempre recordamos en los recitales que Scalabrini Ortiz decía que ‘cachar’ era burlarse sin socarronería”, sostiene Denise. “Sí, un gesto de complicidad chacotona con la víctima”, precisa Hacha, bandoneonista, arregladora y directora, formada bajo las estelas de Ramiro Gallo, Néstor Marconi y Federico Pereiro; y fogueada como segundo bandoneón del sexteto Vale Tango, primero del sexteto Pa’ que Bailen, y de China Cruel, otra agrupación de tangos hechos por mujeres. “Me vine de Chile porque si me quedaba allá iba a tocar los mismos diez tangos toda la vida y no era la idea”, se ríe ella. “Vine por un año, me empecé a quedar y me quedé.”

Similares fueron los casos de Hanel –dicho está–; de Perla Flores, violinista egresada de la Universidad Autónoma de Zacatecas, México, actual integrante de la Orquesta Sinfónica Nacional y con pasos por la Orquesta Escuela de Tango Emilio Balcarce, la típica de Ariel Ardit y el Sexteto Vale Tango. También el de Atamás, la violinista nacida en la ciudad ucraniana de Vatútino y radicada en Buenos Aires desde 1999. “Llevó media vida viviendo acá, y cuando me convocaron para este proyecto me pareció interesante desde el principio, por el repertorio, y por la idea de revivir tangos olvidados. Por supuesto que hay un vínculo amistoso entre todas y ésta es una clave para el éxito... hay un vínculo de placer musical y humano entre nosotras”, se explaya ella, en un castellano perfecto. “A mí también me atrae especialmente lo histórico que hay de fondo, sobre todo en los recitales... esto de rescatar tangos tan viejos como ‘El gordinflón’, que además nunca han sido grabados, y explicarlos en los recitales es un buen aporte”, refuerza Carnicita, la contrabajista bahiense, y le pone puntos suspensivos a una propuesta que, claro, refrendará su impronta esta noche.

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