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Viernes, 7 de agosto de 2015
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Attaque 77 celebra los 25 años de El cielo puede esperar

“Describíamos lo inmediato, el choque de todos los días”

El segundo disco de la banda punk fue el que les abrió las puertas del reconocimiento masivo, especialmente gracias a la canción “Hacelo por mí”. El festejo será mañana en el Malvinas Argentinas y están invitados todos los que participaron del álbum.

Por Yumber Vera Rojas
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“No hacíamos canciones para un grupo de gente. Sabíamos que queríamos llegar a oídos de cualquier persona”, aseguran los Attaque 77.

Seis años después de la salida de Estallar, el último trabajo de estudio de Attaque 77, y el primero de la banda sin su otrora vocalista, Ciro Pertusi, el trío tiene otras prioridades antes que entrar a grabar su tan esperado decimosegundo álbum. “Hace un par de años que estamos en ese proceso. La verdad es que lo hacemos sin ningún apuro”, advierte Mariano Martínez, actual vocalista líder y guitarrista del ya legendario grupo argentino de punk, en un bar de Palermo Soho. “No sé si lo dijimos, pero no lo sacaremos en 2015 sino más adelante. Nos tomamos un tiempo adicional para hacer algunas cosas que por ahí interfieren con el proceso del disco, como la gira que llevamos adelante por España. Estamos en medio de un reordenamiento. ¿Viste cuando abrís el cajón y hay muchos papeles para tirar? Así nos sentimos. Por eso es un buen momento para hacerlo, porque podremos dar el nuevo paso con firmeza. De manera que, por ahora, no voy a dar ninguna fecha.”

Lo que sí es vox populi, porque además es una consecuencia de este hiato discográfico, es que Attaque 77 celebrará mañana, a partir de las 18 en el Malvinas Argentinas (Gutenberg 350), el primer cuarto de siglo de El cielo puede esperar: un álbum que no sólo los disparó a la fama, sino que se convirtió en un clásico del rock argentino. “El 1º de enero, poco luego de la medianoche, me di cuenta de que cumplía 25 años”, recuerda Martínez. “Y ahí nomás le escribí un mensaje de texto a él (Luciano Scaglione, bajista de la banda) para comentarle que podríamos celebrar sus cumpleaños. El cielo... representó un boom para nosotros porque fue el primero de nuestros discos que se vendió a nivel masivo. Así que ese aniversario es una excusa que está buena más para el público que para nosotros. Para los que les tocó vivir esa época será una especie de encuentro de egresados, mientras que para los más pendejos es una buena oportunidad para ver ese repertorio en vivo.”

–Pero las canciones de ese disco son fijas en sus shows...

Mariano Martínez: –No tocamos todos los temas. Hay algunos que no son parte de nuestros recitales desde hace mil años, como “No te pudiste aguantar”, “Sólo por placer”, “Un momento de meditación” y “Tiempo para estar”. Por lo menos, la mitad del disco. Pero siguen estando clásicos obligados de la talla de “Hacelo por mí” o “El cielo puede esperar”, que recrearemos en esta ocasión tal cual la grabamos, porque estuvimos haciendo una versión que no tiene nada que ver con la original.

–Considerando que aquel disco no tenía invitados, ¿qué aliciente adicional tendrá la celebración?

M. M.: –Claro que tuvo invitados. Diego Blanco, de Los Pericos, tocó los teclados ahí. También estuvo Juanchi Baleirón, que fue el productor. Ellos quizá sean parte del show, al igual que Ciro Pertusi y el Chino Vera, que fue el bajista de esa época. Aunque no vamos a revelar quiénes participarán, queremos que esté toda la que gente se involucró con ese disco.

–En el caso de que Ciro Pertusi decida sumarse, ¿cómo será la propuesta?

M. M.: –Estamos armando el show. Pero no creo que Ciro, quien está invitado y con quien tenemos una buena relación, tenga el tiempo para meterse en el grupo de nuevo, para cantar el recital completo, porque seguramente eso no va a ocurrir.

–Sería raro que no participe ni siquiera como invitado, porque él fue el que le puso voz a ese repertorio...

M. M.: –Tuve un grupo llamado Cabeza de Navaja, donde Ciro cantaba. Sin embargo, cuando hicimos Attaque, su hermano ocupó ese rol y él pasó a tocar el bajo. Al salir Federico Pertusi de la banda, poco antes de grabar El cielo..., Ciro se convirtió en el nuevo vocalista, que era algo que sabía hacer muy bien, y el Chino, quien era un conocido nuestro del ambiente, se convirtió en el bajista. Entonces, con esa formación, la energía se renovó. Pero años después, Ciro se fue del grupo...

–Entre su primer disco, Dulce Navidad, y El cielo... pasó apenas un año, por lo que sus canciones son contemporáneas. ¿Qué cambios, además del reemplazo de vocalista, hubo entre un álbum y otro?

M. M.: –Si bien hubo cambios, no creo que hayan afectado en lo comercial. El primer disco lo produjo Michel Peyronel, mientras que el segundo lo hizo Juanchi. Lo que sí pasó es que éste último vio en “Hacelo por mí” algún tipo de posibilidad de que fuera un hit, por lo que, una vez en el estudio, hizo un laburo de producción distinto. Aunque pienso también que otra diferencia radicó en la manera en que agrupamos los temas. Por lo demás, no encuentro diferencias en nuestro modo de componer, porque lo hacíamos todo el tiempo. Así que siempre teníamos canciones nuevas.

–¿Quedaron temas fuera?

M. M.: –Sí, claro. En Angeles caídos, que fue nuestro siguiente disco, incluimos temas que estaban dando vuelta en esa época, entre los que se destacan “Muy sucio para vos”, “Por qué te vas”, que era un cover, y “Lo que quieras”. En los inicios del grupo teníamos más de 30 canciones y seguíamos componiendo a ese nivel. Por eso se fueron acumulando. Es más, muchos años después, en álbumes como Todo está al revés y Amén, grabamos temas de aquel tiempo.

–Martínez, usted es coautor de “El cielo puede esperar” y de “Hacelo por mí”, que son dos temas que contrastan líricamente en su repertorio, porque el primero apunta a lo social, mientras que el otro se apega al amor. Si bien fueron los tópicos entre los que se debatió el disco, ¿lo planificaron de esa manera?

M. M.: –De una punta a la otra... Al momento de componer, nunca premeditamos hacia quién iba dirigido el mensaje. Simplemente, la idea del grupo, desde un principio, era nuestro modo de expresarnos. Hablábamos de lo que necesitábamos sacar para afuera. En ese sentido, en una semana de la vida de cualquier persona ocurre todo eso. Un día tenés una sensación esperanzadora, pero al día siguiente puede que te bajás al desánimo o al enojo. Por ahí es un poco ciclotímico, aunque nos pasa a todos. Lo bueno del ejercicio de componer es que hablás de lo que sentís.

–¿La canción que le da título al disco está basada en la película homónima de Ernst Lubitsch o en la de Warren Beatty?

M. M.: –No está basado en esas películas...

–Pero es una canción que roza con el nihilismo propio del punk, además de que presenta a una Argentina distópica. ¿Qué la inspiró?

M. M.: –Parecía que nuestro propio autoboicot se había vuelto atractivo. Cuando el punk es absorbido por el mainstream, deviene en una crisis que lleva mucho tiempo poner en un lugar real. Eramos chicos que sentían que no tenían un lugar en ningún lado. Debido a que había discoteca, Cemento se convirtió en mi segundo hogar... y en algunos momentos en el primero. Nuestro propio modo agresivo de ser, de decir y de generar música se transformó en algo atractivo para el afuera.

–A diferencia de la primera generación del punk argentino, más próximo a lo político, su generación era más existencialista y situacionista. ¿Por eso su barrio, Flores, fue el escenario de muchas de sus canciones?

M. M.: –El barrio estaba metido ahí, así como el 143, que era el colectivo que tomábamos para ver a nuestras novias. Describíamos lo inmediato, el choque de todos los días. Lo nuestro pasaba por lo de conciencia individual para generar un cambio colectivo. Fue una idea. En aquel momento, el alcohol y las drogas podían ser más transgresores, y hoy no lo son. Ya no es una actitud rebelde. Por ahí más provocativo es ser lúcido. Estábamos en la calle. Se hablaba de eso. Aún lo estamos. Las cosas no cambian porque a tal edad te dedicás a algo y hoy a otra cosa.

–¿Cómo era en ese momento la escena punk de Buenos Aires?

Leo De Cecco (batería): –Podríamos decir que formamos parte de la segunda generación de punk, porque la primera ya había pegado con “Uno, dos, ultraviolento”, de Los Violadores, cuatro años antes. Y en ese momento, tocamos en la presentación de Invasión 88, que eran dos Cementos a full, con todas las bandas. Aunque quizá no era tan masiva.

Luciano Scaglione: –Había una escena previa, pero con Attaque cambió todo.

M. M.: –Fuimos banda emparentada con el punk que se hizo masiva a un nivel descontrolado. “Uno, dos, ultraviolento” la conocían los consumidores de rock, mientras que “Hacelo por mí” la cantaba hasta la señora de la casa. Quizá fue la única vez que pasó con una banda de ese estilo de música.

–¿Los sobrepasó ese repentino estrellato?

M. M.: –Me provocó muchos complejos...

L. S.: –La realidad de los integrantes y de la historia de Attaque era muy honesta en ese sentido. El under era muy violento y peligroso. Salir con una cresta y una campera de cuero, o con un aspecto medio rockero, en esa época, en la que todavía existía la locura policial de la dictadura, era denso. Había un montón de realidades que empezaban a chocar en esa situación de tener una gran exposición.

M. M.: –Sin embargo, teníamos claro que nuestra música era para todo el mundo. No hacíamos canciones para un grupo de gente. Sabíamos que queríamos llegar a oídos de cualquier persona. Lo que nos interesaba era mejorar como músicos. Teníamos claro que lo que pasaba no tenía que ver con nosotros. Era una circunstancia que difícilmente podíamos manejar. Lo que sí podíamos era tratar de hacer mejores canciones.

L. D. C.: –Tocábamos dos o tres veces por noche, pero no nos dimos cuenta de la masividad hasta que “Hacelo por mí” se convirtió en la cortina del programa de televisión.

–¿Les chocó sonar ahí?

M. M.: –No, para nada. Nos dimos cuenta inmediatamente de que ésa era una puerta para hacer llegar nuestra música a todo el país. Dijimos que sí porque queríamos tocar para todo el mundo. Estábamos convencidos de nuestra música, por lo que no teníamos ningún complejo de pararnos frente a cualquier cámara.

–¿Quién eligió la cortina para ese programa? ¿Mario Pergolini?

M. M.: –No creo. Me parece que a él lo eligieron como cara del programa, porque estaba en ascenso, al igual que nosotros. Los productores estaban entre dos opciones: “Sobredosis de TV” y “Hacelo por mí”. Pensé que iban a elegir el tema de Soda Stereo porque queda mejor, pero al final optaron por nosotros.

–El disco salió en medio del recambio de década, lo que terminó proyectándose en el rock argentino. ¿Cómo vivieron esa transición?

M. M.: –A Rata Blanca le pasó lo mismo que a nosotros con “Hacelo por mí”, pero con “Mujer amante”. Por lo menos, en aquel momento había un oído selectivo del gran público y de determinado sonido, ritmo o melodía, a diferencia de hoy, que una canción exitosa puede ser cualquiera.

–¿Qué importarían de aquella época a ésta?

M. M.: –Los grandes estudios de grabación siguen estando ahí y aún es mejor grabar en ellos. Al igual que los discos de vinilo, que siguen sonando mejor que la música digital. No lo pudieron mejorar. Lo de ahora con lo de antes, lo que se combina, es que el artista puede tomar sus decisiones. Las compañías antes marcaban cuándo se terminaba tu carrera, pero los músicos de ganaron un espacio que es inamovible.

–¿Notan la influencia de El cielo... en el rock argentino?

M. M.: –Y sí... Desde bandas de barrio hasta grupos de Chile, Perú o Colombia. Si bien no me la paso fijándome tanto en eso, me provoca un poco de rebeldía cada vez que me dicen: “Ustedes son influencia de...”. No me gusta verme así.

–¿Y cómo querían verse en aquel momento?

M. M.: –Queríamos ser un grupo emparentado con el sonido del punk ‘77, con los Ramones, pero con el laburo vocal de bandas de los ’70 como los Beatles, los Kinks y los Beach Boys. Era nuestro anhelo. Siempre navegamos hacia eso. En los discos y en los shows, intentamos demostrar que el punk no es como se lo suele ver.

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